domingo, abril 24, 2011

El aparatito de Lumiere - CODIGO FUENTE (SOURCE CODE)


  
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Tras sorprender hace 2 años con la curiosa cinta Moon, el británico Duncan Jones presenta su segundo filme, también enmarcado en el género de la ciencia ficción y al igual que aquella brillante opera prima, también con cierto componente filosófico y rebuscadas digresiones temporales. ¿Ha hecho la misma película? En absoluto, pero la sombra de aquella vistosa e inteligente paranoia que era Moon planea constantemente en Code Source, un filme con mayor presupuesto que aquel y planteamiento diferente que pese a todo le costará huir de las odiosas comparaciones.  Jake Gyllenhaal es el protagonista de esta complicada historia en la que encarna a un soldado norteamericano que tras haber sido destinado a Afganistan despierta sin saber como en el cuerpo de otra persona que esta viajando en un tren con destino a Chicago. Tras una explosión en el tren, vuelve a despertar esta vez en una especie de cápsula situada en el Pentágono en donde le comunican que ha sido elegido para formar parte de una misión ultrasecreta: impedir que unas bombas estallen en Chicago mediante una serie de viajes mentales temporales en los que asume la identidad de uno de los pasajeros del tren. El soldado Colter Stevens tendrá por tanto que agudizar su ingenio y observación en una serie de “viajes” de 8 minutos en los que estará siempre en el mismo momento temporal viviendo los mismos acontecimientos una y otra vez. ¿A que recuerda esto? ¿A una famosa comedia de los 90, verdad? La idea tal vez ya no sea tan original, pero el planteamiento y desarrollo del filme esta realmente logrado y sin recurrir a trucos manidos del género de ficción científica ni a maniqueísmos palomiteros, la tensión y la emoción se mantienen constantes durante algo más de hora y media de metraje.
        
Pueden resultar cansinos los efectos de imágenes y la repetición de situaciones (por clara necesidad de guión), pero esto no logra afectar a un conjunto visual bastante interesante. La cierta atmósfera claustrofóbica y lo kafkianamente desesperante que resulta la situación del protagonista tampoco son la alegría de la huerta, pero la película en ningún modo resulta agobiante. Que nadie se espere eso sí la típica película de “salvar el mundo” ni cosa parecida, teniendo en cuneta además que bajo el trasfondo de filme de acción hay una cierta crítica a las políticas bélicas, al secretismo gubernamental y también al forzado stress y la vacuidad (remediable) de la vida contemporánea. Al final, un cierto mensaje de esperanza alumbra una historia que a ratos puede parecer pesimista, aunque el epílogo sea algo impostado.

En resumidas cuentas, Duncan Jones (hijo del cantante David Bowie) puede ser llegar a ser un gran director pese a que esta película sea algo inferior en calidad a Moon y empiece ya a repetirse en temáticas demasiado pronto. Una película sin excesivas ambiciones pero recomendable.

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