miércoles, abril 03, 2013

El Aparatito Lumiere GRANDES ESPERANZAS (GREAT EXPECTATIONS)






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Pasan los años y las décadas y Charles Dickens sigue siendo un filón de adaptaciones cinematográficas aunque ya pocas grandes historias suyas quedan sin traspasarse de un modo u otro a la pantalla, como tampoco resultan sorprendentes las últimas adaptaciones realizadas hasta el momento. Esta suerte corre esta última revisión de Great Expectations  novela por entregas (como casi todas las de Dickens) publicada entre 1860 y 1861 y que fue convertida en film previamente en varias ocasiones, la última en 1998 (una versión actualizada dirigida por Alfonso Cuarón) y la más notable la de 1946 dirigida por el gran David Lean protagonizada por John Mills Valerie Honson y Alec Guinness. En esta ocasión Mike Newell vuelve a narrar la historia del joven Pip Pirrin, un muchacho humilde aprendiz de herrero que de golpe y porrazo se ve introducido en la más alta sociedad londinense gracias a la herencia recibida por un benefactor misterioso: una historia de dudas morales, rencillas y venganzas; complicadas tramas folletinescas con golpes de azar y giros inesperados, y una difícil historia de amor entre dos jóvenes, Pip y Estella, cuyos destinos parecen guiados por la fatalidad. Sería injusto no reconocer la habilidad de Newell para seguir las esencias dramáticas dickensianas en toda la película de principio a fin así como resulta loable una puesta en escena poderosa y sugerente muy bien ambientada, pero la película en sí no pasa de ser una adaptación rutinaria que sin embargo se deja ver bastante y puede resultar estimulante para el público más joven para que se les pegue el gusanillo de Dickens y de la literatura realista del XIX  (aunque, claro está, hay mejores adaptaciones de esta y otras novelas del autor para esta función)

No hay nada que reprochar en unas interpretaciones esforzadas y bien adaptadas a las características de la obra original, aunque a los jóvenes Jeremy Irvine (Pip) y  Hilliday Grangier (Estella) carezcan de carisma y a veces de credibilidad. Como de costumbre en adaptaciones de clásicos, el peso en cuanto a nombres se deja caer en los personajes secundarios y así nos encontramos con un inspirado Ralph Fiennes como el inquietante Magwitch y a una un tanto forzada (como casi siempre) Helena Bonham-Carter como Miss Havisham, uno de los personajes dickensianos más complejos y curiosos. Una película agradable y honesta pero modesta que sirve para pasar un buen rato con el relato de uno de los mayores contadores de historias que haya existido nunca.           

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