martes, febrero 19, 2013

El Aparatito Lumiere GANGSTER SQUAD



 
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Nuevo fallido intento de hacer cine de género “de toda la vida” fijando la mirada en los clásicos bajo una perspectiva contemporánea. El cine negro y de gangsters, en otro tiempo un filón de grandes películas, es lo que con escasa fortuna se trata de reavivar en este fallido thriller basado en una historia real sucedida en el Los Angeles de los años 40 y en donde casi todo resulta impostado e insuficiente pese al esfuerzo de su director, el joven Ruben Fleischer,  y su interesante reparto. La historia nos lleva a un grupo de policías angelinos con el poco ortodoxo sargento John O´Mara (Josh Brolin) al frente que en 1949 trató de dar caza al temible gangster Mickey Cohen (Sean Penn) saltándose todos los códigos de legalidad de la policía de Los Angeles por requerimiento de sus superiores, ya que Cohen estaba empezando a controlar a toda la ciudad y parecía imparable al menos que alguien le respondiese con sus propias armas de corrupción y violencia. Así, toda la película es un maremágnum de tiros y muertes aunque con una trama consistente e interesante que pese a todo se muestra muy irregular e imprecisa y al final Gangster Squad termina siendo un filme aburrido y sin relieve. 
   
Películas como Los Intocables de Elliot Ness o los filmes de Sam Peckimpah parecen ser el espejo en donde se mira una película voluntariosa pero poco efectiva que pierde enteros conforme avance el metraje y que a veces se asemeja a un cómic de Dick Tracy pese a tratar de reflejar con realismo el sórdido mundo gangsteril del LA de después de la II Guerra Mundial. Sean Penn en esta ocasión está muy forzado y no se le nota que se crea su personaje mientras que Josh Brolin parece a veces un clon de Kevin Costner como Elliot Ness y el emergente Ryan Gosling con un personaje supuestamente clave se encuentra sumamente desdibujado, por no hablar de otros  casi prescindibles.  Poco que sacar en una película que solo gustará a los fans más fanáticos del género negro siempre que no sean nostálgicos ni excesivamente exigentes.