miércoles, noviembre 24, 2010

Mis 50 discos que te cagas (13): KING CRIMSON – IN THE COURT OF THE CRIMSON KING (1969)



Considerado como uno de los más grandes LPs de debut de la historia  In the Court of the Crimson King es además un disco cuya influencia en el devenir de la historia del rock ha sido fundamental: durante la década de los 70 no dejó de inspirar a diferentes bandas de rock progresivo y rock sinfónico y fue decisivo para el nacimiento y/o desarrollo de estilos como el jazz rock, el art rock, el krautrock alemán o el rock de vanguardia, además de inspirar en cierta media a no pocos recursos estilísticos y temáticos del Heavy Metal, el Indie rock, el rock gótico o el postpunk. Fue el debut de un proyecto que aún perdura en nuestros días, el de King Crimson, banda liderada por el genial guitarrista y compositor Robert Fripp, quien durante muchos años ha sido el único componente fijo, original y superviviente de King Crimson. La primera  formación de la banda y que fue la responsable de este disco (Fripp a la guitarra, Greg Lake a la voz y el bajo, Ian McDonald teclados y viento y Mike Giles batería y percusión) no sobrevivió para el segundo  LP de King Crimson y ya en 1971 solo Fripp quedaba de la formación original junto con el miembro en la sombra, el letrista, inspirador literario y además “satageman” Peter Sinfield, el auténtico cerebro estético de este disco. Por esta circunstancia y por el hecho de que ICCK resulta bastante atípico en la totalidad de la discografía de King Crimson, este disco es enormemente singular e incunable, un objeto prodigioso que surgió fruto de una conjunción astral que se da cada 10 millones de años y que más de 40 años después no deja de ser algo admirable y único, como su célebre y sobrecogedora portada.

In The Court of the Crimson King fue un álbum revolucionario: cinco cortes de entre 6 y 12 minutos de duración (con algunos movimientos dentro de ellos) y una instrumentación tan apabullante y elaborada  como la de cualquier obra sinfónica clásica; en ese sentido ICCK fue el primer  LP de Rock Progresivo propiamente dicho de la historia. No solo la música clásica guiaba el timón del concepto musical del álbum, el jazz se encontraba omnipresente, con soliloquios instrumentales y rítmicos e improvisaciones varias incluidas. Robert Fripp, dotadísimo guitarrista fue con sus dedos mágicos y su enorme visión arquitectónica musical el responsable de esta gran obra de arte de la historia del rock, con la ayuda de tres instrumentistas y compositores de bandera y un letrista, Peter Sinfield, que se curró cinco auténticos poemas a los que el resto del grupo añadió unas impredecibles partituras; salvajes alguna vez, oscuramente bellas y melódicas la mayoría, y siempre sugerentes.

El disco comienza con el tema más rápido y jazzistico del álbum, 21st Century Schizoid Man con la voz distorsionada de Greg Lake y los arrebatos guitarreros de Fripp, entrecortados por la veloz batería de Gilles y el saxo desbocado de Ian McDonald, más de siete minutos de locura esquizoide musical: eso es abrir un disco como dios manda y lo demás son pamplinas. El resto del disco, no obstante, tiene un tono más relajado, barroco y grandioso. I Talk to The Wind es un bello tema con flautas (tocadas por McDonald) e inspiración clásica e intimista que se encuentra casi entrelazado con Epitaph todo un modelo de cómo serán en el futuro las baladas de rock progresivo: solemnes, intensas, emotivas. Si a eso añadimos una base instrumental épica y perfeccionista (la batería sincopada y coordinada con la guitarra creará escuela en el sinfonismo rockero) tenemos ante nuestros oídos toda una experiencia ultrasensorial.  

La cara B del viejo vinilo aún reservaba más maravillas, como la intensa y semi experimental Moonchild (y sus juegos con la percusión), el corte más largo del LP con 12:13  y cerrando el disco, The Court of The Crimson King, el tema estrella, todo un himno del rock de todos los tiempos que sigue poniendo al carne de gallina con esos espectaculares crescendos en el estribillo y su preciosa letra simbolista. La hermosa voz de Greg Lake fue fundamental en el resultado final de ICCK, casi tanto como la guitarra de Robert Fripp y las letras de Peter Sinfield. No obstante, poco tiempo después McDonald deja la banda y Lake hará lo propio en mitad de la grabación del siguiente LP In The Wake of Poseidon (1970). El primero formará años después en EEUU Foreigner y el segundo entrará en la jet set del rock con Emerson, Lake and Palmer. Fripp continuó hasta 1975 con unos cambiantes King Crimson que se escoraron brillantemente hacia el rock experimental pero en donde poco quedaba del sonido de ICCK (hay que tener en cuenta que Ian McDonald fue el compositor principal en este disco). Luego Fripp resucitaría al rey carmesí en los 80 para mas tarde disolverse por segunda vez y regresar de nuevo en los 90, con conceptos novedosos en cada ocasión. Pero jamás alcanzaría King Crimson la lucidez y la belleza de esta auténtica obra maestra. 


FICHA TÉCNICA

Géneros: Rock Progresivo, Art Rock, Jazz Rock, Rock Experimental
Publicación: octubre 1969
Sello original: Island
Producción: King Crimson
Duración: 73:53
Músicos:
Robert Fripp: guitarra
Ian McDonald: flauta, clarinete, saxo, vibráfono, teclados, melotrón, voces.
Greg Lake: bajo, voz principal
Michael Giles: batería, percusión, voces


Track listing

1- 21st Century Schizoid Man
2- I Talk to The Wind
3- Epitaph
4- Moonchild
5- The Court of The Crimson King

martes, noviembre 23, 2010

El aparatito de Lumiere - BON APPETIT




***
 
Las películas hechas en régimen coproducción con un motrollón de países involucrados rara vez suelen resultar obras maestras, aunque si que pueden llegar a ser filmes más que aceptables, como es el caso de Bon Appetit, un inofensivo melodrama de corte romántico que trata de ser una película “muy europea” y a la vez socialmente actual, pero que a pesar de ser un trabajo esforzado y a veces con puntos de brillantez, no deja de ser una poco estimulante historia de amor, aunque hay que admitir que como película de un director debutante (David Pinillos) no esta nada mal. Esta coproducción entre España, Suiza, y Alemania rodada en tres ciudades diferentes (Zurich, Bilbao y Munich) es una película cuya principal virtud es que aún siendo formalmente algo gélida resulta humana y entrañable, gracias a la credibilidad de la totalmente imperfecta historia de amor que cuenta entre un joven cocinero bilbaino, Daniel (Unax Ugalde) y Hannah (Nora Tschirner), la sumillier del prestigioso restaurante suizo en el cual entra a trabajar. Un amor no correspondido, consecuencia de malentendidos y con todas las dificultades esperables que se interponen cuando la relación profesional se mezcla con la personal. No se puede reprochar nada a sus jóvenes protagonistas, con un Unax Ugalde inspirado aunque su voz en la versión doblada al castellano no sea la suya, sino la del actor de doblaje David Robles, voz hispana de Leonardo di Caprio o Cillian Murphy, y una Nora Tschirner perfecta, ni tampoco a una ambientación muy cuidada y centrada en el mundo de los grandes restaurantes y la alta cocina con un toque muy europeo y en nada pedante, pero el guión se pierde a veces por vericuetos y para colmo muchas veces los diálogos resultan demasiado tópicos y mil veces oídos en películas de corte más o menos romántico. Al final, eso sí, la película va ganando empaque y consigue mostrarse como una historia muy estimulante, aunque pelín superficial.

La sensación final al terminar de ver la película es que no ha cumplido uno de los cometidos fundamentales de un filme de estas características, que es el de emocionar, lo cual no dice mucho a su favor pero tampoco impide que sea una película de agradable visión y ciertamente sugerente.