jueves, marzo 01, 2007

El aparatito de Lumiere- EL LIBRO NEGRO


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Acertado regreso de Paul Verhoeven, el director de Instinto Básico, Robocop, y Desafío Total a su país, Holanda, después de que en los 90 y principios de los 2000 y tras el éxito comercial de Instinto Básico su carrera comenzase a hacer aguas. Desde hacía seis años no dirigía una película (la última fue El Hombre Sin Sombra, 2001) y desde mas de 20 no rodaba en Europa, aunque Los Señores del Acero (1986), coproducción europea filmada en España, estuviese rodada en inglés y para encontrar una película suya rodada en holandés tengamos que remontarnos a 1984, el año de El Cuarto Hombre. De regreso al viejo continente, el veterano director para rodar su nuevo filme ha recurrido a un hecho real acaecido en su país a finales de la II Guerra Mundial en los Países Bajos ocupados por los nazis: la historia de Rachel (Carice Van Houten), una atractiva joven judía que tras perder a su familia en una emboscada nazi cuando trataban de huir a la frontera belga junto con otros ciudadanos judíos, se enrola en la activa resistencia holandesa quienes le proponen aprovechar su atractivo para infiltrarse como poco menos que concubina de los nazis, en el cuartel general alemán de Ámsterdam con el fin de conseguir información sobre los movimientos de los nazis contra la resistencia y de tratar de liberar a los compañeros detenidos. Para ello deberá ocultar su condición de judía y actuar bajo otro nombre, aunque la presencia en el cuartel del asesino de su familia y la extraña atracción mutua con otro oficial alemán comienza a enrarecer y dificultar la misión.

Un thriller muy interesante y que se sigue con mucha tensión, realizado con oficio y con clase por un director de categoría. Múltiples giros de guión dentro de una trama enrevesada y con múltiples sorpresas, que refleja por una parte la esquizofrénica situación de una mujer que obligada a renunciar a su pasado para vengar la muerte de sus seres queridos se encuentra inmersa a partes iguales en dos mundos antagónicos y paralelos, pero que conseguirá un inesperado triunfo en el seno del enemigo mientras que sus teóricos amigos recelan de ella; y por otra parte, el filme muestra el hipócrita y tramposo juego de intereses de la resistencia holandesa y las múltiples traiciones internas que surgieron en el seno de este movimiento, en donde diversas fracciones- socialdemócratas, comunistas, judíos- en realidad estaban enfrentadas entre sí y en donde el egoísmo, la codicia y la mezquindad hacían acto de presencia. Imágenes y situaciones impactantes y reveladoras ilustran perfectamente estos hechos, dentro de un tomo minuciosamente realista y muy bien conseguido. Como era de esperar, Verhoeven no se corta a la hora de mostrar matanzas, torturas (físicas y psíquicas) y bestiadas varias, aunque su tono no sea tremendista en absoluto; como tampoco faltan escenas eróticas marca de la casa. La película en si es una inteligente crónica sobre la desmitificación del heroísmo y sobre la a veces inexistente línea que separa a los héroes de los villanos en tiempos de guerra, en donde en ocasiones los intereses van fabricando la heroicidad a medida, pero al final siempre será el tiempo el que coloque las grandes acciones en su lugar correspondiente, como bien sabrá la protagonista de la película.

domingo, febrero 25, 2007

El aparatito de Lumiere - CARTAS DESDE IWO JIMA





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Hace cosa de un mes, Clint Eastwood estrenó Banderas de nuestros padres, su crónica sobre la toma de la isla de Iwo Jima por parte del ejército norteamericano al final de la II Guerra Mundial. Tal y como es sabido, rodó casi simultaneamente otra película en el mismo escenario, esta cartas de Iwo Jima, que recoge el mismo hecho desde la perspectiva de los perdedores, el ejército japonés. La verdad es que con respecto a la anterior película los resultados han sido bastante mejores y además se confirma el estado de gracia que esta viviendo Eastwood como director en su madurez. De nuevo con el eficiente Paul Haggis en las tareas de argumentista (guionista de Million dollar Baby y director de Crash), aunque esta vez no firma el guión, y con Steven Spielberg en las tareas de productor, Cartas de Iwo Jima consigue ser algo mas que una película bélica sin recurrir a los típicos artificios de historia de superación personal o de conflicto interno de los personajes (de los que ya echó mano de manera irregular en la película “hermana” de esta), centrándose mas en el estado de locura colectiva, de desesperación y de miedo por parte de los soldados. El hecho de que se trate de la crónica de una cruel derrota da pie a mucho más material dramático que en Banderas de nuestros padres y en ese sentido esta película es un drama desasosegante e intenso que deja con bastante mal cuerpo al espectador, pero que merece la pena sin ningún género de dudas.

La historia refleja bastante bien la disciplina oriental militar y el peculiar código del honor japonés. La lucha entre el deber ciego y el instinto de supervivencia, con el miedo de fondo, es en lo que se debaten los soldados de a pie japoneses, abrumados ante las exigencias de sus superiores y conscientes de que han desperdiciado toda una vida luchando por algo que en un momento se ha desmoronado como un castillo de naipes La cueva donde un grupo de soldados se refugia ante lo desesperante de la situación sirve como metáfora de la huida ante un seguro final atroz refugiándose en los recuerdos, representados por varios flashbacks muy bien dispuestos. Hay escenas verdaderamente antológicas como la autoinmolación sucesiva a base de granadas de un grupo de soldados o el episodio en flashback del pasado de uno de los combatientes como policía militar en una pequeña aldea. El momento del bombardeo americano es también sobrecogedor, aunque en realidad las escenas bélicas propiamente dichas no sean lo más importante de la película.

Rodada en japonés, pese a que Eastwood no sabe ni papa de la lengua nipona, y estrenada también entre nosotros en VO subtitulada, tiene algunas escenas comunes con Banderas…, en incluso aparece brevemente uno de los secundarios yankis de aquella peli, además de intervenir otros actores nortemericanos como prisioneros de los nipones, los cuales protagonizan las escasas escenas rodadas en inglés que afortunadamente también se han dejado en Versión Original. Ken Watanabe, que interpreta a un alto oficial japonés que residió en EEUU, es el actor mas conocido internacionalmente de cuantos intervienen en esta nueva obra maestra de Eastwood. Una película dura pero extraordinaria que es posible que se lleva algún oscar.