jueves, junio 10, 2010

LA LINEA CLARA: LA VIÑETA EN ESTADO QUIMICAMENTE PURO


La llamada Ligne Claire (traducido literalmente del francés como Línea Clara) es una de las más famosas y ricas tendencias estilística de la historia del cómic. Creada por la escuela francobelga y con el gran Hergé como precursor, la Línea Clara- que por otra parte capitalizó el estilo gráfico de dicha escuela durante largo tiempo- es una de las más bellas y auténticas manifestaciones del Noveno Arte pese a tener desde su consolidación en los años 40 del siglo XX un nutrido grupo de detractores. Trazos continuos y gruesos, colores vivos y uniformes, tendencia a la angulosidad o al linealismo, carencia o ausencia total de sombreado, y sobre todo una total claridad y concreción tanto en el dibujo y el perfil de las viñetas como en las historias son las señas de identidad del subgénero, el cual tuvo una gran significación en el devenir del cómic no solo en Francia y en Bélgica sino en España, donde se llegó a crear un subestilo propio identificado con la postmodernidad.


¿Qué es la Línea Clara? Pues uno de los estilos artísticos del cómic que más buenos momentos ha dado al medio a lo largo de años y años, tal vez por que es precisamente un estilo muy atractivo visualmente y de clara comprensión para el lector, estilísticamente el cómic ideal para no iniciados y para el público infantil. ¿En que consiste la Línea Clara? Básicamente- los autores tampoco suelen ponerse de acuerdo- tendría estas características:

- Utilización de trazos de línea muy marcada

- Un solo tipo de línea para representar el contorno de objetos y personajes (lo que se llamó la Democracia de las Líneas)

- Empleo escaso o inexistente de sombras o cambios de tonalidad en las figuras

- A consecuencia de lo anterior, empleo del color de forma muy marcada y sin sombreados ni efectos de luz, generalmente en tonalidades muy fuertes y vistosas, aunque también puede haber cómics LC en blanco y negro o utilizando una limitada gama cromática.

- Viñetas casi siempre en recuadrado o rectángulo y con unas dimensiones uniformes

- Estilo narrativo en las viñetas claro y conciso, consecuencia de lo anterior

- Personajes caricaturescos en mayor o menor grado, nunca totalmente realistas. En muchos casos, los escenarios y objetos pueden ser realistas, pero no siempre (muchos teóricos afirman que la LC se caracteriza por tener personajes caricaturescos y entornos realistas, pero en realidad esto no siempre es así)

- Muchas veces se tiende temáticamente a las historias de aventuras, ciencia-ficción, fantásticas o policíacas, aunque también es cierto que puede tratarse de historietas humorísticas.


No se sabe muy bien cuando surgió exactamente la LC, ya que el estilo “claro y conciso” en el que se basa, ya hizo su aparición en los comienzos del cómic a principios del siglo XX de la mano de dibujantes norteamericanos como George McManus, quienes rompieron con el estilo academicista e ilustrativo de Outcaulf o McCay (también caricaturesco) para ofrecer un dibujo mucha mas simple y pulcro que influiría en algunos de los primeros dibujos animados. Visto así, se podría decir que gran parte del cómic caricaturesco de la historia fue y ha sido LC, pero esto no es así ya que McManus, sin ir más lejos tenía un estilo mucho mas depurado y singular que le convirtió en un adelantado a su tiempo y en un precursor de la LC de la 2º mitad del XX. El nacimiento de la LC lo debemos situar en Bélgica en los años cuarenta, cuando Georges Remí, Hergé, depuró su al principio un tanto torpe técnica gráfica y las aventuras Tintín mejoraron ostensiblemente en su aspecto formal: un dibujo muy simple, perfilado, clarito y (cuando llegó el color a Tintín) con vivos colores. Como en otras muchas cosas en el mundo del tebeo, Hergé y Tintín fueron pioneros de la LC, siendo el reportero del tupé una total referencia – en mayor o menor grado- en el cómic de LC de diferentes épocas. Además, Hergé también creó escuela entre los hacedores de LC al popularizar el cómic de género (aventuras, fantasía, asuntos policiales) primero en la escuela francobelga y después en el cómic de otros países. Se puede decir que Hergé, el padre de la LC, reinventó el cómic francobelga y consiguió que durante las décadas de los 40 y 50 fuese la tendencia historietista por excelencia tanto en Francia como en Bélgica, hasta tal punto que incluso hoy día se identifica a la llamada escuela francoblega con la LC, identificación no siempre exacta. Sea como fuere, la LC evolucionó mucho a partir de los años 70 (tras un periodo de crisis en los 60) experimentando un proceso de reinvención que si bien conservó los rasgos antes descritos si añadió algunas nuevas matizaciones que hicieron que en los 80 fuese uno de los estilos de cómic más vanguardistas y apasionantes sobrepasando las fronteras del 9º arte y llegando al campo del diseño. El término fue acuñado en 1977, considerando conceptualmente tanto la producción de aquel momento como la de los maestros franceses y belgas de años anteriores, la llamada Escuela de Bruselas.



La Escuela de Bruselas o la Línea Clara clásica


En los años 50 fue cuando en Bélgica- con los álbumes de Tintín como biblia- se vivió la edad de oro de la LC (aún no llamada así) en su vertiente más clásica y antes del renacimiento y reinvención que experimentaría este género en los compases finales del siglo XX. Por aquellos años, la LC se circunscribía exclusivamente al muy rico circuito Belga de la historieta, con alguna conexión con el vecino país galo. Por entonces la industria del cómic en Bélgica (y en Francia) era la más desarrollada de toda Europa y esto era algo muy notable en un país tan pequeño como el belga. La Escuela de Bruselas fue la gran heredera de Hergé y fue quien desarrollo el cómic LC en sus aspectos fundamentales. Muchos de los principales dibujantes de esta escuela fueron precisamente discípulos y colaboradores del padre de Tintín y de hecho participaron como coloreadores, fondistas o entintadores en muchos de sus álbumes manufacturados en los míticos Estudios Hergé. Los principales autores de la escuela fueron Bob de Moor (1925-1992), Roger Leloup (1933) Edgar Pierre Jacobs (1904-1987) y Jacques Martin (1921- 2010) , un cuarteto mágico y legendario del cómic de todos los tiempos. Jacobs, el más veterano, tal vez no fue un lineaclarista en el sentido estricto de la palabra, ya que su dibujo fue durante un tiempo practicamente realista, pero que duda cabe que el genial creador de Blake y Mortimer con su estilo narrativo conciso y clásico y su trazo claramente delimitado fue un inspirador del estilo y de la temática imperante en la escuela de Bruselas: historias de aventuras complejas, apasionantes y fantasiosas en la onda de Tintín. El francés Jacques Martin, el alumno favorito de Hergé, creador de Lefranc y Alix era preeminentemente realista, pero junto con Jacobs fue el gran maestro de la LC realista, si es que alguna vez existió tal etiqueta. Tanto uno como otro han sido dos de los mas grandes e influyentes creadores de cómics de todos los tiempos, tal vez detrás de Hergé los mejores en lengua francesa de la historia


Blake et Mortimer de Edgar. P. Jacobs


Bob de Moor, por su parte, también fue miembro de los Estudios Hergé, y su estilo gráfico, de corte caricaturesco, recuerda enormemente al de su maestro. Se le puede considerar junto con Jacobs el gran desarrollador de la LC o de la Escuela de Bruselas, siendo una influencia constante en años posteriores con craciones en dodne combinaba humor y aventura como Mr. Barelli. Roger Leloup, díscipulo tanto de Hergé como de Martin, y el más joven del cuarteto de oro de la escuela de Bruselas, se encargó de modernizar dicha escuela a finales de los 60 con Yoko Tsuno, deliciosa serie de álbumes de impecable factura que terminarán por convertir a la joven y encantadora aventurera japonesa protagonista de ellos en un icono del cómic francobelga. Para entonces, en los años 60 y 70, la EB había entrado en cierta decadencia no por su producción en el momento sino porque la mayor parte los nuevos guionistas y dibujantes de cómics franceses y belgas consideraban el estilo de aquel clan florecido en el semanario Tintín anticuado, si bien gente de la nueva hornada se estaba aplicando las enseñanzas de aquellos grandes maestros. El francés Jacques Tardi (1946) con un estilo no excesivamente identificado con la EB fue uno de los comiqueros que en los 70 apostó por la vuelta a los cánones estilísticos de la escuela, especialmente en los álbumes de su personaje Adele Blanc-Sec, cuando el tebeo francobelga había decidido apostar desde hacía años atrás- tanto en el estilo realista como en el caricaturesco- por la influencia anglosajona. Jacobs, Martin, y sobre todo las aventuras de Tintín seguían gustando, y en la Europa los álbumes de Hergé pese a nos ser precisamente nuevos fascinaban por su pulcra y colorista estética casi de pop art. Los artistas gráficos más modernos de la generación underground quieren expresarse de manera rompedora y comienzan a descubrir el carácter anticipatorio de la EB. La Línea clara propiamente dicha esta a punto de nacer.



La Línea Clara moderna (años 70 y 80): el estilo atómico


Abajo iz. y der.: ilustraciones de Joost Swarte

A finales de la década de los 60, Joost Swarte (Eindhoven, 1947), un joven estudiante de diseño industrial holandés admirador de Hergé comienza a publicar sus historietas para adultos en algunas publicaciones contraculturales de su país. Insólito que a estas alturas un jovenzuelo reivindicase la Escuela de Bruselas en Holanda cuando en el ámbito francófono esta estaba claramente en receso, pero lo cierto es que la mitomanía sobre Hergé y sobre la EB en general era mayúscula entre los entendidos de cómics en toda Europa y en aquella época y en el país de los tulipanes primero y en el resto del viejo continente poco después le vieron gracia al asunto: reinventar el un tanto naïf estilo Hergé para el público adulto, cuando precisamente a finales de los 60 y principios de los 70 la EB era considerada un subgénero de cómic totalmente infantil por autores y lectores de tebeos.



Swarte fundó en 1971 su propia revista, Modern Papier donde crea sus personajes e historietas con un estilo gráfico muy similar al de Hergé y de Moor pero mucho más anguloso y minimalista, fruto de su formación como diseñador y sus conocimientos de arquitectura. Aunque en sus comienzos hizo cómics para niños, ya a finales de los 70 y principios de los 80, Swarte es una celebridad internacional dentro del mundillo del cómic al revolucionar el concepto de cómic para adultos (repleto de crítica, sadismo, sexo y violencia, desde la vertiente más surrealista) superando el viejo underground hippioso yanki de Robert Crumb y Gilbert Shelton y reciclándolo para la vanguardia artística europea, el triunfo del mundo del diseño y la filosofía punk y nuevaolera. Gran número de revistas de toda Europa y de EEUU contendrán sus ilustraciones o cómics y ya en los 80 se dedica al diseño de postales, posters y portadas de discos, convirtiéndose en uno de los artistas gráficos más significativos de la modernidad New Wave de los 80 en todo el mundo. En 1977 fue cuando acuñó De Clare Lijn (pronto traducido al francés como Ligne Claire) para definir su estilo y el de sus fuentes. Pronto le llovieron imitadores por todas partes, los cuales adoptaron el término LC para definir aquel nuevo estilo de cómic nacido a finales de los 70, inspirado en la EB pero con dibujos angulosos y con trazo aún mas grueso, influencia del mundo del diseño y la arquitectura en el gran cuidado en el dibujo de edificios, objetos decorativos y cachivaches varios, y una temática adulta pero que bebía del poso naïf de la EB, casi siempre con un tono paródico.


Jacques Tardi, como hemos visto, siguiendo un estilo más tradicional y orientado al público infantil y adolescente, fue el primer lineaclarista del ámbito francófono, pero en los 80 pronto surgirá gente de la estilizada “escuela Swarte” (también conocida como atoomstijl o estilo atómico) y ya adscritos al movimiento LC dispuestos a ser los más vanguardistas y rompedores del momento: Floc´h, Ted Benoit, Yves Chaland y Serge Clerc llevaran la escuela francobelga al mundo de la avant garde más “en el rollo”. De todos ellos, Ted Benoit (Niort, 1947), es sin duda el mejor y más representativo dibujante de la LC fancesa y el principal embajador del estilo en el cómic francobelga. Tras unos exitoso y tardíos comienzos en el cómic a finales de los 70, en 1981 publico lo que se puede considerar la biblia de la LC en su vertiente más postmoderna y vanguardista, el álbum Vers La Ligne Clair,en homenajé a Hergé y Swarte y que marca una antes y un después en la historia de la LC. Para entonces ya había creado cuatro años antes a su personaje más célebre, Ray Banana, detective cool cuyo delirante universo desarrollado en varias aventuras influirá en autores de la LC española como Daniel Torres, cuyo estilo gráfico es muy similar al de Ted Benoit. Benoit introdujo las líneas casi rectas en el trazado de las formas, un rasgo muy característico de la LC de los 80.


Ray Banana por Ted Benoit


Jean Claude Floc´h (Myenne, 1953) fue otro de los autores de cómic que consiguió convertir a la LC en el estilo de cómic más moderno y vanguardista de los 80, con su dibujo entre Jacobs, Hergé y el pop art. Por su parte, Serge Clerc (Roanne, 1957) y Yves Chaland (Lyon 1957-1990) fueron la última generación de la genuina LC francesa. Chaland, sobre todo, fue un dibujante fuera de serie cultivador de un estilo humorístico que remitía a la LC de Swaarte pero también a maestros francobelgas de épocas pasadas. Creador de Adolphus Claar, Freddy Lombard y Bob Fish en las páginas de Métal Hurlant en los 80 y colaborador puntual de Moebius, su carrera se malogró tras su muerte en accidente de coche a los 33 años.


Bob Fish de Yves Chaland


La LC se iba extendiendo y ya a mediados de los 80 se convierte en el estilo de cómic más característico de la década en todo el mundo. Su carácter aún audaz y underground hizo que la mayor parte de los cómics de este estilo fuese para adultos, pese a las acusaciones de infantilismo gráfico y narrativo por parte de sus muchos detractores. En Holanda, practicamnte el país padre de la moderna LC, además de Swarte tambie´n destacó Theo Van den Bogaard (Castricum, 1948), autor de cómics de enorme carga erótica. El suizo Daniel Ceppi, el belga Alain Goffin, el italiano Vittorio Giardino y el británico Martin Hanford (creador de Where´s Wally?) fueron otros eminentes lineaclaristas europeos.


Dibujos de Floc´h


La Linea Clara en España: filias y fobias


Ilustración de Daniel Torres

En España la LC fue uno de los géneros de cómic favoritos de los lectores adultos en la década de los 80, gozando una enorme popularidad que sobrepasó al campo del cómic y se insertó en el mundo del diseño y del grafismo. La cosa empezó en 1981 con la aparición de la revista de historietas para adultos Cairo, editada por Norma Editorial en Barcelona. Por entonces el contexto del cómic en la España postfranquista era de un boom del cómic para adultos (que coexistía con el aún muy próspero panorama de los cómics para niños), originado en la transición a la democracia de la segunda mitad de los 80, el cual convocaba a antiguos lectores de tebeos infantiles que aún no había perdido el vicio por las viñetas y que estaban ávidos de las nuevas experiencias que proporcionaba la nueva situación política: sexo, sátira, violencia, droga. Cairo, editada por Rafael Martinez y Joan Navarro, aglutinó a dibujantes y guionistas admiradores de la escuela francobelga, la escuela de Bruselas y la nueva Linea Clara Europea, en un intentó de renovar y modernizar el cómic ibérico, ya que incluso el tebeo más underground tenía aún una factura técnica demasiado clásica. En Cairo, comienzan a publicar autores de innegables cualidades: Max, Mique Beltrán, Guillem Cifré, Micharmunt, Sento y sobre todo Daniel Torres (Valencia, 1958) el mejor autor español de la LC. Miguel Calatayud (Alicante, 1942), por su parte crea involuntariamente la llamada Escuela Valenciana, inspiración de los principales autores de LC españoles durante años. Ya en la primera mitad de los 80 la LC española creará escuela pero no logrará imponerse como la tendencia mayoritaria en el cómic para adultos en ese lustro, ya que tuvo que luchas encarnizadamente contra la que podíamos llamar Escuela Madrileña (propagada por al revista Madriz), y la Linea Chunga de la mítica publicación El Víbora. Tanto unas como otras esuelas fueron en el cómic el equivalente a la Movida en la música, si bien la LC española, como heredera de la LC europea, sería la tendencia más genuinamente nuevaolera, ya que la Linea Clara fue sin duda la New Wave del cómic.


Cairo, también publicaba historietas de autores extranjeros como Tardi o Chaland o de clásicos como Jacobs, duró hasta 1991, año en que el género se encontraba definitivamente de capa caída. Otras generaciones de autores lineaclaristas (dentro o fuera de dicha revista durante los 80) incluyen a Pere Joan, Miguelanxo Prado, Pere Fortuny o Roger. La LC española se caracterizaba por su querencia al surrealismo narrativo, su enfoque fantasioso, y en ocasiones cierta influencia gráfica lejana del cubismo o el Picassianismo, lo que algunas veces le daba un tono ligeramente ibérico. También fue notable la influencia de la escuela Bruguera, tanto en el humor de las historietas como en el desarrollo de personajes y situaciones.


Dentro de los principales autores de la LC española, cabría destacar- sin desmerecer a otros- a dos nombres. Francesc Capdevila Max (Barcelona, 1956), dibujante de enorme riqueza expresiva que trató de conjuntar los cánones de la LC con la escuela Bruguera o incluso Disney. Peter Pank, que vio la luz en las páginas de cairo en 1983, es su creación más conocida y uno de los mejores personajes del cómic español de los últimos 30 años. Aún continúa en activo con su estilo de dibujo evolucionando a lo largo del tiempo y sigue ofreciéndonos joyas como Bardín el superrealista (2006). Daniel Torres, por su parte, es tal vez uno de los mejores dibujantes de LC de todos los tiempos. Este antiguo estudiante de arquitectura debutó como comiquero en El Víbora, con su pájaro antropomorfo Cueco. En 1982 publica el mega álbum Opium y al año siguiente da vida a su personaje más conocido, el play boy galáctico Roco Vargas, que con el tiempo se convertirá en todo un icono del nuevo cómic español y hará de su creador el más representativo exponente del cómic español vanguardista y/o adulto. Todo lo que vino después fue un camino de rosas: múltiples premios en todo el mundo, éxito en salones y exposiciones de cómic, diseño de multitud de ilustraciones y portadas en diversos medios… Fue el ilustrador de la modernidad ochentista en España, e influyó a una genración de ilustradores, publicitarios y diseñadores gráficos españoles a finales de la década (de hecho muchos dibujos suyos formaron parte de campañas publicitarias, incluso de forma animada). Su estilo aunque estaba claramente influenciado por Ted Benoit, era personal y muy de diseño gráfico. Pese a que dicho su rol de dibujante de la modernidad lógicamente languideció al entrar en la década de los 90 y dejó de ser el ilustrador más vanguardista y contemporáneo, su estrella de gran dibujante y comiquero no se ha apagado en los años sucesivos, con interesantes trabajos incluso en el campo de la novela gráfica y colaboraciones para el mercado internacional en DC cómics y episodios de The Spirit con guión de Alan Moore. Albumes como El Misterio del susurro (1985), de la serie Roco Vargas, son considerados obras maestras del cómic español de todos los tiempos.


Roco Vargas por Daniel Torres


Pese a contar con numerosos seguidores en España, la LC ibérica no era vista con buenos ojos por todos los seguidores del cómic, especialmente entre los defensores de la escuela madrileña y de la Línea Chunga, que detestaban el estilo por considerarlo simplón e infantil, tanto en su vertiente gráfica como narrativa. La tormenta se desató en septiembre de 1984 con motivo de la exposición Tintín en Barcelona que iba a tener lugar en la Fundación Joan Miró de la ciudad condal y que iba a ser básicamente un homenaje al famoso personaje de Hergé y primer gran exponente de la LC. Un grupo de artistas, dibujantes, editores e intelectuales entre los que se encontraba Jordi Bernet, Javier Coma, Victor Mora, Román Gubern, Maruja Torres, Enric Sió o Josep Toutain publicaron en el diario El País su Manifiesto contra la exposición Tintín y Hergé , en donde arremetieron contra Tintín y la LC en general ya que según ellos una institución como la Fundación Joan Miró no podía exhibir (y menos en un país como España con escasa cultura de cómic), “una obra con destinatarios infantiles y sin el rango estético suficiente” . Sin embargo, la LC continúo teniendo sus admiradores y defensores y siguió siendo un estilo amplia mente popular entre los amantes de la historieta hasta que a principios de los 90 en todo el mundo la LC pasó de ser algo original y contemporáneo y se convirtió en un estilo menor más.


Señales de supervivencia de la Línea Clara


En los 90 y 2000, sin alcanzar con mucho la hiperpresencia de décadas anteriores, de vez en cuando han ido surgiendo cómics cuyo estilo recuerda a la Línea Clara, o bien se encuentra claramente metido en ella. Así, cabría citar al nortemericano Jason Lutes (New Jersey, 1967) que con su bellísima LC en blanco y negro ha entusiasmado a los amantes del cómic con obras como Berlín. Ciudad de Piedras (2005) y Berlín. Ciudad de Humo (2008), en los que aporta un corte de cómic clásico al estilo. El holandés Peter Van Dongen (Amsterdam, 1966) es otro de las más destacados recuperadores de la LC, con su estilo retro que remite inevitablemente a la Escuela de Bruselas. Autores de la vieja escuela como Jacques Tardi, Max o Daniel Torres continúan a pleno rendimiento, con su dibujo un tanto evolucionado.


La Línea Clara, toda una escuela en el cómic europeo, más allá de tópicos y críticas fáciles, sigue siendo una de las más deliciosas y auténticas tendencias de la historieta de todos los tiempos que todo amante del tebeo debe conocer y disfrutar. Un maremágnum de vistosidad, belleza, humor, aventura, surrealismo, vanguardia, ingenuidad y arte con una gran influencia en el mundo de las artes plásticas y el diseño y que sin duda alguna debe ser considerada como patrimonio cultural de primera orden.

lunes, junio 07, 2010

El aparatito de Lumiere - KICK-ASS


***


Esta es una de esas películas que pocos se esperan que sea un filme de calidad, y al final sorprende y muy gratamente. Este explosivo cóctel de comedia gamberra, drama, parodia y cine de acción es algo más que un simple divertimento para espectadores palomiteros, es una sátira inteligente y efectiva que juega (mejor dicho, juguetea) con diferentes registros del cine comercial actual para ofrecer una historia tan peculiar como encantadora y que desde luego engancha y se mete al espectador en el bolsillo por derecho propio. Matthew Vaughn dirige con clase una más que divertida película apta, pese a su apariencia, para un público de lo más diverso (amantes de la comedia inteligente, seguidores del cine de acción, fanáticos de los superhéroes, degustadores de humor engro) aunque en ningún caso y pese a las apariencias sea una película que vaya dirigida a niños y ya si me apuras incluso a adolescentes menores de 16 años, dada su un tanto salida de madre (y surrealista) violencia.


Kick-Ass parte de una premisa que de primeras resulta no excesivamente original: el típico adolescente friki e impopular amante de los cómics de superhéroes que para superar su complejo de inferioridad decide convertirse en un enmascarado justiciero (el Kick-Ass del título) enfundado en un ridículo mono de neopreno verde y amarillo adquirido en internet. En los compases iniciales, la película parece la típica comedia de adolescentes, con cierto componente paródico (del mundo del cómic y del cine de acción) mas degustable por el público adulto, pero pronto la cosa va cambiando de tono y en poco tiempo nos encontramos ante una comedia negra y ácida a más no poder que la toma con ciertos males endémicos de nuestro tiempo: el sensacionalismo de los medios, el poder de internet para fabricar celebridades de quita y pon o el ansia por el poder y la gloria, además de presentar varias miserias humanas: el deseo de venganza, la codicia como origen del mal, lo injustificable de la violencia o las lagunas de la educación en valores. Y todo sin abandonar un tono, jocoso, exagerado y gamberro a veces que en momentos puntuales se torna en un drama bastante serio sin que tal cambio chirríe por lo repentino del cambio de registro.


Puede que no sea una peli plato de todos los gustos, pero tanto el director como los guionistas y como el verdaderamente eficaz reparto se afanan por ofrecer un espectáculo original y sorprendente. La aparición en escena de otros dos superhéroes caseros como son Hit-Girl (Chloe Moretz), una niña de 11 años de armas tomar (tal vez el personaje infantil más violento y sanguinario de la historia del cine) y su padre Big Papi (Nicholas Cage, que se últimamente se apunta a un bombardeo), los cuales se unen a Dave-Kick Ass (Aaron Johnson) suponen el momento del antes y el después en el filme. El malo de la función, en forma de un siniestro capo de la mafia lo interpreta el últimamente omnipresente Mark Strong, cada vez más encasillado en papeles malignos. Historieta divertida y entre ácida y amarga, casi una revisión moderna del mito del Quijote en donde uno no sabe si partirse a risotadas o compadecerse de la inmerecida mala fortuna de los protagonistas, un cuentillo tragicómico y perverso envuelto en engolado papel de regalo que al final no resulta ser tal. En definitiva, una inteligente deconstrucción- parodia del cine de acción que buen sabor de boca y de al que se anuncia una secuela para dentro de dos años.