martes, mayo 24, 2011

El aparatito de Lumiere - AGUA PARA ELEFANTES (WATER FOR ELEPHANTS)



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Sin grandes alardes y sin necesidad de contar historias ambiciosas, una película puede funcionar muy bien en cualquier género, y eso es lo que le ocurre a esta cuidada y atractiva cinta, una adaptación de novela de Sara Gruen que consigue ser un melodrama original y convincente pese a lo manido de su planteamiento (historia de un amor imposible) y un cierto inadecuado manierismo que remite a títulos exitosos del género en los últimos 15 años como Titanic. Esta no obstante es una película exenta de grandes ambiciones dirigida con clase y gusto por Francis Lawrence, quien nos transporta al mundo del circo en su época dorada, los años 30, cuando en EEUU el espectáculo circense era un negocio y entretenimiento de primer orden que atraía a grandes masas de público en una época difícil inmediatamente posterior al desplome de la bolsa en 1929. Una ambientación muy elaborada hace creíble el encanto retro y camp de este filme en donde destaca una soberbia recreación del circo de la época

Robert Pattinson, estrella gracia a los filmes de la saga Crepúsculo interpreta a Jacob Jankowsky, el protagonista de la historia, un joven estudiante de veterinaria que en 1931, desnortado y sin un duro, por azar se enrola en un exitoso circo ambulante en donde a trancas y barrancas consigue colocarse como veterinario ante la falta de atenciones que están viviendo los animales del espectáculo. Su buen hacer y su honestidad  consiguen vencer los recelos iniciales de sus compañeros faranduleros, pero la presencia de la mujer del jefe de pista (interpretado por el alemán Cristoph Waltz, al revelación de Malditos Bastardos), una bella domadora de animales (Resse Witherspoon), despertará el amor en él, y claro está, esto traerá consecuencias imprevisibles. La película sabe fluctuar bien entre el melodrama y la crónica social de una época además de retratar con cierta efectividad cosas tan sugerentes como la dificultad de aceptación del extraño o el poder del cariño como superador de barreras, aunque todo de una manera esquemática más que nada por el guión se centra más en los personajes y en sus un tanto repetitivas cuitas internas y lo demás digamos que sirve de fondo a veces de manera demasiado desdibujada. Sin embargo, son abundantes los momentos emocionantes y al final la película no cae en la ñoñería ni en la lagrimita aunque en algún momento se atisbe cierto peligro a que esto ocurra. Una película elegante y sugerente para olvidar los problemas durante dos horas.      

lunes, mayo 23, 2011

INDIGNADOS ES POCO

Hace unos días que surgió en toda al geografía española un movimiento ciudadano de los de siempre, de los de a al antigua usanza, de aquellos que aprecían ya olvidados en una época de idotización, acomodaminto y pasotismo social. Es el movimiento Indignados o 15 M, que viene a leer la cartilla a la clase política española, lerda, inoperante, autocimplciente e ineficaz en una época de grave crisis que  ha sabido incapaz de resolverla y más aún, la ha agrabado todo lo que ha podido.

Numerosas concentraciones en diferentes ciudades vienen a recordarno que hay que movilizarse para recordar a los dirigentes que lo priemro qeu tieen que ahcer es solucioner nuestros problemas, especialemnte los de la gente jóven cuyo futuro se antoja muy negro: una generación al borde del abismo y los de la poltrona, como si nada.

Por eso rayos C en la oscuridad da su apoyo incondicional a Indignados. Que siga la indiganción 


domingo, mayo 22, 2011

MAFALDA VS. CHARLIE BROWN: HUMANIDADES EN TIRA CÓMICA




Si nos pidiesen citar dos cómics en formato de la llamada tira cómica (sea uno aficionado a los tebeos o no) enseguida nos vendrían a la cabeza dos nombres: Mafalda y Peanuts/Charlie Brown (o Carlitos, como se le conoce en los países de habla hispana), Peanuts/Charlie Brown y Mafalda. Dos de los mejores cómics de la historia, dicho sea de paso, y con una enorme influencia no solo en el noveno arte, sino en diversos campos de la cultura y de la sociedad, y por que no, en la  consciencia colectiva,  cado uno en su respectivo ámbito sociogeográfico (que en el caso de Charlie Brown (creado por Charles Schultz en EEUU) abarcaría a toda la sociedad occidental y en el de Mafalda (creada por Joaquín Salvador Lavado, Quino en Argentina) esencialmente a los países de habla hispana y a Latinoamérica en general). Ambos cómics, además, comparten un importante y significativo rasgo común, a parte del hecho de tratarse de “tiras” que fueron originalmente publicadas en periódicos y revistas: están protagonizados por niños pero su de temática es claramente adulta. Por ese motivo fueron dos tebeos cuya importancia universal se antoja inconmensurable ya que cada uno a su manera ayudaron a dar un tono adulto y trascendente al cómic humorístico. Y tanto Carlitos como Mafalda, más allá de lo concerniente al mundo de la viñeta, se han convertido en todo un fenómeno cultural e intelectual cuya significación puede extenderse a materias que los dos cómics tocaron, como son la política, los problemas sociales, las relaciones internacionales y la denuncia ante las injusticias, en el caso de Mafalda, o las miserias y contradicciones de la condición humana, la lucha por los ideales y por el éxito, y las ansias de superación ante las barreras y la frustración que produce el no lograrlo, en el caso de Charlie Brown y sus Peanuts. 


Charlie Brown en sus viñetas se ocupó de la filosofía, la psicología y la antropología, mientras que Mafalda tocó fundamentalmente la sociología, la política y también la psicología. En ambos casos, como se ve, el elemento humanístico era el tema fundamental de estos tebeos; esa fue su gran aportación temática al mundo del cómic y de la cultura popular y la razón del porque de su importancia y de su enorme trascendencia. Es comúnmente aceptado que la serie argentina Mafalda, creada en 1964, estaba inspirada en las tiras de los Peanuts, creadas por Schultz en 1950, pero pese a las similitudes, tomó prácticamente desde el principio derroteros temáticos diferentes, aunque ambos cómics siempre mantuvieron sus paralelismos y su temática para mayores aún cuando los protagonistas fuesen críos de corta edad. Pero vayamos por partes.


La vida según Charlie Brown


 Como ya hemos dicho la serie de tiras Peanuts nació en 1950, concretamente un 2 de octubre publicada en 8 diarios norteamericanos de gran tirada por medio de la distribuidora de cómics a la prensa United Feature Syndicate. Charles M. Schultz (1922-2000), su creador, posiblemente no sabía aquel día que había publicado la primera tira de uno de los cómics más importantes de la historia y cuya  vida llegaría a 50 años, puesto que se dejó de publicar muy poco antes de la muerte de su dibujante y guionista en el año 2000. Las historietas de los Peanuts -este nombre, impuesto por la United Feature, nunca le gustó a Schultz y de de hecho él mismo y  los seguidores del cómic  preferían denominarla Charlie Brown, como pasó a titularse en algunos periódicos y como es mas conocida en todo el mundo- pronto consiguieron enorme éxito aunque nadie sabía a ciencia cierta si estaban dirigidas a los niños y a los adultos debido a su extraño humor entre sesudo, filosófico, existencialista y absurdo. Lo cierto es que la doble lectura de estas historietas siempre fue una constante en esta historieta, por un lado los niños disfrutaban de las desventuras y ocurrencias de Carlitos, su larga pandilla de amigos y su incorregible perro Snoopy (que pronto pasó a compartir protagonismo con Charlie e incluso se convirtió en el personaje central a partir de los70), mientras que el público adulto encontraba gran interés en estas tiras en donde se retrataban todas las frustraciones e imperfecciones del ser humano en el siglo XX: la ambición, la envidia, la lucha contra las barreras, la influencia de las injusticias, la dificultad de organizar grupos organizados, el acomodamiento y el hedonismo de la sociedad, la insuficiencia del estado de bienestar y la poca satisfacción que producen los avances de la ciencia…y así hasta completar una larga lista de ítems. El psicoanálisis, el desarrollo personal, la ética, el sistema educativo, son algunos de los temas que también trataron estas maravillosas tiras cómicas. Muy pronto Charlie Brown, Snoopy y el resto de los Peanuts (Linus, Lucy, Sally, Pig Pen, Peppermint Patty…) se convirtieron en un fenómenos social en EEUU y en todo el mundo: especiales y series de televisión en dibujos animados desde la década de los 60, obras de teatro, merchandising…incluso hoy en día la imagen de Carlitos y Snoopy es ampliamente conocida (aunque no se haya leído ni una sola historieta suya) y son ya todo un icono, además de símbolos de cultura popular norteamericana.



Charlie Brown a lo largo de sus 50 años de historia como cómica atesoró toda un amplia galería de personajes, aunque los personajes centrales y con mayor aparición se reducen a aproximadamente una decena. Se da la circunstancia de que en Peanuts solo aparecen niños y niñas, nada de adultos. Ni tan siquiera se puede “oír” adultos en off mediante bocadillos en off, simplemente Carlitos y sus amigos se limitan a repetir las frases y preguntas de padres, profesores y otra gente mayor cuando estos “aparecen” en alguna historieta (algo que tampoco ocurre muy a menudo). Charlie, el personaje central, es un niño de unos 8 años (tenía 4 cuando empezó la tira) neciamente idealista y persistente, pretende formar un equipo de béisbol y nunca lo consigue, cuando consigue jugar a este deporte no da pie con bolo y el insiste en ser el mejor cuando es una nulidad y fracasa cada vez que intenta volar una cometa, pero el, inmune al desaliento, vuelve otra vez: es un entrañable cabezota y un fracasado profesional que pese a todo es el más carismático de su pandilla de amiguitos aún cuando en esta hay personalidades más fuertes y con mayor sentido de la realidad (Lucy y su hermano Linus, por ejemplo, pero sobre todo su propio perro “humanizado” Snoopy).  El can de los Peanuts, como hemos dicho, es junto a Carlitos el personaje prominente de la serie especialmente a partir de los 70 cuando la mayoría de las historietas comenzaron a  centrarse en sus curiosas andanzas. Capaz de pensar y actuar como un humano, además de andar a dos patas (aunque no habla se expresa al lector mediante pensamientos que muchas veces son captados por los niños de la banda), es un personaje cuerdo y racionalista, un filósofo irónico y cínico aunque bastante excéntrico y con un punto de histrionismo, siempre crítico con los humanos y sus defectos. Su desbordante imaginación, su voluntad por convertirse en un humano intelectual (en escritor, principalmente)  y su desdoblamiento en diferentes alter egos (el As de la Aviación y Joe Cool (Joe el Pasota) son los más notables) hacen de Snoopy un personaje verdaderamente descacharrante y rico en matices. Del resto de personajes merecen ser mencionados varios de ellos; así nos encontramos con Sally, la hermana pequeña de Charlie, inocente y dependiente de su hermano; Lucy Van Pelt, una niña inteligente, agresiva, mandona y posesiva, psiquiatra vocacional; Linus, el hermano de Lucy, un crío con profundos razonamientos filosóficos y una total dependencia a su “sábana de la seguridad” a la cual se agarra frecuentemente mientras se chupa el dedo; Schroeder, un pequeño pianista prodigio del que Lucy esta enamorado aunque él ni caso; “Peppermint” Patty, una niña auténtico caos de la naturaleza, locuaz, atolondrada, ignorante, impulsiva y capaz de sacar de sus casillas a todo el mundo; Marcie, la amiga (y sufridora) gafosa de Patty; Pig Pen, el niño eternamente mugriento; el pajarillo amarillo Woodstock (Emilio en versiones hispanas), el surrealista aliado de Snoopy. Existen otros muchos más personajes, pero es imposible nombrarlos a todos.


El mundo de Mafalda


Mafalda es un personaje creado posteriormente a los Peanuts (14 años después) en un contexto (Argentina) en donde la industria del cómic no estaba (ni ha estado nunca) tan desarrollada como USA y otros países europeos, aunque la república argentina siempre ha sido una de las principales potencias latinoamericanas en lo que al noveno arte se refiere, con grandes dibujantes y creaciones. Precisamente, Mafalda se trata del cómic argentino y también latinoamericano más popular de todos los tiempos. No es exagerado decir que su influencia en la cultura y la sociedad latinoamericana en general y Argentina en particular ha sido enorme. Este entrañable e irrepetible personaje infantil y todo su mundo circundante vieron la luz un 29 de septiembre de 1964 en la revista semanal Primera Plana, publicada en Buenos Aires. Años después, las tiras de Mafalda eran publicadas y muy conocidas en diferentes países de habla hispana, además de en España - donde se hizo muy popular a partir de la época de la transición a al democracia entre 1975 y 1980-  y otros países europeos, siendo aclamados por al crítica como uno de los mejores cómics de humor que se habían hecho jamás. Su creador, Joaquín Salvador Lavado, más conocido como Quino (1932) creó al personaje para una campaña publicitaria de electrodomésticos que no llegó a materializarse, aunque un tiempo después de que hiciese las primeras viñetas inéditas, decidió publicarlas. A Quino le propusieron hacer para esa campaña publicitaria unas tiras similares a las de los Peanuts de Schultz, con un grupo de niños como protagonistas y él decidió centrarse en un personaje concreto, Mafalda, una niña de unos cinco años bastante madura y con tendencia a cuestionarse cuestiones de adultos como la situación política internacional. Una se comenzaron a publicar las tiras de Mafalda en Primera Plana quedaba claro que esta serie, pese a sus similitudes evidentes, era diferente a los Peanuts en cuanto que estaba focalizada en un personaje (mucho más que Charlie Brown en las tiras americanas), aparecían más entornos y personajes adultos y huía del humor nonsense, existencialista y a veces harto complicado  de Carlitos para adentrare en un humor más directo y de crítica social. Mafalda dejó de publicarse en 1973 (Quino seguirá en activo), pero su popularidad no ha decrecido nunca y sigue siendo uno de los mejores y más queridos cómics en habla hispana: en España y Latinoamérica su popularidad es mayor que la de Charlie Brown.  Al igual que su inspirador estadounidense, Mafalda ha sido objeto de numerosos volúmenes, cuadernos y álbumes recopilatorios y también ha tenido adaptaciones animadas en forma de largometraje o cortos televisivos. No obstante, su repercusión a nivel mundial ha sido claramente inferior al de Charlie Brown y Snoopy, debido a su condición de cómic no anglosajón y más concretamente su filiación como una historieta surgida en país escasamente desarrollado en los últimos años como Argentina.


 El personaje de Mafalda funciona como elemento central y catalizador; es una niña casi con mentalidad de adulta que cuestiona constantemente la sociedad, la situación mundial y de su país en la época en al que vive (años 60 y 70) en medio de una sociedad occidental que en aquella época estaba experimentando grandes cambios sociales, políticos, culturales y económicos, y en un país concreto, Argentina, que era en los primeros 60 de los más ricos y desarrollados de Sudamérica pero que año tras año se iba empobreciendo por la ineptitud de la clase política y su tendencia a “venderse” a potencias extranjeras y a empresas multinacionales…por no hablar del negro futuro que le esperaba al país después de la desaparición de Mafalda como historieta en 1973, con la dictadura de la junta militar. No obstante, Mafalda y sus amigos siempre se centrarán en un aspecto más internacional y global a lo hora de hacer sus afiladas críticas sociopolíticas: la guerra fría y la política de bloques, el papel de la clase política, la distribución de la riqueza mundial, la inoperancia de la burocracia, las aspiraciones de las clases populares, la importancia de la cultura y la educación, el mundo de los niños frente a los adultos…pero también se tocan aspectos más humanos, cotidianos y psicológicos  como la codicia, el egoísmo, las relaciones familiares, la amistad. En cierto modo se trata de un cómic más cercano y realista que Charlie Brown, donde las situaciones son más reconocibles, reales y concretas. Mafalda parece actuar como una voz de la conciencia de una sociedad que quería aspirar al estado de bienestar como era la argentina de los años 60 y que en ese aspecto no lo tenía nada fácil. Mafalda, mediante la dialéctica con sus progenitores, con su grupito de amigos y con otros personajes ocasionales, pone en relieve su opinión sobre lo mal que andan las cosas pero al mismo tiempo muestra sus ansias por una sociedad mejor. Simpática pero malhumorada y malencarada a veces, dueña de un florido verbo impropio a su edad y con un enorme sentido de la responsabilidad y con una cordura mayor que la de sus padres, Mafalda, inconformista y rebelde, no deja indiferente a nadie que la oye.     
                 
  
  El contrapunto a Mafalda lo ponen su padre y su madre,  un matrimonio convencional de clase media incapaz de ponerse a la altura intelectual de su hija e incapaz de dar una respuesta satisfactoria a sus complicadas preguntas que se siente como pez en el agua en un mundo mediocre (salvo las preocupaciones del padre por el trabajo), así mismo, resulta revelador el acomodamiento de la madre a su rol de ama de casa, algo que a Mafalda le repatea. La galería de amigos de Mafalda – más reducida y concreta que los Peanuts- es junto con el personaje principal lo que da vida a esta serie: Así, tenemos a Felipe, el mejor amigo y confidente de Mafalda, un año mayor que ella y con un carácter fantasioso e idealista que choca con el realismo y sentido práctico de Mafalda (es también proverbial su odio al colegio); Manolito, un niño hijo de emigrantes gallegos dueños de una tienda de comestibles (el Almacén Don Manolo) y muy preocupado por el dinero y la riqueza, aunque es bastante brutote, basto y exegerado; Susanita, una niña rubia superficial y repipi, aunque muy cínica y retorcida, preocupada únicamente por sus futuros hijitos y por fundar un familia; Miguelito, un niño muy ingenuo aparentemente pero capaz de soltar perlas de lo más profundo aunque provistas de un peculiar sentido del razonamiento (el personaje de Mafalda que más cerca está de los Peanuts); Guille, el hermanito de Mafalda (nace en el transcurso de la serie y llega a los 2 años de edad), inconformista y rebelde pese a su tierna edad; y Libertad, una diminuta chiquilla de ideas izquierditas radicales que saca a relucir en el momento más inoportuno. Mafalda y sus amigos tratan de representar la visión limpia e inocente (infantil) de los niños ante el mundo y la sociedad, aunque su posicionamiento sea más propio de la mente de adultos, aunque eso sí, con un carácter bastante esquemático.                 


Norteamérica y Sudamérica


 ¿Responde Mafalda al carácter rebelde e inconformista de muchos ciudadanos del tercer mundo, especialmente en Latinoamérica? ¿Reflejan Charlie Brown y Snoopy la situación personal y social del nortemericano medio o es más bien un retrato más universal y general del ser humano en su conjunto, más antropológico y psicológico que sociológico? La conclusión a la que siempre se llega cuando se ha leído con detenimiento varias de estas historietas es que las de Mafalda tienen un carácter más social y político, y por lo tanto de acción y reivindicación, y las de Carlitos un matiz más psicológico y filosófico, y por así decirlo, intelectual, por lo que a pesar del eminente carácter humanista y trascendentemente adultos de ambas, son dos cómics de pretensiones diferentes. Pero en todo caso resulta incorrecto decir que cada una de las series refleja a grandes rasgos la situación, la sociedad y la mentalidad de ambos países  (USA y Argentina), de dos subcontinentes (Norteamerica y Sudamerica) o de dos situaciones de desarrollo socieconómico marcadas por la situación geoestratégica (el norte y el sur)


 Umberto Eco fue el primer intelectual que realizó un (breve) análisis conjunto de ambos cómics. El por entonces  ensayista y semiólogo italiano escribió un prólogo (sin firma) en la recopilación italiana Mafalda, la contestataria de 1969. En dicho prólogo, Eco afirma: “Charlie Brown es norteamericano; Mafalda es sudamericana. Charlie Brown pertenece a un país próspero, a una sociedad opulenta a la que busca desesperadamente integrarse mendigando bienestar y solidaridad. Mafalda pertenece a un país lleno de contrastes sociales que, sin embargo, quiere integrarla y hacerla feliz. Pero Mafalda resiste y rechaza todas las tentativas. Charlie Brown vive en un universo infantil del que, en sentido estricto, los adultos están excluidos (aunque los chicos aspiren a comportarse como adultos). Mafalda vive en una relación dialéctica continúa con el mundo adulto que ella no estima ni respeta, al cual se opone, ridiculiza y repudia, reivindicando su derecho de continuar siendo una nena que no se quiere incorporar al universo adulto de los padres”. No se sabe hasta que punto Charlie y sus amigos quieren integrarse en el mundo de los adultos, como sostiene Eco, más bien da la impresión de que su mundo es un mundo formado únicamente por niños que por ellos son los únicos arquetipos humanos que hay (el inseguro, la dominadora, la ingenua, el fracasado, el impasible) y por tanto, son como adultos. No parece que Charlie Brown busque la solidaridad como norteamericano más que ningún otro ciudadano del mundo. Si que, en cambio, es bastante acertado el análisis que se hace de Mafalda, el mismo Umberto eco llega a afirmar que Mafalda es más comprensible para el público latino (italiano, francés, hispanohablante) que los personajes de cómic norteamericanos, así como que este personaje es hijo de su tiempo (finales del siglo XX) - siempre teniendo en cuenta que  muchas de las protestas y reivindicaciones expresadas en las tiras del personaje argentino continúan con plena vigencia en la actualidad.


Sus parecidos razonables

En definitiva, las similitudes entre los cómics de Charlie Brown y Mafalda son varias:
- Ambos están centrados en un grupo de niños de bastante corta edad (de entre 5 y 8 años, más o menos) que viven y discuten sobre temas propios del mundo de los adultos o que son del interés casi exclusivo  de la gente mayor.
- Estos diferentes personajes infantiles tienen cada uno personalidades individuales muy definidas y marcadas que de alguna manera representan varios arquetipos humanos. En las historietas siempre se comportan conforme a ellos y esto hace que la historieta o tira en cuestión se desarrolle de un modo determinado
- Se trata en ambos casos de historietas humorísticas ambiguamente dirigidas tanto al público adulto como al infantil, pero solo los adultos pueden entender el alcance total de su humor 
- El aspecto humanista es básico en ambos cómics, como hemos visto antes.
- Son muy importantes en los dos los diálogos y las frases de los personajes sobre todo a la hora de conformar el gag humorístico final de la última viñeta, aunque en momentos dados se utiliza puede utilizarse un desarrollo mudo 
- Los personajes viven situaciones que en muchos casos son desagradables o problemáticas, vistas siempre desde una óptica desdramatizadota (en apariencia) e irónica. No obstante, en numerosas ocasiones las conclusiones que se sacan son bien pesimistas.
- Ambas tiras cómicas recogen el espíritu de cambios que se experimentó en todo el mundo en las décadas de los 60 y 70 en el siglo XX. En el caso de la historieta argentina, vivió precisamente en esas dos décadas, en el caso del cómic estadounidense, pese a que fue creado a principios de los 50, vivió una época de esplendor y desarrollo notable a partir de la segunda mitad de los 60 llegando a su cénit en la década siguiente. En las viñetas del personaje de Quino,  es fácil discernir que se trata de un cómic sixties por sus referencias a la guerra de Vietnam, a los Beatles, a la guerra fría, las revueltas sociales tipo de mayo del 68, etc. En los Peanuts no existen esas referencias político sociales o históricas tan claras, pero se contempla claramente que el comportamiento de los personajes bebe de esa liberalización que supuso en muchos aspectos los 60 (el carácter feminista de Lucy, la liberalidad de comportamiento de Patty, personajes afroamericanos como Franklin, los intereses intelectuales de Lucy, Linus o Snoopy inspirados en intelectuales como Marcuse, o el mismo nombre del pájaro Woodstock, bautizado en honor al mítico festival de rock de 1969)
- En ambos casos hay leiv motivs que sin ser del todo importantes funcionan como filones inagotables de situaciones y gags recurrentes: el odio de Mafalda a la sopa, la obsesión de manolito por el dinero, las fantasías escapistas de Felipe o las ansias de maternidad de Susanita en el caso de Mafalda; y el lado de Charlie Brown, el pintoresco puesto de psiquiatría de Lucy, la violencia de esta practicando deportes, la sábana con vida propia de Linus, los inútiles flirteos de Lucy hacia Schroeder  o la obsesión de Snoopy con convertirse en escritor trabajando con su máquina de escribir sobre el techo de la caseta 





Diferencias irreconciliables

Las diferencias que existen entre ambos cómics se pueden resumir de la siguiente manera:
- En Mafalda el universo de personajes y escenarios es enormemente más rico que en Charlie Brown: en el cómic argentino además de los personajes centrales (Mafalda, sus amigos, y sus padres) aparecen muchos más personajes, ya bien sean recurrentes, ocasionales, puntuales o meras figuras de fondo, mientras que en Carlitos los únicos personajes con presencia física propia son la pandilla de los Peanuts (formada por personajes centrales, otros más secundarios y otras algo más ocasionales pero con apariciones repetidas), el perro Snoopy, el pájaro Woodstock, y a partir de los 80, los parientes caninos de Snoopy. No existe apariciones de personajes “figurantes” en Charlie Brown y ni un solo personaje aparece solo una vez, ya que cada nuevo personaje en estas tiras siempre supuso cierta continuidad, aunque al final solo fuese limitada en el tiempo. Ya se ha comentado que en Peanuts no aparecen personajes adultos, mientras que en Mafalda estos gozan de significación y protagonismo (y no solamente los padres de Mafalda). En las tiras de los Peanuts los escenarios siempre fueron simples y nada elaborados, mientras que en Mafalda todo (casas, habitaciones, apartamentos, calles, jardines, tiendas, el colegio, etc) aparecía dibujado con todo lujo de detalles). Esto es debido a que en Peanuts se trata siempre de enfatizar sobre manera a los personajes y a las acciones visuales, algo que en Mafalda es más subsidiario. 
- En Charlie Brown durante 50 años surgieron infinidad de personajes nuevos más o menos importantes. En Mafalda la pandilla estaba ya configurada en 1966, sin apenas cambios en los años siguientes salvo las incorporaciones de Guille (1968) y Libertad (1970), quienes gozaron de menor presencia en comparación con los otros cinco personajes infantiles a lo largo de la historia de las tiras.  La pandilla de los Peanuts solo en sus personajes más o menos principales se acerca a la veintena, pero ha habido Peanuts a lo largo de los años para dar y regalar. Muchos de los principales amigos de Charle surgieron con bastantes años de diferencia con respecto a la publicación de la primera tira de Peanuts en 1950, y hasta principios de los 70 la principal “alineación” de los “Rabanitos” (Charlie, Linus, Schroeder, Patty, Sally, Franklin, Marcia, Frieda, etc.) no se consolidó.
- Es eminente el carácter intelectual y reflexivo de los cómics de Charlie Brown (muchas veces demasiado sesudo), algo que no ocurre en las tiras de Mafalda. En Mafalda los personajes discurren y hablan de cosas más “terrenas” como la política y los problemas del mundo y la sociedad, mientras que los Peanuts se meten (de manera a veces inesperada) en debates y sentencias de cierto contenido psicológico, filosófico y existencial. El análisis sociopolítico por otra parte apenas aparece en las tiras de Charlie Brown salvo en alguna reflexión de Snoopy.
- Charlie Brown es un cómic de carácter más coral, mientras que Mafalda esta muy centrado en su personaje protagonista. No se puede decir que Charlie Brown- salvo en los primeros años- haya sido el personaje principal de Peanuts, aunque si el más importante y carismático (como líder de la pandilla) y a la postre el más iconográficamente conocido por el público. En todo caso, ha compartido protagonismo principal (y liderazgo) con el perro Snoopy, para muchos el personaje más importante de este cómic por su (paradójica) humanidad y poso simbólico (como imagen es incluso más conocido que Carlitos y cualquier Peanut). Aunque los personajes de Mafalda están muy bien elaborados, los de Peanuts no solo no se quedan atrás sino que son capaces de superar a Carlitos y Snoopy en protagonismo en bastantes momentos y en un buen número de tiras o running gags.    
- El tipo de humor de ambos cómics es algo diferente: en Mafalda se usa el humor directo, la ironía, la sátira y el comentario sarcástico, mientras que en Peanuts predomina un humor absurdo y nonsense (verbal y visual) que a la larga precisa de cierta complicidad del lector con el pequeño universo de estas historietas, así como de una familiaridad con los personajes y su carácter. Es por ello a veces bastante frecuente que el nuevo elctor de las andanzas de Charlie, Snoopy y compañía no entienda muchos chistes, frases y gags de los personajes. Además, Peanuts recurre numerosas veces a elementos surrealistas y absurdos (la sábana viviente de Linus, las facultades humanas de Snoopy y Woodstock, el supuesto enorme tamaño interior de la diminuta caseta de Snoopy, el hecho de que el perro opte por estar más en el tejado de al caseta que en el interior de la misma) que dan un tono fantasioso,  extravagante e irreal prácticamente inexistente en Mafalda.