jueves, octubre 24, 2013

El Aparatito Lumiere LA HERIDA





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Hay películas que necesitan más de un visionado para poderlas valorar en su justa medida debido muchas veces a lo desconcertante, extraño o inusual de su propuesta (por diversos motivos) y La Herida, opera prima del cortometrajista y montador Fernando Franco es una de ellas. Este joven realizador ha querido firmar una película dura, áspera, realista y de incómodo visionado para presentar un retrato lo más fidedigno posible del día a día de las personas afectadas por el llamado Trastorno Límite de la Personalidad, un mal psicológico que resulta especialmente duro para quienes lo padecen. Queriendo inicialmente hacer un documental sobre esta enfermedad y ante la dificultad de dicho propósito que el propio director encontró, Franco ha decidido hacer un filme de ficción muy realista y verosímil con un pequeño presupuesto y aspecto casi de filmación amateur. Como resultado, un drama psicológico-social sin ningún edulcorante ni ningún subterfugio dramático que resulta alucinante y sobrecogedor sin efectismos y sin trampantojos. Una película que no deja indiferente y que no gustará a todo el mundo, pero su honestidad fuera de toda duda y su buen hacer cinematográfico la sitúan como una de las mejores películas españolas del año.

Planteada como el estudio experimental de un sujeto con este problema y como vive con el día tras día, la película se centra en Ana, una joven treintañera que trabaja en un servicio de ambulancias para trasladar a enfermos, reside junto con su madre divorciada y ha dejado atrás una relación presumiblemente tormentosa. Aquejada, tal vez sin saberlo, de Trastorno límite de la Personalidad, Ana (solo ante los ojos del espectador) muestra un profundo malestar con su vida y consigo misma mediante comportamientos extraños, decisiones un tanto desconcertantes y cambios repentinos de humor, además de otras conductas más inquietantes como la de infringirse autolesiones. Poco sabemos de la totalidad de circunstancias de la joven y en ese sentido todo lo presentado en la película se torna así mas extraño e inexplicable. Sin una estructura narrativa propiamente dicha, el sufrimiento de Ana y sus vaivenes emocionales son los que mueven la película entre un maleable fondo de drama social y estudio psicológico (aunque sin muchas explicaciones). El trabajo interpretativo de Marian Álvarez en el papel de Ana es de chapó: sobrecogedor, desgarrador, patético, emocionante. La actriz se ha esforzado en mostrar todos los matices de la gente con este mal y ha compuesto un personaje realmente turbador que consigue conmover al espectador especialmente en determinados momentos.  Y también es alabable el esfuerzo del director y guionista en presentar un documento tan realista como cinematográficamente excelente con profusión de primeros planos, planos secuencia y ambientación verista. Con un ritmo narrativo casi continuo y trufado de elementos aparentemente intrascendentes pero en realidad importantes (hay un par de  claves en la película, que aunque no aclarados dan que pensar) la película triunfa en su difícil y arriesgada propuesta. Puede que no convenza a todo el mundo y que la poco gratificante premisa argumental sea del desagrado de mucha gente así como que la dureza de muchas escenas afecte al espectador mas sensible,  pero La Herida tiene muchos boletos para ser una de las películas españolas más recordadas de los últimos años.