lunes, junio 28, 2010

El aparatito de Lumiere - VILLA AMALIA

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El drama en el cine no tiene por que ser siempre lo mismo, y una historia de abandono de la vida anterior y de retorno a un nuevo punto de partida, que podría ser del todo previsible (de hecho este tema en concreto es uno de los más tratados en cine y literatura) puede, por que no, ser original y estimulante. Esto es lo que ofrece este más que interesante filme francés, filmado por un director con oficio como Benoit Jacquot y protagonizado por uno de los rostros femeninos más internacionales de la interpretación gala, Isabelle Huppert. Villa Amalia es la crónica de una huida a al desesperada, la que emprende Anne, una concertista de piano en la cincuentena que tras descubrir que su pareja le es infiel y reencontrase por casualidad ese mismo día con un olvidado amigo de la infancia decide dejar atrás su vida anterior, empresa que le es extremadamente difícil y le obligará a llevar a cabo extravagantes acciones literalmente sobre la cuerda floja y tratando de esquivar un pasado que aparece y desaparece, va y viene, y siempre está presente. La huída a la nada, una solución un tanto cobarde, pronto empezará a brindar oportunidades y esperanzas, o al menos un atisbo de ellas.


Esta película tiene un devenir un tanto irregular, sinuoso e impredecible y eso es lo que constituye su principal virtud, ya que no estamos ante un cuento con moraleja clara ni ante un relato en donde el final feliz se atisbe. Hay pistas falsas, momentos de relleno que no son tales, y en general, una historia perfectamente creíble por su imperfección. Una variedad de escenarios filmados por una cámara que entrega literalmente las imágenes al espectador y un soberbio manejo de los tiempos y las pausas consiguen una película brillante y esforzada que quizás pueda pecar de ser algo desconcertante por su inusual tratamiento y su aparente frialdad, aunque su calidez humana se imponga finalmente por encima de todas las cosas.



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