sábado, septiembre 01, 2012

El aparatto Lumiere SILENCIO DE HIELO / CAFÉ DE FLORÉ



SILENCIO DE HIELO (DAS LETZTE SCHWEIGEN)


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Correcto e interesante thriller-drama teutón que recupera las esencias de las historias sobre serial killers pedófilos esta vez con sentimiento de culpa. No se trata de ninguna película de terror ni de suspense ni tiene ninguna escena escabrosa, Silencio de Hielo es un drama realista, casi cotidiano sobrio y amargo con hechuras de thriller e intriga policial de regusto inequívocamente germánico-continental (metiendo en este saco si se quiere al cine nórdico, aunque este no es el caso) que mantiene al espectador con el alma en un puño con una mezcla de desesperación, tristeza, extrañeza e inquietud. El prometedor realizador suizo Baran bo Odar se ha basado en una novela del alemán Jan Costin para firmar una película muy buen planteada y narrada cuyo personaje central, un arquitecto llamado Tim (Wotan Wilke Möhring) vive un horrible drama moral y de conciencia  cuando  una niña de once años desaparece exactamente 23 años después de que el ayudase indirectamente a un amigo de dudosa reputación a violar y asesinar a una niña de esa misma edad.

Poniendo la investigación policial en un plano esquivo e intermitente, la película apuesta por un juego de pistas en el que el personaje de Tim lleva todo el peso psicológico, con interferencias con  las situaciones de los padres de la niña desaparecida en el momento de la  historia, de la  madre de la niña asesinada en 1986 y de los policías que investigan el caso. La irrupción en la historia de Peer, el perpetrador del primer crimen, será crucial en el devenir de los acontecimientos. Una película muy interesante de ver aunque puede que sin ser explícitamente indigesta no sea plato para todos los gustos. Buenas interpretaciones y una efectiva parquedad narrativa en la película de un director del que dicen está destinado a hacer grandes cosas. Veremos
  

CAFÉ DE FLORE

 
*** y 1/2

Una película un tanto desconcertante al principio pero finalmente efectiva y  agradable es esta coproducción francocanadiense que pese a su (en apariencia) pretenciosidad sabe ofrecer una historia (en realidad dos) interesante y que da bastante que pensar, aunque desde luego que no tira por el camino fácil a la hora de plantearla. Utilizando el cada vez más socorrido recurso de dos historias separadas en el tiempo (en este caso casi 40 años) que de alguna manera u otra terminan relacionándose, el director quebequés Jean-Marc Vallé -que en 2005 dirigiese uno de los últimos éxitos del cine canadiense en lengua francesa, la excelente C.R.A.Z.Y-, ofrece una película de extraño desarrollo pero perfectamente narrada en donde se viene a decir que nuestro destino está ya marcado por vidas pasadas que hemos vivido y de las que no somos conscientes, y que la búsqueda de la felicidad está determinada por los recuerdos de aquello que una vez vivimos en otro tiempo y posiblemente en otro espacio. Así, recurriendo a una puesta en escena en parte realista y en parte simbólico-poética, a un planteamiento cotidiano que no quiere caer en lo fantástico y que por ello recurre a unas sugerentes recreaciones oníricas, y a una historia de fondo en donde el amor aparece como la clave de la búsqueda desesperada de los personajes por la felicidad, Café de Flore resulta una película compleja pero sugerente y que si no fuese por algún momento visualmente pedante o por lo mal que se insertan algunas pequeñas tramas que antojándose claves se embarullan innecesariamente hasta el absurdo, sería una película verdaderamente excelente. La verdad es que el trabajo de Jean-Marc Vallé desde el punto de vista cinematográfico es encomiable, pero a veces se echa en falta una mayor concreción en un puzzle que desde luego resulta fascinante en no pocos momentos.          

Por un lado tenemos en 2011 en Montreal, Quebec a Antoine (Kevin Parent) un exitoso DJ de 40 años que pese haber tenido un feliz matrimonio con dos hijas ha decidido emprender una nueva etapa con una nueva compañera tras divorciarse de su mujer Carole (Hélêne Florent), quien no lo lleva nada bien; y por otro tenemos en los 60 a Jacqueline (Vanessa Paradis) una parisina con un hijo de siete años aquejado del síndrome de down que contra viento y marea decide educarlo como un niño normal en una época en donde los deficientes intelectuales eran casi siempre recluidos en instituciones: un adulto que pese a haber alcanzado la felicidad renuncia a su antigua vida en busca de una supuesta  felicidad mayor y un niño desafortunado que pese a todo consigue ser feliz gracias a las atenciones de su madre pero que inesperadamente descubrirá una fuente mayor de felicidad. Las historias terminarán por encontrar su paralelismo ya que una de las historias (inacabada) encontrará su culminación y explicación en la otra. Una película de sensaciones y también de introspecciones, ya que prácticamente está contada desde el interior de la cabeza de los personajes, de sus sueños, sus miedos, sus obsesiones y sus recuerdos. Este aspecto es tal vez el que más aspereza da a la película con inquietantes momentos de difícil digestión que a veces recuerdan al cine de David Lynch (salvando las distancias), pero al final la lucidez se impone. Una estupenda fotografía, un excelente uso de la música (clave en esta película) mediante canciones ya existentes y una magnífica recreación de ambientes en donde lo real a veces se funde sin explicación con lo irreal, lo fantástico y lo grotesco realzan los méritos de una película sesuda pero más que interesante.

jueves, agosto 30, 2012

SAHARA OCCIDENTAL: HISTORIA DE COMO EL PAÍS DE LAS DUNAS SE CONVIRTIÓ EN LA TIERRA DE NADIE




El país perdido

En 2012 el Sahara Occidental, territorio en el noroeste de África de 266.000 Km cuadrados limítrofe con Marruecos (norte), Argelia (noreste), Mauritania (sur) y el Oceáno Atlántico (oeste), sigue prácticamente sin pertenecer a nadie y sin ser un estado, de hecho es en la actualidad, el único país de gran extensión que no tiene estatus reconocido de estado por la ONU. Ni sus propios habitantes, los saharauis, cuya soberanía viene reclamando desde la época en que su país fue una colonia española (1884-1975), pueden ejercer soberanía de facto sobre el territorio, ni tan siquiera tienen derecho de autodeterminación sobre su propio territorio, esperando desde mediados de los 70 un referéndum sobre su destino que Marruecos, el país que actualmente controla la mayor parte del territorio aunque sin anexionarlo oficialmente, le niega continuamente.    


El territorio del Sahara Occidental, con escasas poblaciones y aldeas, aún menos ciudades y  cubierto por las extensas arenas del desierto del Sahara cuya parte más occidental allí se encuentra y que presta su nombre al país, año tras año sigue con sus tierras desérticas casi vacías a causa de una población de origen árabe-berebere tradicionalmente nómada beduina en los países limítrofes o del exilio de miles de refugiados en campamentos de Argelia (como el de Tindouf) o en Mauritania. Un país fantasma y aún sin definición que espera en un futuro tener aclarado su destino, pero su vecino, rival y controlador, Marruecos, no parece dar su brazo a torcer y aún con la boca pequeña parece seguir reclamando la anexión del territorio a su reino: así ha sido desde hace más de 100 años aún cuando Sahara Occidental en la época colonial fue una provincia española de ultramar llamada Sahara Español. La guerra contra Marruecos (1975-1991) - en realidad una guerrilla- con Rabat luchando por la soberanía del Sahara y el Frente Polisario (movimiento de liberación nacional saharaui)  reclamando la autodeterminación,  no condujo a nada y solo acrecentó la rivalidad entre los dos países. En la actualidad, aunque existe desde 1976 la República Árabe Saharaui Democrática proclamada por el Frente Polisario, con capital y gobierno en el exilio en Tindouf (Argelia)  y reconocida parcialmente como estado, esta solo controla cerca del 20% del territorio, la zona más al sur y al este, conocida como la “zona libre” el resto esta bajo el control marroquí. Se calcula que puede haber cerca de 100.000 saharauis en el exilio los campos de refugiados de Tindouf (se estima que la población total saharaui dentro del territorio es de poco más de medio millón) que huyeron ante el avance de las tropas marroquíes en la guerra con Marruecos, todos en situación precaria y dependiendo de la ayuda humanitaria internacional. Por ahora, las oportunidades de volver a su país, controlado militarmente por Marruecos, son nulas. Los refugiados saharauis no quieren regresar a un país que por ahora, no tiene visos de que vuelva a ser totalmente suyo. El Muro Marroquí, además, sigue separando las zonas de control marroquí de las del Frente Polisario y dificultando el movimiento dentro de Sahara Occidental. Ambas partes- el gobierno marroquí y el Polisario, se han acusado mutuamente incluso después de la guerra de violación de derechos humanos tanto el los territorios saharauis bajo control marroquí como en los campamentos de refugiados de Tindouf. La guerra, pese a todo, ni siquiera parece haber terminado.     
Campamento saharaui de Tindouf (Argelia)

Pero, ¿Cómo se ha llegado a esta situación? ¿Es justificable una rivalidad de marroquíes contra saharauis cuando Marruecos según su propia concepción considera que el pueblo saharaui tiene vínculos históricos y culturales con Marruecos y por ello ha reclamado su anexión? ¿Qué implicación ha tenido históricamente España en el estatus político actual de Sahara? ¿Por qué aún sigue sin resolverse la situación de este país? Y lo más importante, ¿algún día esto tendrá solución? Echando un vistazo a la historia del Sahara Occidental se pueden encontrar algunas pistas, más que respuestas. Por de pronto, se puede decir que Sahara Occidental tal vez haya sido víctima de un pasado colonial (siglos XIX y XX) pésimamente gestionado y una rivalidad con Marruecos fundamentada en unos aires de superioridad del país marroquí hacia sus “hermanos pequeños” saharauis, a los que ha despreciado continuamente a lo largo de la historia    


Un pueblo errante: los orígenes de los saharauis


El pueblo saharaui, como hemos dicho antes, es de origen mezcla bereber y árabe, aunque también hay rasgos étnicos negroides provenientes de ancestros de raza negra. Varias tribus bereberes habitaron en el territorio desde al menos la época del imperio romano, aunque al parecer solo los Serer y los Bafour, tribus negras que hoy se encuentran en Senegal y Mauritania, fueron desde la prehistoria y durante siglos la única población asentada. Se sabe también que hubo colonias fenicias en el S.V AC. Los bereberes de la tribu Lamtuna penetraron en el territorio del actual Sahara Occidental hacia el siglo VII DC reemplazando a los Serer y asentándose conviviendo con otras tribus bereberes. El Islam fue introducido en la región saharaui en el siglo VIII por emigrantes árabes, pero los bereberes no se convirtieron al parecer hasta el siglo IX. En el siglo XI, los Lamtuna se aliaron con la poderosa confederación de tribus bereberes islamizadas Sanhaja, que se encontraba en Argelia, Marruecos y Niger dando lugar a la no menos poderosa dinastía de los Almorávides que llegó a conquistar en al edad media Marruecos, Argelia occidental, y Al-Andalus en la península iberica.  En el siglo XI llegaron tribus árabes Beni Hassan, que terminarían mezclándose con los bereberes a partir del siglo XII pese a que los Beni Hassan (una sub tribu del pueblo árabe nómada Maqil) tendrían siglos de guerras y enfrentamientos con los Lamtuna.          

Desfile en el camapamento de Dajla
Durante varios siglos, el actual territorio del Sahara Occidental fue paso de varias rutas comerciales transaharianas que transportaban sal, oro y esclavos. Las diferentes tribus bereberes que se encontraban el territorio luchaban a menudo por el control de estas rutas. No obstante, hacia los siglos XI y XII  se constituyeron el territorio muchas zawiyas o centros religiosos que formaron comunidades contrarias a una sociedad militarizada reforzando el culto religioso, la educación y la redacción de leyes, al contrario que los almorávides muyahidines que tras su regreso a Sahara formaron tribus guerreras. Estas tribus muyahidines fueron más propensas a la arabización por parte de sus nuevos vecinos árabes Maqil y a partir del S. XIII, controlarán el comercio transahariano por la zona. Por entonces, ya las poblaciones bereber y Maqil Beni Hassam estaban ya convergidas dando lugar al pueblo saharaui (que habitará la zona en cuestión y porciones de Marruecos y Mauritania) y al dialecto árabe hassaniya. Entre los siglos XII y XVI diferentes imperios árabes establecieron soberanía en un territorio prácticamente tribal hasta que en el XVI Marruecos por medio de la dinastía Saadi comenzó a ejercer soberanía en la zona occidental del Sahara, que se mantendrá a duras penas hasta finales del XIX ya con la dinastía Alauita en el poder. Por otra parte, en 1502 los españoles fundaron en la costa saharaui Villa Cisneros como puerto comercial para favorecer sus intereses


El Sahara Español: el último bastión colonial  

A finales del siglo XIX el territorio de Sahara Occidental no había experimentado excesivos cambios desde la edad media con su organización tribal formada por pueblos bastante toscos e irredentos y el hecho significativo de que la zona seguía un paso comercial estratégico. La propia aridez del territorio no lo hacía fácilmente habitable para población no habituada a las inclemencias del desierto (tales eran los saharauis, descendientes de pueblos nómadas del desierto), pero como España había podido comprobar, podía ser un puerto estratégico interesante. El incesante reparto del continente africano por parte de las principales potencias europeas durante el siglo XIX en pleno apogeo del colonialismo llevó a la Conferencia de Berlín (1884-85) en al cual Europa se repartió literalmente la deliciosa tarta africana. Allí en 1884 a España, una antigua potencia en horas bajas, se agenció como protectorado la zona occidental del  Sahara - donde ya existía la colonia española de Villa Cisneros (hoy Dakhla) - desde el Cabo Bajador al Cabo Blanco, aunque el territorio interior no estaba aún delimitado. Principalmente, España tendrá allí presencia militar. En 1924 se delimitan las fronteras de la colonia formando dos territorios administrativos separados: Saguia el Hamra (al norte del actual Sahara Ocidental) y  Rio de Oro (al sur). La población saharaui se reveló constantemente contra los españoles, al igual que otros pueblos magrebíes contra sus colonizadores, a finales de XIX y principios del XX. En 1912 Marruecos se convierte en un protectorado español y francés y los marroquíes comienzan también a revelarse contra los ocupantes españoles.  En 1934 una acción conjunta de los ejércitos español y francés en Smara, al norte de Saguia el Hamra, destruyó dicha localidad y logró sofocar durante un tiempo las revueltas saharauis, alentadas por los descendientes del líder rebelde mauritano Ma Al-‘Aynan que en los años 10 del siglo XX encabezó la revuelta magrebí contra los colonos franceses. En 1956, Marruecos recupera la independencia y comienza a reclamar a España el Sahara español.

España, ya bajo el régimen de Franco, pese a todo volvió a tener problemas con la población marroquí entre 1956 y 1958 tras un levantamiento del Ejercito de Liberación Marroquí en Ifni (ciudad marroquí perteneciente a España aún después de la independencia de Marruecos) en donde había una fracción llamada  Ejército de Liberación Saharaui, que fue sofocado con la ayuda francesa en la llamada Guerra Olvidada. En 1958, España, aún con el susto en el cuerpo, une administrativamente las provincias ultramarinas de Saguia el Hamra  y Rio de Oro para dar lugar a una única provincia, el Sahara Español, cuya extensión se corresponde con el Sahara Occidental actual, y obligó a asentarse a las tribus nómadas dentro del territorio para evitar episodios de rebelión. En la década de los 60, en pleno proceso internacional de descolonización, España se planteaba hacer lo propio con Sahara, al tiempo que Marruecos seguía reclamando el territorio. En 1969 se crea el Harakat Tahrir o Movimiento de Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro, el primer movimiento pro soberanista y autodeterminista organizado dentro de Sahara Español, que en junio de 1970 en un manifestación en la capital del país El-Aaiun intentó enviar una petición a los mandatarios coloniales españoles de independencia del Sahara Occidental. Tras la manifestación, los líderes de Harakat Tahrir fueron arrestados y esto originó un combate entre los manifestantes armados con piedras y los fusiles de la Legión española con once muertos y cientos de heridos y detenidos, en lo que se llamó la Intifada de Zemla. El líder de, Muhammad Bassiri, junto con otros miembros del movimiento, fueron detenidos los días siguientes por las autoridades españoles, haciéndoles “desparecer”. Estos hechos aumentaron considerablemente el sentimiento antiespañol en la población de Sahara Occidental.    


Surge el Frente Polisario y la guerra comienza

Escudo del Frente Polisario
Pese a la represión ejercida hacia el Harakat Tahrir y su subsiguiente desaparición, el movimiento pro independentista en Sahara Occidental no hizo sino aumentar en los años siguientes y en 1973 nace Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro (Frente Polisario) con el fín de llevar a cabo acciones paramiltares de guerrilla que obligasen a España a retirarse de la zona. Poco a poco, el Frente Polisario fue adquiriendo armas y hombres que desertaban de las Tropas Nómadas saharauis al servicio de España y ya en 1975 controlaban gran parte de los territorios del país para desesperación del gobierno español quien ya asumía que su salida de Sahara sería inminente en una época en la que el colonialismo estaba más que difunto, pese a los intentos de introducir allí una especie de gobierno autónomo pro español. España comienza a negociar con los rebeldes el futuro de la colonia en octubre de 1975, pero Marruecos, no obstante, no cejaba en su empeño de anexionarse Sahara Occidental esgrimiendo vínculos históricos entre Marruecos y Sahara, aunque el Tribunal de Justicia Internacional que solo existían vínculos entre Marruecos y algunas pocas tribus saharauis, lo mismo que había algún vínculo entre Mauritania y algunas tribus, llegando a emitir una resolución en la cual afirmaba que ni Marruecos ni Mauritania poseían derecho de soberanía sobre el territorio y que Sahara Occidental tenía derecho a decidir sobre su futuro.

La Marcha Verde
 Sin hacer caso a  dicha resolución y como un acto de reafirmación y de demostración de fuerza, el 31 de octubre de 1975 las tropas marroquíes entran en el noroeste de Sahara Occidental enfrentándose con el Frente Polisario.  El  6 de noviembre de 1975 tuvo lugar la célebre Marcha Verde en la cual 35.000 marroquíes civiles desarmados escoltados por 20.000 soldados penetraron andando desde al ciudad de Tarfaya hasta el norte de Sahara Occidental para reclamar la anexión del Sahara Occidental a Marruecos, esgrimiendo banderas marroquíes, retratos del rey marroquí Hassan II y banderas de EEUU, Arabia Saudí y Jordania. La situación era complicada para España con el dictador Franco agonizando, la perspectiva de un inminente cambio político en el país y el problema de Sahara agudizado por una soberanía reclamada por tres partes (Mauritania se unió a la petición de soberanía) por lo que lo mas sensato y cuerdo era retirarse por fin del país africano. El 14 de noviembre de 1975 se firman los Acuerdos de Madrid que suponen la renuncia de España a la colonia de Sahara y el proceso de descolonización. Firmados junto con Marruecos y Mauritania, se acordó la repartición de la antigua provincia española en términos administrativos para estos dos países aunque sin que ninguno de los dos ejerciese la soberanía sobre el territorio, con lo cual Sahara Occidental pasaba a ser un país sin soberanía ya que nada se decía en los acuerdos sobre si Sahara podía acceder a su autodeterminación. Todo esto contravenía el principio de autodeterminación dictado por el Tribunal Internacional de Justicia y le recomendación de la ONU de celebrar en Sahara Occidental un referéndum de autodeterminación. Esto lógicamente no gustó al Polisario que con el apoyo militar y logístico de Argelia declaró informalmente la guerra a Marruecos y Mauritania.  Las hostilidades no cesarán hasta 1991, aunque Mauritania se retiró de la guerra y de Sahara en 1979 firmando la rendición. Desde 1979 hasta 1991 los combates entre el Frente Polisario y las tropas marroquíes no cesaron. El 27 de febrero de 1976 el Frente Polisario proclamó la República Saharaui Árabe Democrática, gobernando desde el exilio argelino.  Pese al final de la guerra y a que la ONU haya propuesto un referéndum de independencia (rechazado sistemáticamente por el administrador del territorio, Marruecos), la situación de Sahara Occidental sigue sin resolverse. 


 Sin respuesta

Hoy en día ya nadie parece saber que ocurrirá en Sahara Occidental y con sus habitantes. Un laberinto que no se sabe a donde lleva por la obcecación de una de las partes de no transigir. Resulta visto desde fuera un error por parte de Marruecos considerar que Sahara Occidental le pertenece ya que históricamente, como hemos visto, no hay base para ello, pero la insistencia es mayúscula pese a que este conflicto ya se haya cobrado muchas vidas y miles de refugiados, tras una guerra que pese a su baja intensidad fue cruenta y además se pudo evitar. España, como antigua metrópoli de  Sahara Occidental, tampoco estuvo (y sigue estando) a la altura de las circunstancias: un acuerdo en el cual España se desligaba de cualquier responsabilidad sobre el futuro de su antigua provincia y que además no satisfacía lo que una vez les prometió a los saharauis, que no era otra cosa que su autodeterminación, dejando que otros países- en virtud de vagas reclamaciones históricas- pudieran hacer con el territorio lo que les viniese a su antojo. Incluso en la actualidad todavía no parece haber sentimiento de responsabilidad alguno por el dramático conflicto  que esto acarreó, guerra incluida y miles de personas huidas de su propio país. En la situación de Sahara  Occidental no parece haber respuesta a nada.      


lunes, agosto 27, 2012

MAS DISCOS QUE TE CAGAS (6)


REM: GREEN (1988)

Sello original: Warner
Publicación: Noviembre 1988
Producción: Scott Litt y REM
Géneros: Pop Rock Alternativo, Nuevo Rock Americano, Folk Rock
Duración: 41:01

La banda de Michael Stipe dio el salto al mainstream internacional con su trabajo más logrado hasta el momento. Siguiendo la estela de sus esenciales trabajos anteriores Life´s Rich Pageant (1986) y Document (1987), la banda se entrega a un elaborado y apasionante rock electro-acústico dentro de las coordinadas alternativas de finales de los 80 y del llamado Nuevo Rock Americano donde cabe el sonido guitarrero (Orange Crush), medios tiempos intensos y épicos con mensaje ecologista (I Remember California), pop eléctrico aparentemente intrascendental (Stand), momentos rítmicos casi bailables (Pop Song 89), bellos torrentes melódicos guitarristas (World Leader Pretend) o potencia casi progresiva (Turn You inside Out). Letras mordaces y comprometidas en el álbum que vio crecer musicalmente a una banda que aún tendrá grandes momentos en los 90.


THE CURE: DESINTEGRATION (1988)

Sello original: Fiction
Publicación: Mayo 1988
Producción: David M. Allen y Robert Smith
Géneros: Pop Rock Gótico, Pop Rock, Postpunk
Duración: 71:47

Para sorpresa de muchos, The Cure realizó su obra maestra volviendo a sus raíces góticas y siniestras y dejando un poco de lado el pop rock comercial que había cultivado a mediados de los 80. Un éxito de ventas pese a ser un disco con varias canciones largas y poco asequibles y una orientación general menos comercial que los trabajos inmediatamente anteriores. La célebre Lullaby, surreal balada envuelta en tenebrosos arreglos de cuerda, es el tema estrella del álbum y uno de los singles de mayor éxito del grupo, pero tanto este tema como la intensa Lovesong (otro hit single) poco tienen que ver con el tono oscuro (pero sugerente) de todo el disco: Pictures of You recupera a los Cure afectados, deprimentes y de guitarras pesadas e intensas de los primeros 80 mientras que Plainsong se arrima a una épica sonora de corte inquietante y Fascination Street añade un toque postpunk con barniz pop. Un LP muy completo y apasionante que puso por fin de manifiesto la grandeza de Robert Smith


PEARL JAM: TEN (1991)

Sello original: Epic
Publicación: Agosto 1991
Producción: Rick Parashar y Pearl Jam
Géneros: Grunge, Hard Rock, Rock Alternativo, Indie Rock
Duración: 53:24

El disco de debut de Pearl Jam fue junto al Nevermind (1991) de Nirvana el pistoletazo de salida del fenómeno Grunge (con capital en Seattle) a escala mundial. Pero a diferencia de la banda de Kurt Cobain, Pearl Jam se tomó con mayor profesionalidad y oficio su carrera dejando en los 90 LPs y temas de gran calidad, aunque ningún momento fue tan bueno como con este Ten. Un cancionero de once temas en donde se recicla el rock duro de toda la vida y el rock independiente americano de gente como Sonic Youth o Pixies en clave grunge descreída, juvenil, canalla e iconoclasta. Temas como Evenflow, Jeremy, Alive o Porch, pasionales, intensos y a veces épicos se convierten rápidamente en himnos de la primera mitad de los 90. La perfeccionista guitarra de Mike McCready y el poderoso vozarrón de Eddie Vedder se convierten en señas de identidad de una banda que en este disco ofrecía una sorprendentemente perfecta compenetración para tratarse de músicos que apenas llevaban un año juntos. Un sonido intenso y potente en un álbum que marco escuela.   


BLUR: PARKLIFE (1994)

Sello original: Food
Publicación: Abril 1994
Producción: Stephen Street, Stephen Hague, John Smith y Blur
Géneros: Britpop, Pop Rock Alternativo
Duración: 52:39

Blur se convierte en un grupo de masas con su mejor LP, considerado como la muestra genuina del britpop de los 90. Aunque no planteó mayores novedades musicales con respecto a sus dos álbumes anteriores, en esta ocasión todo está realizado con una producción más cuidada y canciones más trabajadas, efectivas y a la postre, magníficas. 16 viñetas de genuino pop rock british recuperado en los 90 con ecos de The Jam, Madness, The Kinks, Beatles, The Smiths o The Who, todo bajo una clave entre mitómana y alterativa. Destacan canciones como el comediatico tema que da título al álbum -con narración del actor Phil Daniels- y su coreable estribillo, el irónico anti himno End of A Century, la neo mod Badhead  o el comercial funk rock Girls and Boys, uno de los himnos del grupo. Los chicos de Damon Albarn también saben ponerse baladísiticamente trascendentales en This is a Low e incluso se atreven con un tema retro a los Serge Gainsbourg como la excelente To the End.  Un disco exquisito y muy entretenido que se cotiza entre los mejores álbumes de los 90 


PORTISHEAD: DUMMY (1994)

Sello original: Go! Beat
Publicación: Agosto 1994
Producción: Portishead y Adrian Utley
Géneros: Trip Hop, Pop Electrónico
Duración: 45:30

Normalmente citado como una de las biblias del Trip Hop británico, Dummy, el primer trabajo del trío formado por Beth Gibbons (voz), Geoff Barrow (telcados) y Adrian Utley (guitarra) mostró las cartas de un grupo con afán de sorprender con piezas capaces de combinar la apacibilidad easy listening con la experimentación semibailable, nocturna y clubber a base de samplings de otros temas ajenos, programaciones, biblioteca DJ o diversos experimentos guitarrísticos y rítmicos en un disco fascinante y de extraña belleza. Canciones como Sour Times, en base a una vieja melodía de Lalo Schifrin, ejemplifican el regusto en este LP por los paisajes sonoros sugerentes, algo que se repite de manera más delicada en la pseudo retro Glory Box, configurada casi como una melodía soul de los 60 y resultando un hermoso y evocador tema, o en el logrado primer single Numb. Más rítmicos por obra y gracia de las programaciones electrónicas resultan temas como It Could Be Sweet o Biscuit aunque siempre se siga el patrón vocal melódico servido por la hermosa voz de Beth Gibbons. Un LP enormemente influyente en todo el tinglado trip hop, trance y neo ambient de los 90 y que sigue resultando muy evocador con el paso del tiempo.