lunes, julio 29, 2013

El Aparatito Lumiere AHORA NO ME VES (NOW YOU SEE ME)






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Se agradece que exista cine de verano de buena calidad con una buena combinación de calidad y comercialidad, tal es el caso de esta entretenido filme que bajo las premisas del cine espectáculo realiza un trabajado homenaje al mundo del ilusionismo y de pasó nos advierte de los excesos del mesianismo mediático de algunas celebridades poniendo como ejemplo un atractivo “what if” sobre que ocurriría si un grupo de ilusionistas se convirtiesen en líderes de masas embaucando a un enorme número de personas con sorprendentes trucos más allá del espectáculo y que de alguna manera pretenden revolucionar el orden establecido y hacer a su modo un tipo de justicia ante situaciones límite, aunque saltándose las fronteras de la legalidad y cayendo en el delito. Cuatro magos (Woody Harrelson, Isla Fisher, Jesse Eisenberg y Dave Franco) que de la noche a la mañana deciden unir sus fuerzas en un espectáculo común gracias a un misterioso benefactor ponen en jaque al FBI y la Interpol a causa de un espectacular truco en el cual atracan un banco en París desde Las Vegas: este es el detonante a partir del cual se empieza a fraguar una interesante (y algo tramposa) historia con un trasfondo de intriga e investigaciones policiales y aliento hitchckoniano salpicada con espectacular pirotecnia servida por los trucos de los cuatro magos de turno y más que interesantes efectos especiales. No obstante, a la película le falta credibilidad, un guión más sólido y le sobran personajes tópicos y cansinos (la policía francesa interpretada por Mélanie Laurent), aunque no por todo esto deja de ser muy un inteligente entretenimiento.

Pese a que parece que lo más destacable es su estética urbana nocturna con unos sublimados (y algo engolados) Las Vegas y NY y la sugerente puesta en escena en las secuencias en las que los ilusionistas ejecutan sus espectaculares trucos, no debería caer en saco roto el buen trabajo de su cuarteto protagonista, unos personajes que pese a estar esbozados con cuatro líneas cumplen su función de engatusar al espectador para ponerlo de su parte y hacerle partícipe de su enrevesado juego basado en las apariencias: aquí es en donde resida la principal virtud del filme, que traslada todo el efectismo y trampantojo del ilusionismo más allá de la pantalla haciendo disfrutar al espectador como un enano ante tal despliegue de falsas apariencias y juegos de engaños. Por el contrario, la intervención de ilustres veteranos como Michael Caine o Morgan Freeman se antoja desdibujada y dispuesta únicamente para dar más empaque a la historia, pero esto no se consigue. Como tampoco el papel de Mark Ruffallo como implacable agente del FBI logra transmitir convicción, algo que se pierde definitivamente con una resolución de la película bastante floja en lo que atañe a dicho personaje. Puede que no sea plato para todos los gustos pero uno se lo paso bien con esta película

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