martes, febrero 05, 2013

El Aparatito Lumiere DJANGO DESENCADENADO (DJANGO UNCHAINED)



 
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No ha defraudado, y lo que es mejor nos ha dejado boquiabiertos. La incursión de Quentin Tarantino en el western no solo se ha saldado con éxito sino que además el cineasta de Knoxville tal vez haya filmado su obra maestra. Y es que poco o nada se puede reprochar a este nuevo homenaje cinéfilo de uno de los directores más mitómanos que han existido nunca en donde en realidad se traza una historia blaxplotation (cine “de negros” muy popular en la población afroamericana en la década de los 70)  por medio principalmente de un engañoso tributo a ciertos códigos spaghetti western (la ultraviolencia) aunque sin salirse de los cánones del western tradicional de John Ford, todo ello para demostrarnos como en la historia del cine el género del western ha influido en toda película con tiros, cazadores de recompensas, asesinos a sueldo, fueras de la ley y héroes errantes que van de pueblo en pueblo en cualquier coordenada espacio-temporal. Porque Django Unchained aspira a ser más que un western y un homenaje al género (la sombra de Sergio Leone es alargada aquí, si, pero no lo es menos la de Ford o Hathaway), es una revisión como hemos dicho del “cine para negros” (género también muy querido por Tarantino, como ya demostró en Jackie Brown) con tintes de denuncia social (se centra en el sórdido mundo esclavista sureño antes de la abolición de la esclavitud) y más escorado al drama y a la epopeya épica que a la comedia, si bien persiste la ironía friky tarantiniana aunque aquí en menor medida de cualquiera de sus películas anteriores. Tarantino está demostrando que es capar de ampliar sus registros y, al igual que en Malditos Bastardos (2009), viajar en el tiempo de manera convincente. Su crecimiento como director esta siendo indudable.


Pese a tomar el título prestado de un western europeo, este Django es una película original cien por cien con un héroe negro, un esclavo fortuitamente liberto (Jamie Foxx) que une su destino al de un cazador de recompensas de origen alemán (Cristoph Waltz) y ambos recorren el sur de EEUU en busca de diferentes forajidos para darles matarile y ganarse “un puñado de dólares”. Pero el amargo pasado del antiguo esclavo Django, convertido, en un pistolero de armas tomar, no parece dispuesto a disiparse y ambos hombres deciden llevar a cabo una arriesgada misión romántica: rescatar a Broomhilda (Kerry Washington) la mujer de Django esclava de un rico, caprichoso y sádico magnate sureño, Calvin Candie (Leonardo DiCaprio). Una road movie a caballo donde además de darse cita los géneros antes mencionados hay elementos de cine negro, comedia negra e intriga además de un homenaje a la épica de la mitología germana con momentos sublimes y un ritmo cambiante y muy adecuado a efectos narrativos y dramáticos. El climax final, con violencia y sangre a raudales, es lo mas “tradicionalmente tarantiniano” que hay en una película en donde no hay que buscar al Tarantino tradicional. Fox y Waltz funcionan a la perfección como antagónica pareja heroica unida por un extraño vínculo de intereses mutuos, y el resto del reparto no se queda a la zaga con un DiCaprio muy convincente como un villano tan de opereta como cruel y sanguinario o un Samuel L. Jackson que interpreta a las mil maravillas a un viejo esclavo muy acomodado a su condición servilista del amo blanco. Puede parecer un poco repetitivo que Tarantino vuelva a echar mano del recurso de la venganza como motor de una historia, pero el director sabe lo que hace y nada sobra en una película que funciona como un reloj y en donde Tarantino demuestra también que conoce a la perfección los recursos escénicos, plásticos y narrativos del western pero siempre tratando de dar su impronta con una banda sonora variada y algo descontextualizada y un reparto de secundarios curioso en donde se dan cita algunas viejas glorias casi olvidadas como Don Johnson, Robert Carradine, Russ Tamblyn, Ted Neeley, Bruce Dern o Franco Nero. Imprescindible. 

1 comentario:

  1. Una decepción 'Django', no me esperaba un clásico pero sí una película más divertida. Apenas aparecen esos diálogos crujientes marca de la casa, y como siempre, qué pena que sus pelis estén tan vacías. ¿Cuándo encontrará messieur Tarantino algo para lo que tan bien sabe hacer: contar? Un saludo!

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