miércoles, noviembre 22, 2006

El aparatito de Lumiere - THE QUEEN


THE QUEEN

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No esta siendo publicitada todo lo que debiera, pero la verdad es que esta producción británica dirigida por el veterano y eficaz Stephen Frears a parte de ser una auténtica delicia es de lo mejor que ha llegado a la cartelera en los últimos meses. Frears es un director que en la década de los 80 se destacó por su cine social y costumbrista sobre la realidad social británica del momento (anti Tatcher total), pero que a raíz de su éxito internacional con su primera producción norteamericana, la adaptación de la novela Las amistades peligrosa , comenzó a acomodarse en la comercialidad en la década siguiente en sus sucesivas producciones en la meca del cine. Otra vez en el Reino Unido, Stephen Frears recupera un pulso genial que parecía haber perdido gracias a una sugerente historia con la mismísima Reina Isabel II de Inglaterra y toda la Royal House como protagonistas.

La apuesta era arriesgada y valiente: un film con la reina Isabel como personaje central que indagase en las trastiendas de la Familia Real inglesa y que reflejase todas las contradicciones, grandezas, miserias y absurdos del puesto de monarca en un país cuya ancestral confianza y cariño en la monarquía comienza a tambalearse. Para contar esto, se necesitaba un buen punto de partida (un McGuffin, que se llama en el cine), y en lugar de inventarse una situación ficticia, que podía haber sido una elección valida, se ha optado por un impactante hecho real que marco una especie de antes y después en el reinado de Isabel de Windsor: el fallecimiento de Lady Diana de Gales en 1997 y la reacción posterior de la Familia Real- que ya no guardaba parentesco con diana, divorciada del Principe Carlos- ante este hecho y la conmoción que causó en al opinión pública británica. Testigo de excepción: el prácticamente recién llegado Primer Ministro Tony Blair, el verdadero catalizador de la acción narrativa.

The Queen trata de mostrarnos a un Familia Real totalmente perdida y confusa ante una situación límite a causa de todo el absurdo protocolo que la envuelve, su propia asunción de condición “semi-divina” y sobre todo el desprecio que sentía en sus últimos años por la fallecida, Lady Di, auténtica máquina de generar escándalos y que estaba dejando a su ex marido y por ende a toda la Royal Family a la altura del betún, según ellos. Helen Mirren, veterana y prestigiosa actriz británica encarna con absoluta credibilidad a una reina en la picota, que comienza a despertar las iras de sus súdbitos ante su impasible y fría reacción ante la muerte de la querida “princesa del pueblo”. Tony Blair (encarnado por un tal Michael Sheen que nada tiene que ver con los Sheen de toda la vida), en sus primeros meses como Premier, se topa por medio del trágico suceso ante la mas cruda realidad de la monarquía británica: una reina atada y condicionada como ser humano por su cargo de soberana que se muestra incapaz de mostrar algún gesto de humanidad. Y precisamente, en lo que se centra la peli es en los magnos esfuerzos de Blair por condescender con el pueblo llano, ante el silencio de la Familia Real, organizando el funeral que Lady Diana se merecía según los británicos, lo que le provocara fricciones con Su Graciosa Majestad.

En realidad, poco importa sin las cosas en aquel verano de 1997 pasaron de igual modo como describe la película, y si Tony Blair actuó tal y como nos muestra el filme. Todo está narrado de manera tan verosímil, honesta y sincera, que realmente cuesta creer que a veces se esta exagerando (porque casi seguramente se exagera). Frears ha hecho su mejor película en muchos años, mostrando con total credibilidad a la Reina Isabel y a su familia, mas allá del ramillete de telefilmes sensacionalistas que en los últimos años se han venido rodando sobre la Familia Real Inglesa. Y es que la Reina Isabel, toda la institución monárquica son tratados con respeto, ternura y desprecio al mismo tiempo, sin que el contradictorio cóctel chirríe en algún momento. El costumbrismo de la vida de la Familia Real esta excelentemente tratado con unos diálogos y retratos que gozan de total y espontánea credibilidad, parte de ello debido al genial trabajo de una estupenda Helen Mirren, que a parte de estar perfectamente caracterizada tiene una credibilidad absoluta como la reina inglesa. Merece un oscar. Alex Jenning, el actor que da vida al príncipe Carlos, en la peli eslabón entre la tradición monárquica más rancia y la evolución ante los nuevos tiempos, cumple su papel con nota (son especialmente trascendentes sus escenas con Tony Blair). James Cronwell da vida al Duque de Edimburgo también con convicción. Por su parte, la acción que se desarrolla en el entorno de Downing Street también tiene su punto, con los tiras y aflojas con al influyente prensa británica y con un Michael Sheen que pese a que su parecido con el mandatario británico sea mas que discutible (aunque le han clavado en el peinado), calca los gestos y tics de Blair a la perfección: parece que estamos ante el verdadero Primer Ministro.

Una película inteligente y genial, en la que tal vez sobra algún momento excesivo, pero que sabe reflejar la metáfora sin caer en la pedantería (veáse la escena del ciervo y de la reina perdida en el bosque escocés con su Land Rover). Es curioso, una película antimonárquica que tratar de dejar en buen lugar a la monarquía británica y de hacer comprender lo delicado de su posición y el porque de su actitud. Una película totalmente recomendable que justifica el gasto de euros en taquilla.

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