viernes, mayo 02, 2014

SHERPAS, EL PUEBLO DE LAS CUMBRES (y II)





Un mantra en las montañas

Mientras la mayoría de los habitantes de Nepal son de religión hindú la religión de los sherpas es una secta (rama) del budismo tibetano, concretamente la más antigua, el Nyingmapa (la Secta del Gorro Rojo) que data del siglo VIII. Esta rama rinde culto a las deidades locales y tiene un marcado carácter místico y chamánico. Los sherpas suelen practicar rituales para honrar a las deidades; muchas según ellos habitan en todas las montañas, las cuevas y los bosques. Es por ese motivo que los sherpas consideran sagradas a las montañas del Himalaya, como el Everest (Chomolungma en su idioma) al que veneran como “Madre del Mundo”. En el Nyingmapa existen también comunidades monásticas de monjes y monjas célibes pero estas han sido introducidas a posteriori, además de lamas como guías espirituales y autoridades religiosas locales, que pueden ser bien monásticos o residentes en la aldea. Existen en la región de Solukhumbu varios monasterios o gompa respetados por los habitantes de las aldeas limítrofes, siendo el de Tengboche el más antiguo, visitado y venerado. Aunque los monjes o monjas viven una vida de aislamiento con respecto al mundo exterior suelen celebrar festivales anuales en los que invitan al público en general. Además de estos elementos del budismo “estándar”, el Nyingmapa tiene figuras chamánicas y espirituales como curanderas y visionarios. Hay que decir que una minoría de sherpas practica el hinduismo y el catolicismo.         


En los hogares sherpa hay multitud de reliquias y objetos religiosos a los que rezan y entregan ofrendas. En el exterior, se pueden ver otros símbolos religiosos como los Muros Mani, piedras grabadas con mantras y oraciones,  y los Chodens, mojones en los caminos adornados con banderas tibetanas de oración. Como todas las ramas del budismo, el Nyingmapa proclama el trabajo y la ayuda para los demás además de la compasión y es por ello que los sherpas dedican su actividad como guías en ayudar en cuerpo y alma a los escaladores en su objetivo de alcanzar una cima, desinteresándose ellos mismos de alcanzar dicho propósito y sin ningún deseo de alcanzar la gloria personal, algo contrario a su religión. Es normal que una vez alcancen una cima, lo sherpas entreguen ofrendas a las deidades. El estrecho vínculo de los sherpas con la montaña y con el Everest especialmente como vemos tiene un marcado componente religioso.          


Los sherpas, el Everest, y las cumbres: la escalada espiritual


La relación especial del pueblo sherpa con la montaña si bien siempre ha tenido ese componente espiritual si que es cierto que en los últimos tiempos se ha entremezclado con la lucrativa colaboración (ya tradicional) con los occidentales en su afán por conquistar las cimas del Himalaya, especialmente la del Everest. Aunque los sherpas respetan esa obsesión competitiva y de gloria personal de los escaladores, muchos consideran que la práctica deportiva y turística en las cimas supone un desprestigio y e incluso un sacrilegio para sus montañas sagradas, en especial para el Everest, su Madre del Mundo. Pero precisamente por sus creencias religiosas antes comentadas, el hecho de que los sherpas se vean eclipsados en sus conquistas a la cumbre del Everest por los escaladores del mundo occidental no parece importarles demasiado: el propósito de sus ascensiones sigue siendo puramente espiritual.  

Pese a su pericia en la alta montaña, es evidente que tantas ascensiones anuales acompañando a escaladores occidentales a la más complicada montaña del mundo (se estima que desde la primera ascensión exitosa al Everest en 1953 más de 2.200 personas lo han escalado ya) ponen en peligro la vida de los sherpas. De hecho, se estima que un tercio de los accidentes sucedidos en el Everest han tenido como protagonistas a los sherpas y muchos son los que han perecido en las frías laderas del Everest. Un cruel destino para una etnia que acepta sin rechistar su rol secundario en el deporte de la montaña, siempre en la sombra y con un total espíritu de sacrificio. Tenzing Norgay (1914-1986), uno de los dos primeros hombres en la historia que coronaron el Everest el 29 de mayo de 1953, el primer sherpa de la historia que se convirtió en una celebridad, es el vivo ejemplo del espíritu montañista sherpa. Tenzing, que llevaba ya casi 20 años de experiencia como porteador y guía antes de la expedición, fue el hombre que mostró al mundo la habilidad del pueblo sherpa en la montaña y desde entonces es inevitable asocial al los sherpas al Everest y viceversa.

En la actualidad, muchos sherpas han interiorizado la guía de montaña como su modo de vida y de hecho es ya su principal fuente de ingresos; muchos sherpas también han constituido sus propios negocios de trekking y montaña y sus propios hoteles para turistas. Todo esto ha supuesto una cierta recuperación económica para la región de Solokhumbu dentro de la pobreza reinante en Nepal, uno de los países más pobres del mundo y gracias al auge del turismo y el montañismo en la zona, la región va modernizándose en pequeña escala (plantas eléctricas, comercios de diferente tipo, internet), pero el futuro para los sherpas en su hogar aún no es nada halagüeño. La pobreza sigue siendo grande (la economía de subsistencia para muchas familias de campesinos y granjeros sigue siendo notoria) y la abrupta y accidentada geografía del territorio impide futuros desarrollos en las villas y aldeas. Es por ello que la población en Solokhumbu está decreciendo con los jóvenes sherpas emigrando en los últimos años a poblaciones con altitud más baja de Nepal o áreas urbanas como su capital Katmandú, además de algunos incluso al extranjero (EEUU) dadas las pocas perspectivas que hay para sus hijos, incluido en el aún deficiente aspecto educativo. Por otra parte, la afluencia turística a la zona y especialmente al Parque Nacional de Sagarmatha ha hecho que aumente la deforestación de muchas áreas para adecuarlas a la construcción de equipamientos para los turistas así como la contaminación; mientras, el Gobierno de Nepal trata de proteger el medio ambiente de la zona. 


Héroes sherpas

Edmund Hillary y Tenzing Norgay

Además de Tenzing Norgay, otros sherpas han entrado en la historia del deporte del montañismo: Pemba Dorije y Lhakpa Gelu, que compitieron en 2003 para la lograr ascensión más rápida al Everest desde el campo base venciendo Gelu con un tiempo de 10 horas y 46 minutos; Chhurim Sherpa, la primera mujer que consiguió ascender dos veces en un mismo año a la cima del Everest (en 2012) siguiendo los pasos de otras sherpas como  Pasang Lhamu Sherpa, la primera mujer nepalí en coronar el Everest falleciendo en el descenso (1993) y Pemba Doma Sherpa, que falleció en una caída en el Lhotse en 2007; Apa Sherpa que en mayo de 2011 batió el record de ascensiones al Everest- 22 en total- algo que llevaba haciendo desde 1990; Jamling Tenzing Norgay, el hijo de Tenzing Norgay que ascendió en 1996 en la famosa expedición de David Breashears, Ed Viesturs y Araceli Segarra. El mundo de los sherpas está repleto de héroes anónimos- a estos nombres habría que unir otros muchos- que muchas veces han dejado su vida en la montaña sin ninguna repercusión mediática, algo que si ocurre cuando fallecen o tienen accidentes montañistas occidentales.          



Los sherpas, un pueblo íntimamente unido al Everest y al Himalaya y a la conquista de retos que en un tiempo fueron inconcebibles para la humanidad. Hombres y mujeres de una etnia sencilla y humilde que se han ganado el aprecio y la admiración mundial por derecho propio. Modestos superhéroes que aman y veneran con fervor religioso el Everest y todo lo que representa, consiguiendo que su vivencia espiritual y religiosa y su vida diaria sean una continua y apasionante aventura a ojos occidentales, aunque ellos lo vean de otra mucho más sencilla manera. Porque como dijo alguien, donde el mundo ve un obstáculo geográfico que salvar, los sherpas ven un modo de vida

miércoles, abril 30, 2014

El Aparatito Lumiere THE AMAZING SPIDER MAN 2: EL PODER DE ELECTRO (THE AMAZING SPIDER MAN 2: RISE OF ELECTRO)




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Con la saturación de filmes de superhéroes Marvel (y no de Marvel) que desde hace más de diez años campea por la salas de cine ya nada en nuevas películas basadas en los personajes de la famosa editorial americana parece resultar a priori entusiasmante y desde hace tiempo rara vez suscitan estos filmes interés fuera del círculo de los fans de los superhéroes. Esta segunda entrega del “reboot” del personaje de Spider-Man, que como la anterior de 2010 está dirigida por Marc Webb y protagonizado por el poco convincente Andrew Garfield como Spidwer-Man / Peter Parker, si bien resulta mejor que aquella primera parte (tampoco era demasiado difícil), resulta un filme repetitivo y poco estimulante pese a algunos momentos aislados de lucidez de buen cine de acción. Una película que tiene como principal fallo en su credibilidad el no saber culminar la trama que se dejó a medias en la anterior película como efecto dramático y que se antojaba clave desde el punto de vista narrativo no puede funcionar nunca como una secuela como Dios manda. Es por ello que pese a los esfuerzos por dotar a este nuevo Spider-Man interpretado por Andrew Garfield de un guión aparentemente más sólido y más acorde con el espíritu del personaje que el de la primera entrega Rise of Electro sea solo un filme de entretenimiento que se limita únicamente a cumplir el expediente desaprovechando buenos enfoques dados en esta ocasión.


Aunque en un principio la película parece explorar las consecuencias de la condición de superhéroe del joven Peter Parker en su vida personal de una manera entre irónica y dramática y su relación con diferentes personas desde su novia Gwen Stacy (Emma Stone) hasta su tía May (Sally Field) pasando por la multitud de fans neoyorquinos del héroe arácnido -entre los que se encuentra el ingeniero electricista Max Dillon (Jamie Foxx), un seguidor enfermizo que se convertirá tras un accidente en el alucinante hombre eléctrico Electro- y su amigo millonario Harry Osborn (Dane DeHaan), la película tarde mucho en arrancar en cuanto a interés y pronto se zambulle en un maremagnum de efectos especiales y situaciones demasiado forzadas y rápidas que tratan de ser (torpemente) files a los cómics originales. Es cierto que hay un par de secuencias de acción que son de lo mejor que se ha visto en las adaptaciones de los superhéroes Marvel, que los efectos visuales están hechos con cerebro y sentido del espectáculo y que Jamie Foxx está excelente como Electro, pero una vez más la nada convincente presentación del personaje central -demasiado bocazas, facilón y graciosillo-  echa cualquier intento por tierra. Esto no gustará nada a los fans del personaje, pero por otra parte se verán complacidos con la aparición de un villano legendario del mundo de Spider-Man como es Harry Osborn / Duende Verde (DeHaan está muy bien, ojo con este joven actor), la irrupción en cameos de otros no menos míticos y sobre todo el hecho de que parte del guión este basado en una de las historietas más legendarias de Spider-Man (tal vez la más querida por sus seguidores). Por lo demás, poquito hay en las nuevas aventuras del Hombre Araña.