miércoles, noviembre 02, 2011

El aparatito Lumiere LAS AVENTURAS DE TINTÍN: EL SECRETO DEL UNICORNIO (ADVENTURES OF TINTIN)

 
  
****

Por fin llegó. Mucho se ha estado hablando en los últimos años de la esperada adaptación de Tintín al celuloide por parte de Steven Spielberg y Peter Jackson y se esperaba con ansiedad esta traslación realizada en formato animación digital con la técnica motion capture, tanto por parte de seguidores acérrimos del personaje de cómic creado por el gran Georges Remi Hergé en 1929 como por amantes del cine de aventuras y de evasión, de los cómics en general, y como no, de los fans de la obra del eterno rey midas del séptimo arte, Steven Spielberg y de los de su aventajado discípulo, el neozelandes Peter Jackson (saga El Señor de los Anillos, King Kong). Un maridaje artístico interesante el de Spielberg y Jackson (director y productor de este filme, respectivamente) ya que salvando las distancias Peter Jackson podría ser considerado en muchos aspectos el sucesor de Spielberg. Y Tintín, uno de los personajes más leídos y míticos del noveno arte comiquero y todo un icono cultural europeo se merecía un tándem profesional de ese calibre y una adaptación al cine tan digna como la que estos dos cineastas nos ofrecen: más de 100 minutos de cine de evasión al cien por cien con acción, aventura y humor para dar y tomar respetando y homenajeando además todo el universo del inmortal personaje de tinta china. Los fans irredentos y estudiosos de Tintín (denominados “tintinólogos”) pocas pegas o ninguna encontrarán a esta adaptación que -aunque tomándose algunas licencias hollywoodienses y comerciales-  resulta bastante fiel a los álbumes de Tintín y su espíritu entre épico, naïf, irónico, cosmopolita, exótico y repleto de enseñanzas morales y éticas en un contexto de aventura “de toda la vida”: ha sido un acierto hacer una adaptación animada 3D infográfica en lugar de una con actores de carne y hueso permanentemente en la pantalla (los hay en esta película, pero prestando solo sus movimientos y voz a los personajes), tanto acción, personajes y escenarios ofrecen un espectáculo visual de primer orden que con métodos tradicionales no hubiese hecho justicia al cómic original. Es cierto que una animación 3D puede resultar chocante para adaptar un tebeo de la escuela europea llamada “Línea Clara”, basada en trazos muy marcados y concretos y volúmenes y colores simples, pero el resultado final no chirría en ningún momento. Unas imágenes muy bellas en definitiva con un diseño de  personajes que combinan magistralmente el realismo con lo caricaturesco respetando al máximo posible la apariencia de los personajes en las viñetas (Tintín es en esta película precisamente el personaje con rostro más realista)

Spielberg tenía los derechos cinematográficos sobre el personaje desde 1983, pero debido a al dificultad del proyecto lo fue apartando en años sucesivos hasta convencerse que había llegado el momento principalmente debido a los avances tecnológicos en el mundo del celuloide. Tal y como al parecer dijo el propio Hergé tras ver En busca del Arca Perdida, Steven Spielberg era el director ideal para llevar a Tintín la cine y así ha sido. El adolescente reportero belga ya había tenido dos olvidables adaptaciones francesas en carne y hueso en los sesenta no basadas en ninguna aventura del personaje, un par de series de animación para televisión, dos pelis de dibujos animados para la pantalla grande y hasta una casi perdida película con muñecos stop motion en los años 40, pero se puede decir que su momento cinematográfico ha llegado por fin de la mano de este filme, el primero de una trilogía planeada por Spielberg y Jackson y de la que evidentemente penderá siempre  la sombra de la serie Indiana Jones, que guarda no pocas similitudes con las aventuras de Tintín. Para esta supuesta primera película de una nueva serie, se ha optado por adaptar tres de los mejores álbumes de Tintín: El Secreto del Unicornio (1943) (sobre el que esta basado el grueso argumental del filme), El Tesoro de Rackhman el Rojo (1944) (solo el principio), y El cangrejo de las Pinzas de Oro (1941) (que sirve para incluir el primer encuentro entre Tintín y el borracho e incorregible Capitán Haddock), una buena introducción ya que dichos álbumes concentran gran parte del espíritu tintinesco: búsqueda de algo valioso, localizaciones exóticas, villanos de opereta, situaciones al límite y un sin fin de aventuras y desventuras. El guión que firman Steven Moffat, Edgar Wright y Joe Cornish ha sabido conciliar el concepto actual del cine de evasión con la aventura tintinesca y resultará atractivo para cualquier público, independientemente de que haya leído o no cómics del personaje y siempre que tenga un espíritu infantil-adolescente (como es recomendable tener ante este tipo de cine) y este desprovisto de prejuicios. Resulta una delicia seguir al siempre avispado y marisabidillo Tintín junto con el descacharrante Capitán Haddock (que en este filme no olvida sus inmortales y rebuscados insultos ni su afición por el whisky) en su búsqueda de los pergaminos que contienen las pistas para hallar un fabuloso tesoro hundido en un barco del siglo XVII cuyo capitán era un bravo antepasado del perdedor y desmañado Haddock, con el pérfido Sakharine al acecho, los patosos policías Hernández y Fernández haciendo el canelo y el perrito Milú sacando a los protagonistas de apuros como de costumbre. Spielberg demuestra haberse adaptado magistralmente al Motion Capture y ofrece unos personajes cuidadosamente presentados y con enorme realismo infográfico y unos escenarios currados hasta el más mínimo detalle: como muestra, el espectacular realismo de la ciudad marroquí de Bagghar, las dunas del Sahara  o la travesía oceánica del Karaboudjan. Y en cuanto a escenas, es de mencionar la super adrenalina que desprenden los espectacularmente vertiginosos planos-secuencia de la persecución en Bagghar o la deslumbrante batalla naval en el flashback de la historia de Francisco de Haddocke contra el temible  Rackhman el Rojo: colosal. Y eso, solo por citar algunos ejemplos.

Una buena parte de lo bien que funciona el filme no sería posible sin las interpretaciones (con sensores de movimiento) de Jamie Bell, como un más que convincente Tintín, Andy Serkis (el Gollum de El Señor de los Anillos) como el capitán Haddock -increíble, ¡Haddock vive y es Andy Serkis!- Daniel Craig como Ivan Ivanovich Sakharine y Simon Pegg y Nick Frost como  Hernández y Fernández. En la peli también aparecen personajes tan significativos en el universo de Tintín como el carterista Aristides Silk (Toby Jones), el jeque Omar Ben Salaad (Gad Elmaleh) y la cómicamente altiva  diva operística Bianca Castafiore (Kim Stengel) quien tiene un momento crucial en el filme. Habrá que esperar a las próximas entregas para ver al Profesor Tornasol y al malvado Rastapopoulos. Momentos dados extraídos de varias aventuras de Tintín, guiños fugaces a álbumes míticos del personaje, un directo homenaje a Hergé al principio del filme, autorreferencias spielberganias y unos excelentes títulos de crédito iniciales ponen de manifiesto que esta película quiere no solo ser una adaptación al cine sino un más que merecido homenaje a Tintín y al mundo del cómic con mayúsculas. Una muestra de cómo se puede hacer una gran película desde el entretenimiento y con un máximo aprovechamiento de las nuevas tecnologías.                

martes, noviembre 01, 2011

Mis 50 discos que te cagas (36): DAVID BOWIE – SCARY MONSTERS (1980)



Una nueva década empezaba para David Bowie en 1980 y también empezaba para él una nueva etapa, de nuevo en el Reino Unido tras tres años en Alemania en los cuales alumbró la llamada trilogía berlinesa tres innovadores e influyentes álbumes de pop rock electrónico y ambient experimental (Low, 1977; Heroes, 1977 y Lodger, 1979) que sentaron las bases del tecno pop y el electro de muchos grupos y artistas en los años siguientes. Sin Brian Eno, coartífice musical y co-compositor de muchos temas de la magistral triada, pero aún con el co productor (y amigo) Tony Visconti y algunos de los músicos que participaron en aquellos álbumes, el ya considerado camaleón del rock y una de las principales estrellas musicales del momento por derecho propio quiso hacer un LP más accesible que los de la etapa de Berlín pero sin renunciar al tono vanguardista y experimental de aquellos. El resultado fue un álbum espectacular, sobrecogedor y verdaderamente fascinante que demostró que David Bowie era sencillamente el músico con mayor capacidad de adaptación de cuantos existían en el mundillo del pop rock, capaz de avanzar y a su manera diseñar  y crear sonidos y ritmos (aunque, eso sí, en base a ideas previas que él tomaba generosamente prestadas de otros músicos de distinto pelaje)  que en poco tiempo serán asumidos por otros artistas y bandas incluso más jóvenes que él. Esto fue lo que ocurrió con Scary Monsters con un Bowie que seguía con su afán de sorprender musical y estéticamente creando una obra inscrita dentro de los parámetros de la nueva ola  musical pero en su vertiente más avanzada e innovadora ahora que empezaba a emerger una rama de la new wave, estilizada, posmoderna, cultureta y gualdrapas que idolatraba a Bowie por encima de todas las cosas y que el Delgado Duque Blanco no tardará en adoptar estilística y conceptualmente: los new romantics. Rock vanguardista de primera calidad pero asequible que aumentó aún más el prestigio del polifacético  David Bowie y lo convirtió aún más si cabe en estrella. Número uno en las listas británicas de LPs después de 6 años (Diamond Dogs de 1974 fue el último) y con singles en lo más alto de las radiofórmulas, Scary Monsters además de un éxito comercial fue la última obra maestra de Bowie. Se acabaron a partir de este disco los álbumes con cinco estrellas, pero no eso importa

Bowie estaba convencido de que había que enterrar los cocainómanos años de Berlín (en los cuales se le iba la olla con frecuencia con declaraciones en las que llegaba a elogiar a Hitler, fruto de posiblemente de sus sobredosis con los polvos blancos)  al menos desde su vertiente estética y en la carpeta del disco Bowie nos presenta a su nuevo personaje, un inquietante clown blanco postmoderno que explotará en el vídeo del primer single Ashes to Ashes. Precisamente este magnífico tema es el mejor y el más emblemático de Scary Monsters, un siniestro himno de pop electrónico en el cual recuperó al mítico Comandante Tom, el protagonista de su Space Oddity,  en donde se dejaba clara la simbología del comandante y de aquella canción: “sabemos que el Comandante Tom es un yonki”. Una curiosa desmitificación de la idolatría pop y del propio universo de Bowie ofrecida en un suntuoso envoltorio de sonidos electrónicos servidos principalmente por el sintetizador de guitarra de Chuck Hammer y su inolvidable y fascinante riff electrónico minimalista que realmente creó escuela en el tecno y el synth pop de los primeros ochenta. Un espectacular y delicioso tema que además de llegar al nº 1 en listas se considera ya como  una de las mejores canciones del David Bowie, por no hablar de su fascinante y revolucionario video rodado con imagen solarizada  y con la participación de algunos de los primeros “discípulos” de Bowie new romantics, entre ellos Steve Strange, el futuro líder de Visage.   

El disco en su totalidad en realidad es variado en cuanto a estilos y propuestas, aunque siempre con ese barniz vanguardista-experimental servido principalmente por los sintetizadores de Chuck Hammer y Andy Clarck y la guitarra afilada e imprevisible del omnipresente Robert Fripp, fundamental en temas como Fashion, Scary Monsters (and Super Creeps) y It´s No Game. Roy Bittan, pianista de la E Street Band de Springsteen y Pete Townshend de The Who, también se asoman con acierto a este álbum. Hay heavy electrónico-experimental como It´s No Game (Nº 1) con un Bowie forzando su garganta al máximo -el Nº2, el último corte del disco contiene la mismamelodía con un tempo más de pop rock nuevaolero y una interpretación vocal más contenida-; piezas aptas para pistas de baile pero con un tono excéntrico y vanguardista como Fashion (otro single de éxito) y sus curiosos juegos guitarreros y de coros; pop rock épico y efectivo como Because You´re Young o arrebatador pop liviano electro-acústico como Up the Hill Backwards con una rica covertura vocal en donde David comparte protagonismo con Tony Visconti y los coristas Lynn Maitland y Chris Porter. Scary Monsters (and Super Creeps) pone una nota hard y afectada con la voz de Bowie cuasi distorsionada en medio de un atrayente y veloz marasmo rítmico. Hasta una versión como Kingdom Come de Tom Verlaine, líder de la banda punk neoyoquina Television suena como un genuino tema Bowie y recordando mucho además a la épica de Heroes.    

Como venía siendo habitual, al voz de David Bowie sonaba tan versátil, variada e impresionante como siempre, teniendo en este disco sus puntos álgidos en Ashes to Ashes, las dos It´s no Game, Kingdom Come, Scary Monsters y Teenage Wildlife.  David Bowie seguía demostrando que era de los más grandes, pero por desgracia este álbum marcará un antes y un después: jamás volvería ha vuelto a hacer un disco excelente. Pese a que con Let´s Dance (1983) venderá más discos que nunca y ampliará notablemente su público, David Bowie jamás volverá a ser el mismo, aunque hasta el momento actual será capaz de hacer una mayoría de discos aceptables. Tras la gira de Scary Monsters, Bowie vio aumentados sus problemas con las drogas y no publicará un nuevo LP hasta 3 años después. Pero tribulaciones y líos a parte, Scary Monsters merece una consideración de obra maestra que la crítica a menudo le niega. Su influencia en el pop new romantic, el tecno pop y algunas vanguardias musicales posteriores fue decisiva. 


FICHA TÉCNICA

Géneros: Art Rock, Pop-Rock de Vanguardia, New Wave, Pop Electrónico, Rock Experimental,
Publicación: septiembre 1980
Sello original: RCA
Producción: David Bowie y Tony Visconti
Duración: 45:08
Músicos:
David Bowie: voz, teclados, saxo
Carlos Alomar: guitarras
Robert Fripp: guitarra
George Murray: bajo
Dennis Davies: percusión
Andy Clarck: sintetizador
Roy Bittan: piano en Teenage Wildlife, Ashes to Ashes y Up the Hill Backwards
Chuck Hammer: sintetizador de guitarra en Ashes to Ashes y Teenage Wildlife
Pete Townshend: guitarra en Because You´re Young
Tony Visconti: guitarra acústica en Up the Hill Backwards y Scary Monsters, coros
Lynn Maitland, Chris Porter: coros
Michi Kirota: recitado en japones en It´s No Game (Nº1)


Track listing

1- It´s No Game (Nº1)
2- Up the Hill Backwards
3- Scary Monsters (and Super Creeps)
4- Ashes to Ashes
5- Fashion
6- Teenage Wildlife
7- Scream Like a Baby
8- Kingdom Come
9- Because You´re Ypung
10- It´s No Game (Nº2)