sábado, septiembre 16, 2006

EL APARATITO DE LUMIERE: DESAYUNO EN PLUTÓN

DESAYUNO EN PLUTON

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Estrenada sin gran publicidad, la última película del gran cineasta irlandés Neil Jordan (Juego de lágrimas, En compañía de lobos, The butcher boy) ha resultado ser una buenísima cinta, de lo mejorcito que se encuentra en este momento en la cartelera, además de ser tal vez la mejor película de Neil Jordan en mucho tiempo, tal vez su obra maestra. En realidad, nos volvemos a encontrar con dos temas ya antes recurridos por el director irlandés: el IRA y la ambigüedad sexual, una mezcla imposible que ya aparecían de manera alucinante en una de sus mejores obras, Juego de lágrimas (The crying game) (1992). En esta ocasión tal mezcla esta servida de manera diferente, ya que el problema de la violencia en Irlanda del Norte no tiene un carácter tan principal como en aquella película, sino mas de trasfondo (aunque como condicionamiento total e inevitable), mientras que la confusión de la identidad de género y el canto a la libertad de opción sexual es la columna vertebral de la peli, una deliciosa comedia excéntrica y colorista, ambientada en los años 70, que nos cuenta la surrealista y alucinante historia de Paddy, llamado “Kitten” (gatita) o Patricia, un joven de una pequeña ciudad Eire cuyos mayores deseos son llegar a ser un día una mujer (de hecho se viste y se comporta como tal desde su adolescencia) y conocer a su verdadera madre, quien lo abandono siendo un bebe en la puerta de la casa del sacerdote del pueblo, el Padre Liam (Liam Neeson), quien a su vez lo entrego para ser adoptado a una desagradable viuda. Con una visión bastante distorsionada de la realidad Paddy “Gatita”, crece oyendo baladas melódicas, inventándose extravagantes historias sobre su verdadera madre (a quien identifica con la starlett Mitzi Gaynor), oyendo día si y día también crónicas de los héroes luchadores por Irlanda y provocando escándalos en su entorno por su pluma y su tendencia al travestismo.

El actor Cillian Murphy borda el encantador personaje de Paddy: una “loca” excéntrica, sin prejuicios, y sobre todo muy valiente, que con su arrolladora y fantasiosa personalidad desmonta los esquemas de una sociedad gris, tenebrosa y marcada por el drama y la tragedia como era la Irlanda los años 70. Con una caracterización increíble (a ratos parece una chica de verdad), Murphy se postula como un más que prometedor actor gracias a esta antológica interpretación: suena a Oscar. Con una acción que abarca varios años, Desayuno en Plutón es la historia de una búsqueda desesperada, la de Paddy-Patricia por encontrar a su madre, lo que le llevará a hacer un accidentado y surrealista viaje de Irlanda a Londres para conocer a su progenitora, pero que tendrá otros efectos, uno de ellos el de la reafirmación de la identidad sexual del/la joven haciendo frente a todo tipo de prejuicios a base de evasión de la realidad. Un suceso trágico, la muerte de su amigo de la infancia Lawrence, afectado por el síndrome de Down, a causa de un error en la desactivación de una bomba, será la “explosión” que precipite los acontecimientos y sumerja a nuestro protagonista en diversos mundos (el del espectáculo del vodevil, el de los soplones del IRA, el voyeurismo) en los que increíblemnte todo esta relacionado y el es el hilo conductor. Una alocada road movie, en fin, donde el destino le jugará alguna mala pasada de la que saldrá victorioso, y en donde la imaginación se transformará en realidad.

Con un guión muy ágil y dinámico, la película se apoya en un excelente reparto en donde a parte de Murphy y Nelson, se encuentran otros actores irlandeses de fama internacional como Stephen Rea, actor fetiche de Neil Jordan quien interpreta a un caradura ilusionista que establece una sorprendente alianza con “Kitten” o Brendan Gleeson como un simpático actorcillo buscavidas. Ian Hart y los músicos Bryan Ferry y Gavin Friday (una institución en el rock irlandes, íntimo de Bono), quien interpreta a un descacharrante líder de una banda de Glam rock que se lleva a Kitten de groupie, complementan una curiosísima galería de excéntricos personajes secundarios, entre los que se encuentran los amigos del alma de Paddy-Kitten, metidos en diversas problemáticas y quienes en última instancia agradecerán todo al protagonista.

La ambientación de los 70 (que incluye el rollo disco, el Glam) esta perfectamente conseguida. La banda sonora es un curioso y bizarro cajón de sastre donde se encuentran temas discotequeros de entonces como el Sugar Baby Love de The Rubbettes, baladas de Morris Albert o Bobby Golsboro, un par de magníficos temas del el primer LP de Van Morrison, T-Rex o incluso la sintonía de la mítica serie infantil de la BBC Los Wombles, que en castellano interpretaban Enrique y Ana. Una película muy divertida, agradable y que deja un magnífico sabor de boca. Una opción totalmente recomendable.

viernes, septiembre 15, 2006

BILBAO, ¿UNA CIUDAD QUE MARCA TENDENCIAS?



Fue el llamado “Efecto Guggenheim”, ese del que se hablaba en 1997 cuando en la capital vizaina se inauguró aquel psicotrónico edificio diseñado pro el vanguardista arquitecto Frank Gehry y que iba a albergar un museo de arte moderno propiedad de la Fundación Guggenheim, aquella que ya tenía aquel otro famoso obra de Frank Lloyd Wright en NYC y que aparece en todos los libros de arquitectura y de arte moderno Pero lo fue también esa increíble transformación, esta mutación salvaje que desde finales de los 90 y bajo la sinuosa sombra de la galería experimentó la ciudad de Bilbao, dispuesta a despojarse de los escasos restos de su pasado industrial que aún persistían no ya en su economía o en su imagen sino en la mente colectiva y en la cultura de sus habitantes. Ya no había acero, ya no había barcos, ya no había humo, desde principios de los 90. El “cielo metalúrgico” de Zunzunegi que se extendía hasta la margen izquierda del rio Nervión había dejado paso a un cielo cantábrico neutro, tan gris y nuboso como el de Gijón, Donosti, Santander. También lo era así antes, solo que ahora era menos rojizo y abrasado. Lo cierto que en los últimos 10 años Bilbao, nueva ciudad de servicios, ha ido transformándose, limpiando su cara, reverdeciéndose. Ya es una ciudad elegante, contemporánea, provista de todos los minuciosos detalles necesarios (esculturas urbanas, parques de diseño, lujosos hoteles modernos, espacios de respiro, puentes sobre la ría) para convertirla en una ciudad de indudable tirón turístico y de lujosa factura estética. Porque la reinvención de Bilbao, por bastante intrascendente y desapercibida que pase para muchos de sus habitantes, es toda una metáfora de la regeneración, y además sin romper absoluto con el pasado y con la tradición, esa cosa que por suerte o desgracia nos gusta mucho (demasiado) a los vascos.

Sin obviar lo mucho que aún queda pro hacer para que Bilbao tenga una óptima calidad de vida y sin olvidar que la gestión de la ciudad y de su nueva encarnación es mejorable (y dando tiempo a que se desarrollen los nuevos proyectos que se pretenden hacer), es evidente que Bilbao se ha encontrado a si misma como una ciudad ¿moderna? ¿europea?, ¿mas europea, ejem, que española?. Publicaciones y páginas web de todo el mundo ya bien sea sobre turismo, moda, gastronomía, ocio, arte, cultura ya parecen haber dictado una sentencia: Bilbao marca tendencias en el arte, en las costumbres, en la moda. ¿Es esto así? ¿En que se basan?

Algo ha cambiado en los bilbainos y bilbainas, en sus últimas generaciones, especialmente, algo que les ha hecho conscientes de ser habitantes de una nueva ciudad, donde la ría ya no es marrón y en sus orillas paseos y parques de tiralíneca belleza reemplazan a grises muelles y abandonados astilleros y en donde los visitantes de toda procedencia vienen atraídos por el brillo metalizado de ese imponente edificio, tal vez convencidos de que es una señal inequívoca de que se encontrarán con una vanguardista y estéticamente transgresora eurocity a la altura de Berlín, Ámsterdam, Barcelona, París, Milán. Muchos ciudadanos de Bilbao ya saben que, al menos por el momento, Bilbao esta bastante lejos de dichas ciudades, estética y ecológicamente hablando, pero ya existe la conciencia mas o menos generalizada de que su ciudad es capaz de brindar oportunidades de ocio, económicas y de calidad de vida que en el pasado no tenía y de las que muchas otras grandes urbes del Estado Español carecen en la actualidad. Cada vez afloran más “razas” cuya existencia anterior en Bilbao era minoritaria, invisible o sencillamente inexistente: clubbers, DJs de élite, diseñadores, artistas conceptuales, hosteleros con ideas innovadoras…la vida de ocio, un indicador bastante (por no decir totalmente) fiable del grado de modernidad de una ciudad parece que corrobora el nuevo status de la ciudad vizcaina como espacio de nuevas tendencias. Pero no nos engañemos, cualquiera puede darse cuenta de que este nuevo ocio contemporáneo en Bilbao no ha hecho si no nacer y que a la criatura aún le queda crecer. Pero por el momento, sus primeros pasos parecen prometedores. Cafeterías, pubs y bares de novedosos diseños y decoraciones ya se han consolidado, y estos y locales de actuaciones, galerías de arte y espacios culturales experimentales (no voy a decir nombres) figuran en las guías de ocio, culturales y artísticas de todo el mundo.

El nuevo Bilbao ya esta en el mapamundi. En las guías turísticas. Y citado como una de las ciudades más importantes de la geografía ibérica. Con el Efecto Guggenheim como detonador de un miniboom turístico que ha sido el origen del boca a boca que ha convertido a Bilbao a ojos del resto de la humanidad (y no de los propios bilbainos) en una ciudad asociada a la palabra modernidad. Lo es, la verdad, aunque aún tenga que convivir –como no podía ser de otra manera- con su poderosa imagen del pasado. Es curioso como incluso el Casco Viejo bilbaino (las siete calles de toda la vida) ha experimentado también cierto cambio en su atmósfera, en sus rincones, en sus aceras. Persisten los bares de toda la vida, los de los txikiteros; pero algo nuevo se observa en muchos bares y restaurantes (la gastronomía tenía que verse afectada en esta transformación, de una u otra manera) una veta de modernidad que torpemente intenta introducirse en un dificilmente renovable monolito totémico de la vida diaria. Insisto, los cambios aún no han hecho más que empezar: Veremos como transcurren.


Increíble, Bilbao hoy es vanguardia. Tiene al Guggenheim como punta de lanza, como nuevo icono y como su símbolo, algo de lo que carecía en el pasado; porque si Barcelona tenía la Sagrada Familia, Madrid la Cibeles, París la Torre Eiffel, Londres el Big Ben, Sydney el Teatro de la Opera, Buenos Aires el obelisco, Bruselas el Atomiun, ¿Qué tenía Bilbao? Bilbao es precisamente, en todo el mundo, la ciudad del Museo Guggenheim. Un museo de Arte Moderno en una ciudad moderna. Pero, ¿Bilbao llega a marcar tendencias en todo el mundo, como se ha llegado a decir desde algún medio de comunicación? (y no de Bilbao). Ya se ha comparado a la capital vizcaina con otras urbes que si que constituyen una probada influencia estética: Ámsterdam, Nueva York, Londres, Hong Kong, París. Uno, que no esta metido en este mundo de las páginas de estilo de periódicos y revistas no en las revistas de moda, no llega a apreciar ninguna difusión internacional de un “Bilbao Style” de repercusión internacional, y la verdad es tampoco se hasta que punto el estilo Ámsterdam o Venecia impregna la moda, el arte o la música (¿por que no?) de todo el mundo. Otra cosa es lo de la influencia de Viena, París o Londres, de larga trayectoria a lo largo del tiempo y con influencias fácilmente citables incluso por el menos lego en diversas manifestaciones de la cultura que van desde la literatura hasta los modos de vida. Sin ir mas lejos, Londres, si en otras épocas exporto su Swinging London y su pop, sus Angry Young Men o el punk, y hoy hace lo propio con su “club culture” o si Viena ha tenido al influencia secular de Gustave Klimt como renovador artístico a principios del XX, pro no hablar la revolución científica, intelectual y social que supuso el psicoanálisis, ¿que es lo que esta ofreciendo ahora Bilbao, estéticamente hablando, a la cultura occidental?


Se habla del “look de titanio”, en referencia al material externo con el que esta construido el museo, tal vez esto es evidente en la imagen de la ciudad, pero ¿en el de la gente? También de un tipo de vestir “étnico” en las nuevas generaciones, cosa que puede ser cierta si nos centramos en algunos colectivos mas alternativos, aunque yo mas bien me fijaría en toda esa amalgama estética efectivamente alternativa tanto masculina o femenina (porque Bilbao por múltiples razones sociales, culturales políticas y estéticas debe ser una ciudad alternativa y digámoslo, culturalmente “indie”) con múltiples ramificaciones muchas veces inconexas que pasan por el punk, el afterpunk, el movimiento okupa, el frikismo, la contestación radical, y últimamente la estética DJ Culture, Clubber y techno. Y sin olvidar la mezcolanza cultural que la inmigración esta provocando en Bilbao con las miradas puestas en el africanismo y el indigenismo americano, principalmente (de ahí lo étnico, posiblemente, pero ¿mas que en otras ciudades?) Dejemos a un lado a los buenrollistas (puaj!), que en Bilbao siempre han tratado de demostrar las (inexistentes) bondades de su imaginario estético e ideológico cuando en realidad no podrán nunca integrase en la dinámica de los cambios de una ciudad de los que son fervientes enemigos por motivos de puro ombliguismo.


¿Qué otras supuestas tendencias exportables hay en Bilbao?¿¿Esta el rollo arty? Esto es muy deducible en ciudades donde existen museos importantes especialmente si son de arte moderno (caso de Bilbao): Ahí tenemos NY, Venecia (lado moderno y clásico), Berlín, Viena. No se puede decir que Bilbao sea una ciudad mayormente arty, hace falta una mayor cultura artística por parte de sus habitantes (aunque ojo, la que se tiene actualmente en Bilbao no es moco de pavo), pero bien es cierto que, por influencia, algo se esta moviendo. Y si no, ¿qué hace tanta escultura y arquitectura moderna en las calles de Bilbao, ¿y que decir de los nuevos parques y plazas? Los nombres de Norman Foster, Akira Isozaki, Calatrava, Pelli o Mariscal ya son casi tan populares en el “botxo” como los de Don Diego, Casilda Iturrizar, Mari Jaia, Don Celes…No obstante, Bilbao será realmente una ciudad arty cuando encuentre su propia estética, algo que esta en vías de conseguir.

En definitiva, tal vez sea demasiado pronto para hablar de Bilbao como de una ciudad que marca tendencias. Se trata de ir por ese camino, eso si, pero este no es tan sencillo. Y es que las tendencias dentro de una ciudad pueden ser infinitas. Un paseo pro la calle Somera, en el caso Viejo, nos pone en contacto con el underground Bilbaino: Tiendas de ropa de segunda mano, posthippy o étnica; tiendas de rarísimos CDs de importación, establecimientos de tattoos; souvenirs de pop culture; articulos frikis; tiendas de cómic underground. Unas calles más cerca, los bares de txikitos y las tiendas de toda la vida. Todas las subculturas de la ciudad que van emergiendo y floreciendo tendrán algo que decir en progresiva transformación de Bilbao en una ciudad de vanguardia que marca tendencias, una transformación que esta en marcha y cuya encarnación definitiva aún no es exacta. Tal vez, sin la lacra que ha venido lacerando en los últimos tiempos este proceso adquiera una nueva y revitalizante dimensión.

domingo, septiembre 10, 2006

EL APARATITO DE LOUMIERE

Con este epígrafe comenzamos una seción que será habitual en este blog que es el de las críticas de cine. Podeís opinar sobre la peli si la habeis visto.

saludos!

Dr. Liet Kynes


ALATRISTE

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La esperada adaptación a la pantalla de la serie de novelas creadas por el escritor superventas español Arturo Perez-Reverte llegó por fin. Hasta el momento es la superproducción más cara del cine español y la ocasión lo merecía: llevar a la pantalla una historia ambientada en el convulso siglo XVII español, trufada de batallas, épica y una minuciosa descripción de los usos y costumbres de la época precisaba de un amplio despliegue técnico que por cierto, se ha llevado bastante bien, sin tener que envidiar nada a las superproducciones de Hollywood. Y por otra parte, el éxito de ventas que desde mediados de los 90 han venido obteniendo las cinco novelas de la serie era también otro reto ya que se trata además de adaptar una historia muy leída y gustada. Perez-Reverte, un buen escritor centrado en inteligentes best-sellers de intriga, aventuras o de novela histórica ya ha visto parte de su bien conocida obra en las pantallas con resultados más bien descritos. Esta, con mucho, es la mejor adaptación que se ha hecho de sus historias, de la que no ha echado pestes en ningún momento, algo habitual en el polifacético periodista-escritor-columnista de a veces pesadísima y presencia mediática y, por que no decirlo, de excesiva soberbia. Esto, en parte porque se ha involucrado estrechamente con el proyecto desde el inicio.


El capitán Diego Alatriste, espadachín a sueldo en el Madrid de la España de Felipe IV, se ha convertido en un personaje literario bastante popular por derecho propio. Surgido en 1996, en su primera novela El Capitán Alatriste, el personaje y sus aventuras pretendían ser un homenaje a los folletines de espadachines e intrigas palaciegas ambientados en los siglos XVII y XVIII y escritos en el siglo XIX que tanto éxito tuvieron en su época y han continuando cosechando con el paso de los años: las obras de Dumas como Los Tres Mosqueteros o El Conde de Montecristo u otras de Walter Scott , o menos conocidas como Las aventuras de Dick Turpin , se han convertido en inmortales y han acompañado la infancia y adolescencia de muchos lectores a lo largo de los años, entre los que se encontraba el propio Perez-Reverte, admirador confeso del género de capa y espada desde su niñez. Dicho homenaje a resultado ser un importante éxito editorial para la literatura española, generando además adaptaciones al cómic, juegos de rol, y versiones didácticas para escolares. Y es que las aventuras de Alatriste nacieron además con clara vocación de lección de historia, con una minuciosa documentación en acontecimientos, sucesos, vestimentas, costumbre, etc., pese a que la mayor parte de los acontecimientos que narra sean ficticios o reales fantaseados. Personajes inventados, como el propio capitán, conviven con personajes reales con acción novelesca propia (el escritor Francisco de Quevedo, el Conde-Duque de Olivares…) en unas aventuras inteligentes, tal vez poco originales, cuyo fin real es describir lo mas minuciosamente posible la decadencia de el Imperio Español en su llamado siglo de oro mediante el entretenimiento.

La adaptación que ha filmado y escrito Agustín Diaz-Yanes, director madrileño de escasa pero interesante filmografía, es digna con respecto a al fuente original y cinematográficamente soberbia. Los millones de su presupuesto han conseguido una ambientación del Madrid del siglo XVII visualmente perfecta, transmitiendo todo ese esplendor decadente de un imperio a punto de derrumbarse por la ineptitud de sus gobernantes y por la salvaje agresividad de su política exterior. Sus personajes, escenarios y atmósferas parecen sacados de pinturas del barroco español (Velázquez, profusamente homenajeado en los libros y en esta película) y decorados y vestuario son excepcionales (esos barrios de Madrid hediondos…casi se pueden oler). Hay muy buenas escenas de “suspense” y las de acción estan muy bien filmadas, especialmente los duelos a espada. Las batallas en Flandes tal vez no tanto, pero su realismo y como trata la crudeza de la guerra y de la batalla es espectacular.

Diaz-Yanes se ha rodeado de un reparto de lujo plagado de “estrellas” hispánicas pero encabezado por el norteamericano-argentino-danés Viggo Mortensen en el papel de Diego Alatriste quien ha cumplido con mas que creces su reto interpretativo de dar vida a un español del siglo XVII; y lo hace con total credibilidad, esforzándose por hablar con acento castellano aunque al final el resultado no sea digamos que perfecto y esas eses finales de cada frase o palabra suene forzadas y marcadas. Juan Echanove esta sobrerbio como Quevedo, amigo de Alatriste, Javier Cámara esta muy bien como el pérfido y falso Olivares, Ariadna Gil cumple como María de Castro, actriz amante del capitán, Elena Anaya esta irregular como Angélica de Alquezar, una especie de Milady de Winter a la española que no transmite la perfidia descrita por Perez-Reverte, yel jóven gasteizarra Unax Ugalde logra su mejor interpretación como Iñigo Balboa, discípulo díscolo de Alatriste que al final se convertirá en un espadachín de fortuna como su mentor, pese a su principios iniciales. El italiano Enrico Lo Verso, como el inquietante mercenario Malatesta, Eduardo Noriega, mediocre como el marques de Guadalmedina y Pilar Lopez de Ayala también intervienen, como Blanca Portillo (7 vidas) en un papel masculino: el inquisidor Padre Bocanegra; a ratos creíble pero otras veces no tanto. Hay también cameos de otras luminarias de la interpretación española, como parte del clan Bardem.

Alatriste, como las novelas originales, no es una película de aventuras y de batallas al uso, sino el retrato de una sociedad y una política que del esplendor ha pasado a la decadencia. Las historias originales utilizaban las aventuras y las intrigas como pretexto para mostrar a una sociedad corrompida y excesivamente belicosa que había terminado por convertir a sus antiguos y potenciales héroes en poco fiables seres movidos por la codicia, el odio, el dinero y la soberbia, tal y como le sucede a Altriste y al resto de mercenarios a sueldo. El propio Mortensen en su visita a España en la promoción del filme ha establecido un curioso paralelismo con la actual primera potencia mundial (como lo era hasta mediados del XVII España), Estados Unidos. De todas formas, lo malo que tiene el guión es que es una adaptación muy forzada de cinco novelas donde se narraban hechos y aventuras poco conexas entre si y por eso la película ha resultado un batiburrillo de situaciones que se suceden a la velocidad de la luz y donde muchas tramas pasan tan rápido que parecen inacabadas. La verdad es que era difícil adaptar estos textos y esa inconcreción del guión ha hecho que la película no sea redonda. Puede también que le falte emoción y pasión, algo muy importante para el cine épico. Sin embargo, Alatriste es una película cien por cien recomendable y el mejor film español del año.