martes, octubre 16, 2012

El Aparatito Lumiere LO IMPOSIBLE



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De los cineastas españoles con clara vocación internacional surgidos en los últimos diez años Juan Antonio Bayona resultó ser con una sola película -El Orfanato (2005)- uno de los más interesantes y tras aquella pequeña joya del fantástico de gran éxito internacional de crítica y público, Hollywood no tardó en llamar a su puerta aunque ninguno de los varios proyectos que el realizador catalán barajó en lo que debía de ser su debut en la meca del cine llegó a buen puerto. Continuar (al menos de momento) en el cine español podía parecer una decisión desacertada, pero visto el tono internacional y casi hollywoodiense que están adquiriendo muchas producciones españolas con ambiciones (de taquilla), la cosa no debía de resultar tan extraña  y así ha visto la luz el filme que nos ocupa, una ambiciosa superproducción con estrellas internacionales del calibre del reciente Premio Donostia Ewan McGregor y Naomi Watts y una casi total apariencia firmal de lujosa producción USA. Rodada en gran parte en Valencia, esta es una mixtura de drama, supervivencia y cine de catástrofes que no oculta sus ambiciosas pretensiones comerciales gracias a una feroz campaña de promoción y de hecho ya está haciendo unas taquillas espectaculares (ala, se cuadran en 2012 las cuentas del cine español) con el siempre oportuno reclamo de que se trata de un filme basado en un hecho real. La historia nos lleva al tristemente célebre tsunami devastador que tuvo lugar en Tailandia en diciembre de 2004 y que dejó un gran reguero de muertes e irreparables daños materiales, centrándose en la desesperada vivencia de una familia formada por el matrimonio y tres hijos varones de corta edad en lo que pretende ser un canto al poder del amor y los lazos familiares frente a la tragedia. La historia en la que se basa el guión fue vivida por una familia española residente en Tailandia por motivos de trabajo, pero en el film es anglosajona (cuestiones de marketing). Buenas intenciones, si; un punto de partida ambicioso desde el aspecto discursivo como desde el técnico y de puesta en escena, también, pero la película no resulta nada sólida y es un continuo quiero y no puedo en gran parte por un guión irregular y excesivamente sentimental. No se trata de un filme deficiente ya que el esfuerzo técnico, eso sí, es de chapó con unos espectaculares efectos especiales (donde hay muy poco de informática y eso es una buena noticia) y una escenografía impactante en donde destacan los paisajes anegados tras el tsunami y la escenografía de la devastación que literalmente pone los pelos como escarpias    

Si tiene un acierto Lo Imposible, a parte de su poderoso aspecto formal, ese es el centrarse en las consecuencias, tanto físicas como emocionales, del “día después de la tragedia” en lugar de mostrarnos el transcurrir de la catástrofe (que por otra parte duró un suspiro) y sus consecuencias inmediatas. Pero tomando a los Barnes como elemento catalizador de la trama a Bayona se le va claramente la mano a la hora de administrar correctamente el drama: si que es cierto que el elemento humano de la historia esta correctamente reflejado y probablemente sea fiel a lo que la familia en la que se basan los protagonistas vivió en cuanto al plano sentimental (otro acierto), pero no se atina a combinar correctamente el elemento psicológico (la reacción desesperada ante la búsqueda de seres queridos en un entorno de desconcierto y destrucción) con la crónica realista, apareciendo esta última desdibujada y a veces algo impostada llegando a hacer tambalear en algunos momentos la credibilidad de lo que se nos narra. Algún momento brillante en donde se presenta muy bien el elemento anecdótico y naturalista no exento de emotividad hace subir enteros a la narración, pero enseguida hay algo que lo fastidia. Tampoco resulta muy efectivo el incluir un elemento supuestamente poético vago y tópico. Las interpretaciones son excelentes: Ewan McGregor está que se sale con unas cuantas escenas para recordar, Naomi Watts consigue transmitir auténtico sufrimiento y el jovencísimo Tom Holland como el valiente hijo mayor de la pareja es todo un descubrimiento. Pero a parte de los protagonistas, prácticamente ningún otro actor tiene relevancia en la historia, sobrando entre otras cosas la breve intervención de Geraldine Chaplin que no se sabe que puñetas aporta su personaje a parte de su ridículo discurso espiritual-metafísico que desde luego que no pinta nada. Lastrada por su exceso de pretensiones, Lo Imposible no es una gran película, pero podía haber dado mucho más si su director no hubiese tomado tantas concesiones al melodrama más predecible. Una pena. 

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