miércoles, febrero 25, 2009

El aparatito de Lumiere - SLUMDOG MILLIONAIRE


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La gran triunfadora de los Oscar. Este encuentro entre Hollywood (y el Reino Unido) con la mayor industria cinematográfica mundial, la hindú, se ha saldado más felizmente imposible. No es ninguna artimaña comercial ni un intento por poner de moda en occidente el cine Bollywood, en unos años que lo hindú parece estar en muy en boga en el mundo de la vida cotidiana, de la comunicación y del entretenimiento. Tampoco es un mero divertimento tratando de imitar el estilo de una película de la India, ni tan siquiera un homenaje al país que más películas produce al año. Slumdog Millionaire es un gran película norteamericano-británica rodada y ambientada en la India y dirigida magistralmente por un cineasta tan hábil y total como el inglés Danny Boyle, el hombre que a mediados de los 90 dejo con al boca abierta a medio mundo con su ya clásico Trainpotting (1995), y tras unos años en que parecía que su estrella había declinado irreversiblemente, firma su obra maestra. Sería injusto omitir que Boyle esta década había hecho películas de calidad como 28 días después (2002) - que además fue un éxito de taquilla- , Millones (2004) o Sunshine (2007), pero no respondían a las magnas expectativas creadas con Traispotting, como tampoco fue convincente su fallida aventura en Hollywood con La Playa (2000). Pero en esta ocasión, volviendo a colaborar con la industria americana, recupera el tiempo perdido y adaptando una novela de Vikas Swarup, ¿Quieres ser millonario? se ha dirigido a la India a plasmar de manera muy concisa pero completa al mismo tiempo al realidad social cotidiana de este país. El vehículo es la historia de un joven de 18 años de nombre Jamal (Dev Patel) empleado como recadista en un call center, y que a pesar de tener escasísimos estudios decide concursar en el célebre concurso ¿Quieres ser millonario? En su versión de la India. Allí, contra todo pronóstico, va acertando todas las respuestas, hasta que la policía le detiene convencida de que esta cometiendo un fraude. En su confesión a la policía, Jamal va recordado su historia: criado a en los miserables suburbios de Bombay, u huérfano de padre y madre ya a los pocos años, el y su hermano Saim aprendieron a sobrevivir en la calle durante largo tiempo viviendo situaciones verdaderamente penosas y extremas, lo cual agudizó el sentido de atención y perspicacia en el joven Jamal. La vida de los dos hermanos se cruzará con la de una joven de la edad de Jamal, Latika (Freida Pinto), cuyo destino parece tan desgraciado como el de los muchachos y como la de muchos niños y adolescentes en la India.


Danny Boyle ha querido reflejar el contraste entre el mundo de la India más pobre y el de una cierta parte de la población que ha conseguido enriquecerse, ya bien sea a través del espectáculo, el deporte, los negocios, la política o también del crimen organizado. Pero no es una comparación ni física ni geográfica ni urbanística, sino más bien psicológica, de las motivaciones de los personajes y su actitud ante los aspectos más insignificantes de la vida, obviando los grandes acontecimientos. Pero eso no impide que se muestren en toda su crudeza los barrios mas pobres de Bombay y el modo de vida de sus habitantes, así como se nos enseñe el estremecedor modus operandi de las mafias hindúes, en especial aquellas que “trabajan” con niños de la calle. Pese a todo, el colorido de la sociedad hindú y sus ansias de vivir y de superar sus frustraciones -como puede ser por ejemplo concursando en un programa de las características como el que aparece en al película, un vía de escape para que sus concursantes salgan de la pobreza- aparecen muy bien plasmados en esta película, rodada de manera dinámica con cámara digital y con un montaje trepidante de la marca Boyle. Es cierto que la historia puede parecer anecdótica y que resulte por lo idílica que es en algunos aspectos, un cuento de hadas, pero en realidad lo que narra es mucho más, ya que es una oda al instinto de supervivencia en todos sus aspectos, aunque al final el mensaje es claro: solo apostando por el bien y por el camino recto se logrará triunfar. Un entorno como la India siempre es proclive a lo más oscuro si nos e está preparado para ello, pero la película no enseña que cuando hay un motivo por el que luchar y que da sentido a al vida, cualquier cosa es posible.


La película puede resultar en momentos bastante dura, en especial cuando narra la infancia de los protagonistas, por ello que nadie espere ni concesiones a lo ñoño ni al buenrrollismo. Y, por supuesto, que nadie piense que este es un musical de Bollywood apócrifo, como se esta vendiendo por ahí erróneamente por los plumillas incompetentes de turno, ya que un número musical como tal solo hay en los títulos de crédito y de manera muy sui géneris además (y sin canción). Dicho sea de paso, la música de A.R Rahman es excepcional, aunque lo de las excelencias de las bandas sonoras en las películas de Danny Boyle es ya un clásico. El cineasta muestra su habilidad para rodar escenas frenéticas (la película a veces es un no parar) o imposibles y ambientes ricos y variados, Hay incluso algún auto homenaje como una escena en una letrina que recuerda en cierto modo a la antológica escena del WC de Trainspotting. Una película magistral y altamente recomendable, un regalo para los ojos que tal vez viéndola más de una vez guste aún más.

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