miércoles, febrero 18, 2009

El aparatito de Lumiere - EL DESAFIO: FROST CONTRA NIXON (FROST/NIXON)


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Aunque no es la primera vez que tanto la figura de Richard Nixon como el célebre caso del Watergate y sus consecuencias hayan tenido su reflejo en el cine, esta es una de las mejore películas que se han hecho (aunque tampoco es que haya demasiadas), sobre el polémico trigesimoséptimo presidente norteamericano, el único quien dimitió de su cargo, en 1974 en el transcurso de su segundo mandato. No es que este filme sea ninguna maravilla (lo de su nominación al Oscar de mejor película es bastante excesivo), pero cumple con creces su función, que no es otra de la mostrar con absoluta minuciosidad y credibilidad el momento más bajo de la vida de Richard Milhouse Nixon, que ocurrió tres años después de su renuncia, en 1977, por obra y gracia de una extensa entrevista televisiva a al que se sometió a cargo de un peculiar presentador, David Frost.


La película se basa en una obra teatral de Peter Morgan inspirada a su vez en el acontecimiento real de la entrevista del ya por entonces ex presidente, en donde tras un durísimo tira y afloja con su entrevistador, el británico Frost, terminó por confesar sus garrafales errores (incluyendo a los millares de víctimas en Vietnam) y su actividad al margen de la ley en política interna. El propio Morgan realiza el guión cinematográfico que adapta para la pantalla su obra, y a pesar de que introduce insertos de falso documental y acción más cinematográfica, se nota un montón el origen teatral de la película, principalmente porque gran parte de la trama se desarrolla en la grabación de la entrevista. Es de suponer que lo que vemos en la pantalla del transcurso de ale entrevista es una trascripción literal de lo que se dijo realmente y que los actores que interpretan a Frost (Michael Sheen) y a Nixon (Frank Langell) se esfuerzan por imitar a los personajes reales tal y como hablaban y gesticulaban en aquel momento, lo cual añade un enorme mérito a al película, tanto en el trabajo de puesta en escena como en la albor de los actores. No obstante, la dirección del ínclito Ron Howard, mediocre pero estimado director con solo una película buena (Una mente maravillosa, que le valió un oscar) en una filmografía desde mediados de los 80de poca calidad pero plena de éxitos en taquilla (1, 2, 3 Splash, Cocoon, Willow, Un horizonte lejano, El Código Da Vinci), no resulta ni estimulante ni sorprendente; y aunque cuenta muy bien la historia no ofrece prácticamente ningún momento de genialidad cinematográfica, algo que tan interesante empresa sin duda lo merecía.


La película resulta atípica en tanto que lo que vemos, fundamentalmente, es una dialéctica, entre un presentador (que no periodista) y un ex presidente de EEUU que se salió de rositas tras su dimisión a pesar de que sus acciones hubiesen requerido el peso de la justicia. La película se centra en al entrevista, en lo más importante que se dijo en ella (que no todo) y en las conclusiones que se sacaron de aquella histórica conversación. Narrada casi como un combate de boxeo se tratase, cuando no vemos al grabación de al entrevista (que fue emitida en verano de 1977 meses después de que se grabase en cuatro sesiones en al propia residencia de verano de Nixon), vemos a los dos “púgiles”, preparar el combate con sus colaboradores y asesores y discurriendo que es lo qu se va a preguntar, como se va a responder y como contraatacar. Y es que la entrevista tenía un objetivo claro: que Nixon confesase su culpa ante el pueblo norteamericano. En definitiva, el filme resultará para muchos poco estimulante por su “falta de acción” y por ser tan estático. Es cierto, sin embargo, que en realidad mas de la mitad del metraje no muestra la entrevista y nos enseña como se gestó y todas las dificultades que se vivieron antes y durante su realización, tanto económicas (principalmente) como logísticas, además de mostrar los matices de la polémica figura de David Frost, un presentador británico de programas de variedades en el Reino Unido, Australia y USA, que saliéndose de su tipo de programas de espectáculo y sin el título de periodista consiguió hacer la entrevista de la década. El actor inglés Michael Sheen (el Tony Blair de The Queen) interpreta con eficacia a Frost, mientras que el veterano Frank Langella borda a Richard Nixon: a parte de que su caracterización es muy buena (esta clavado), imbuye una gran humanidad y cotidianeidad al uno de los mayores sinvergüenzas que haya dado la historia reciente. Esta nominado al Oscar al mejor actor y ojo, que puede dar la sorpresa.

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