lunes, septiembre 02, 2013

El apartito Lumiere EL ÚLTIMO CONCIERTO (A LATE QUARTET)




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Otra película que esta pasando injustamente desapercibida por la cartelera aunque aporta una buena dosis de cine inteligente, intimista y de muy cuidada factura. A Late Quartet se trata de una pequeña pero muy eficaz producción semi independiente nortemericana (a cargo de la “renacida” y mítica productora RKO) dirigida con sensibilidad y acierto por el casi debutante Yaron Ziberman en donde se cuenta algo tan simple el proceso de desintegración y decadencia de un colectivo humano con largo tiempo de trayectoria, en este caso un afamado cuarteto de cuerda. Con el mundo de la música clásica y sus intérpretes como concreto telón de fondo (y captado meticulosamente con una notable mezcla de respeto y admiración), esta es una historia que se puede extrapolar en otros contextos similares en donde en un momento dado una chispita provoca que una serie de fatalidades que se han ido gestando tiempo a tras estallen, algo habitual cuando sucede en un colectivo humano que ha estado trabajando, colaborando y compartiendo vivencias codo con codo.

La película se basa en el soberbio trabajo de sus intérpretes y en la credibilidad de todas y cada una de las situaciones planteadas. Con un estilo formal muy cercano al de Woddy Allen aunque carente casi de elementos de comedia o críticos y más escorado al drama sin paliativos, la historia, llena de desencuentros, situaciones embarazosas y elementos del más puro melodrama familiar (a veces con connotaciones de culebrón televisivo), fluye perfectamente y se deja ver con más que interés. No hace falta ser un entusiasta de la música clásica para disfrutar de una película donde el concepto de cuarteto de cuerda sirve en realidad de metáfora de la dificultad de realizar algo común por parte de un grupo de gente y que el resultado sea bello. El “cuarteto” protagonista con Philip Seymour Hoffman, Catherine Keener, Mark Ivanir y Cristopher Walken -el elemento catalizador de la historia con su personaje de veterano maestro del violonchelo ante una grave enfermedad- funciona a las mil maravillas dentro de un conjunto vigoroso, sencillo y emotivo realzado por una excelente puesta en escena y una pulcra fotografía. Un acierto si se decide ver.      

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