martes, agosto 10, 2010

El aparatito de Lumiere - ORIGEN (INCEPTION)

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Por fin llegó el estreno del verano, precedido de un importante éxito de taquilla en EEUU y de una total aclamación de la crítica que ha comparado esta película de ciencia ficción con hitos cinematográficos del género como Blade Runner. Origen es, efectivamente, un excelente filme futurista de fantasía con cierto poso intelectual que, como las grandes obras del género de ficción científica, ofrece una visión pesimista del futuro (distopía, que se dice) y en donde ciertos personajes tratan de saltarse algunas de las normas impuestas de ese futuro imperfecto. El director Cristopher Nolan, autor de las dos últimas entregas de Batman y de ese sorprendente filme que fue Memento (2000) como e aquella película vuelve a sumergirse en el terreno de los recuerdos y de los misterios de la mete pero esta ve de manera mucho más espectacular y ambiciosa. El resultado es su mejor película hasta la fecha, que si bien no se puede decir que sea una obra maestra absoluta, si que se trata de una película totalmente original, con fuerte personalidad, y sobre todo muy atractiva y emocionante, con un equilibrio perfecto entre el espectáculo/entretenimiento y el cine de autor, algo que muy difícilmente puede conseguirse hoy en día. Origen es ante todo una película intelectual que triunfa en el difícil empeño de trabajar con un material tan delicado (y atractivo) como es el mundo de los sueños y los misterios del subconsciente en un ejercicio narrativo muy complejo que precisa de entrega por parte del espectador para ser seguido sin perder pista alguna, algo que no siempre es fácil en esta película, pero al final el esfuerzo merece la pena.


Esta película puede recordar a muchos a Matrix, una película que también buscaba revolucionar la ciencia ficción en el cine pero que al lado de Origen no sale muy bien parada: el filme de Nolan, sin ser tan espectacular ni ofrecer efectos especiales tan innovadores como en su día ofreció aquella (aunque verdaderamente espectaculares), supera al de los Warchowsky ya que su ambición conceptual y formal es bastante menor que Matrix y además carece del exceso de pedantería que atesoraba aquel filme. Nolan plantea su increíble historia futurista (situada un porvenir formalmente no muy diferente de nuestra época actual) tomando retazos cinéfilos de todo tipo y género que van desde Ciudadano Kane hasta la propia Matrix, pasando por Wall Street, Alphaville, Atraco Perfecto, 2001 Odisea del Espacio y la sempiterna referencia distópica del mundo del cine, oseáse Blade Runner, además de cierto componente dramático-épico Shakespeareiano y algún apunte de los cuentos más metafísicos de Borges: Nolan ha conseguido “juntar” a Orson Wells, Godard, y Kubrick y eso, de primeras, ya promete. La historia se centra en la existencia de un cuerpo de “ladrones de sueños”, los extractores, que penetran en los sueños de las personas para robarles sus ideas y pensamientos. Dom Cobb, interpretado por Leonardo Di Caprio, es uno de esos extractores que se enfrenta a una importante misión promovida por un antiguo “sujeto de extracción” suyo, un empresario oriental llamado Saito (Ken Watanabe) que ofrece a Cobb y a su equipo de falsificadores de cuerpos, arquitectos de mundos oníricos y anestesistas penetrar en la mente de un importante competidor suyo para “inocularle un virus”, hacerle cambiar de opinión colocándole una idea impostada y así eliminar la competencia que suponía para su empresa. Pero el pasado de Cobb y los secretos de la relación con su mujer fallecida (Marion Cotillard) pronto se revelarán como un importante lastre para la operación.


Origen en realidad no inventa un futuro, como otras obras de anticipación, sino que se centra en crear los sueños que vemos en la pantalla y con los que sueñan sus protagonistas: arquitecturas realistas pero terriblemente perfectas, paisajes idílicos pero siniestramente artificiales, interiores de edificios de inquietante atmósfera manierista…una gran labor de dirección de producción aderezada con unos vistosos y sugerentes efectos especiales que brillan con luz propia cuando las leyes de la naturaleza y la física- como en los sueños- muchas veces cambian a voluntad del soñante.


En esta película hay momentos para pensar, hay acción, hay suspense, hay homenajes varios y tampoco faltan momentos emotivos. La complejidad de la trama, urdida como en un juego de muñecas rusas y con una estructura laberíntica que se corresponde con uno de los conceptos centrales sobre los sueños que se exponen en la película, puede resultar a veces un tanto incómoda y el final de la película puede resultar por ello un poco confuso, pero no hay que asustarse. Esta claro que esta es una película con filosofía propia, elaborada previamente en plan muy Friki, pero enormemente sugerente. Todo brilla ene esta película: efectos, fotografía, guión y un reparto rutilante que da vida a personajes originales y muy interesantes, como la joven arquitecta y diseñadora de sueños encarnada por Ellen Page (Juno) o el padre y mentor de Cobb, interpretado por Michael Caine. Un excelente filme que dignifica la floja cartelera veraniega

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