sábado, octubre 03, 2009

El aparatito de Lumiere (programa doble) - GORDOS / [REC 2]



GORDOS

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El cine español anda últimamente algo desorientado, e incluso cuando se pretenden hacer experiencias cinematográficas a priori estimulantes y atractivas, como es el caso de Gordos al final todo se queda en agua de borrajas. La nueva película de Daniel Sánchez Arévalo, el que fue brillante y prometedor director de Azuloscurocasinegro, es una película poco usual, que mezclando comedia de personajes, comedia romántica, melodrama, drama y bastante erotismo (o mejor dicho, presencia del sexo), intenta fallidamente hacer una visión crítica de ciertos aspectos de la sociedad actual que peca de demasiado ambiciosa y poco clara: aquí se trata de tocar tanto la inconsistencia de las ayudas al prójimo “mal hechas”, las consecuencias del egoísmo y la egolatría con los más cercanos, la obsesión hipócrita por agradar, y el culto a los cánones calificados de “correctos”, tanto físicos como morales. Un lio de temática, ciertamente, además de pretenciosa, a la que además se suman otros temas menores que terminan por llevar a la nada una premisa que un principio se planteaba sólida. Una serie de personajes con problemas de sobrepeso que se someten a una terapia con un psicólogo, con consecuencias diversas en cada uno de ellos en función de su propia situación de partida, su propia problemática y su personalidad, configuran un divertido pero poco consistente fresco de diversas historias cotidianas, tan entrañables y divertidas como artificialmente forzadas.

No se puede reprochar al director el esfuerzo de contar una historia (o historias) desde un enfoque novedoso y arriesgado, como es el de llevar a cabo una narración basada en la causa-consecuencias y rodada durante más de un año en intervalos temporales, por exigencias físicas del devenir la propia historia, pero el batiburrillo de temáticas que al fin de cuentas solo están meramente esbozadas y la torpe e inacabada interconexión de las diferentes tramas, no son precisamente lo que más ayuda a una película con unas fronteras de género tan débiles como esta. Es que, si bien el tono es de comedia en diferentes vertientes, los momentos de drama emergen en momentos poco oportunos y el espectador nos abe donde atenerse. Eso sí, una disfruta cantidad con la presencia de unos encantadores y entrañables personajes interpretados por un reparto eficaz, aunque no siempre se explota debidamente todo el potencial de estos: un psicoterapeuta de “gordos” ambicioso pero despreocupado de su matrimonio (Roberto Enriquez), su mujer, una joven embarazada traumatizada por su sobrepeso adquirido (Verónica Sanchez), un cuarentón gay que volvió a engordar tras haber adelgazado para una agresiva campaña publicitaria (Antonio De La Torre, un obeso policía demasiado inconsistente como para adelgazar un ápice (Fernando Albizu) y con una familia también tendente a las adiposidades, una exitosa ingeniera que se venga de su propia ¿felicidad? Engordando, y una joven a punto de casarse (Leticia Herrero) y capaz de todo con tal de satisfacer a su déspota y novio, un trasnochado y sexualmente deprimido Legionario de Cristo (Raúl Arévalo). Hay más personajes todavía, pululando alrededor de los presentados. Dentro de las buenas interpretaciones, hay que mencionar a Leticia Herrero, un encanto de chica que se mete en el bolsillo al público en la primera película de esta joven instructora de autoescuela metida a actriz.

Muchos de los actores adelgazaron o engordaron para esta película, antes o durante el rodaje, durante espacio de una año y para adecuar su aspecto al transcurso de la historia. También son bastante llamativas las explícitas escenas de sexo, el cual cumple un papel fundamental en la peli, realizadas con buen hacer y con sentido del humor. Una película para divertirse, reírse, pensar a veces, pero que, nada, no consigue llenar. El tonto final y lo absurdo de algunas situaciones tampoco ayudan mucho, a decir verdad. En fin, que se ha perdido la oportunidad de hacer una muy buena película.




[REC]2




***y 1/2

Hace dos años Jaume Balagueró y Paco Plaza firmaron la mejor película de terror de la historia del cine español, [REC], una original cinta que partiendo de la moda del falso documento audiovisual verídico narraba una descabellada pero inteligente historia de terror rodada a tiempo real. El éxito de crítica y público y el hecho de ser considerada ya una película de culto por los amantes del cine de terror de todo el globo terráqueo (con una versión americana incluida, Quarantine (2008), de la que nada puedo decir puesto que no la he visto), ha animado a sus responsables a hacer una secuela con las mismas premisas estilísticas y narrativas que su predecesora: falsa rodaje con cámara de video a cargo de los protagonistas, tiempo real, efecto docu-realista, y como no, sustos, golpes, sangre, angustia y acción espídica a patadas. La primera parte dejó un listón muy alto, y en esta ocasión Balagueró y Plaza han logrado una más que digna continuación con los mismos ingredientes pero con novedosos condimentos, aunque, eso sí, ya no existe aquel efecto sorpresa de [REC] y con ello se pierda el encanto y el sello de aquella magistral película de género.

La acción de [REC]2 comienza pocos minutos después del final de la primea parte, y a falta de la cámara de los periodistas de aquella primera entrega, aquí los “ojos” de la película son los de una cámara de los GEO, los primeros nuevos visitantes del inquietante edificio barcelonés en donde ocurren espeluznantes acontecimientos, el aparato de video de unos quinceañeros que se cuelan casi por casualidad en el edificio, y por último … Es destacable que con respecto al primer filme, la premisa argumental sufre un significativo giro, y lo que antes era un planteamiento de cine de zombies (aunque “vivos”, de condición adquirida víricamente ) se convierte ahora en un filme de posesiones satánicas. ¿Inseguridad?, ¿excusa para superar un planteamiento ya explotado de sobra?; pero una cosa es cierta: no hay nada cantoso ni incoherente en el devenir de esta historia ni tampoco con relación a la anterior entrega, todo está muy bien engarzado y en ese sentido, los fans de el primer [REC] disfrutarán también de esta secuela de la misma manera que gozaron con la primera película. No hay nada que se deje en el tintero en relación al espíritu de [REC], incluída la presencia de la monstruosa Niña Medeiros, el personaje que desata toda la trama.

En [REC]2 prosiguen los sustos morrocotudos, la nerviosa cámara subjetiva, las situaciones límite, la histeria de los personajes, la angustia física/metafísica (incluso mejor planteada que en la primera entrega), la adrenalina, y en definitiva, la genial sensación de realismo para hacer creíble y transmitible la sensación de terror en estado puro de los protagonistas. Se nota no obstante que ya no existe tanto margen para la improvisación de los actores como en la primera parte y que todo está más calculado y perfeccionado, con una autenticidad en los mismos conseguida desigualmente (dos extremos: la naturalidad costumbrista de los tres adolescentes y la forzada sobreactuación de los GEO y el sacerdote). Manuela Velasco, la periodista Ángela, es de los pocos (desconocidos) actores que repiten en esta secuela.

Con un terror más psicológico que físico, Balagueró y Plaza amplían el universo referencial de [REC], que en un principio bebía de George A. Romero o Lovecraft, y añaden a El Exorcista, Alien, o Poltergreist . Hay más sangre, más Gore, mas religión, más terror sobrenatural y menos ciencia. Los geniales giros de argumento dan empaque a una historia muy bien construida donde las sorpresas son continuas y más impactantes que en la primera entrega. Siguen sin explicarse muchos aspectos clave (intencionadamente), aunque algún cambio fruto del replanteamiento de la premisa suene a malamente forzado, así como muchos momentos son claramente prescindibles. En definitiva, [REC]2 no logra ser tan brillante como [REC]2 (aunque poco le falta) pero es una genial película de terror de visión obligada a quienes hayan visto y disfrutado la primera parte y recomendable también a quienes no la hayan visto, aunque tal y como está planteada sea preferible el haberlo hecho.

THE GREAT VIDEOCLIP LIBRARY (2). EURYTHMICS: SWEET DREAMS (1983). EL DEL PELO NARANJA ERA ELLA

Otro de los grupos cuyo auge siempre estará asociado a la explosión del videoclip a comienzos de los 80 es Eurythmics, uno de los dúos mixtos más célebres de la historia del rock. Annie Lennox y Dave Stewart, parejita pretenciosamente intelectual y fascinada por la estética tecno alemana (grabaron su primer disco en el país teutón), se apuntaron a la moda del videoclip turbador y polemista para ilustrar la que se ha convertido en su pieza mas inmortal, este Sweet Dreams (are made of this), uno de lo momentos mas inteligentes y logrados del tecno pop de los primeros 80

El elemento de controversia se encontraba en al andrógina imagen de la Lennox en este filme. Con traje y corbata de corte masculino y pelo a lo garçon teñido de naranja, la ambigüa imagen de la vocalista (de la que nada se sabía en aquel enero del 83, aunque era el segundo LP del grupo), dio la vuelta al mundo dejando la pregunta en el aíre: ¿era hombre o mujer? Hasta meses después la opinión pública no tuvo la certeza, aunque Lennox siguió teniendo algún que otro problemilla derivado de su broma asexuada, como tener que hacerse una prueba de confirmación de sexo femenino para actuar en EEUU. Eurythmics se habían apuntado en un primer momento a aquello que se dio en llamar “Gender Bender”, que tanto éxito tuvo entre los neorrománticos de principios de los 80 y que consistía en ir disfrazado (hombres y mujeres) de “sexualmente indefinido”. Boy George de Culture Club y Steve Strange, de Visage, fueron claros exponentes de aquella juerguilla.

En el vídeo aparecen escenas filmadas en campo con vacas para reforzar aún más si cabe el efecto bizarro del conjunto. Tanto por la calidad del tema, como por lo innovador y polémico de sus imágenes (pura vanguardia visual), este sigue siendo uno de los videoclips mas memorables y emblemáticos de la historia.