martes, mayo 27, 2014

El Aparatito Lumiere ANTONIO VEGA, TU VOZ ENTRE OTRAS MIL



 
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El documental cinematográfico, tan exitoso últimamente, parece querer consolidarse dentro del cine español y la verdad es que trabajos como este Antonio Vega, tu voz entre otras mil, ayudan mucho a este propósito ofreciendo una obra más que interesante y que conjuga bien valores artísticos e informativos, dentro de uno de los subgéneros documentales preferidos por los hacedores de este tipo de cine (y por el público): el documental musical. La figura del músico, cantante y compositor  madrileño Antonio Vega (1957-2009) era una perita en dulce que no podía ser desaprovechada en tanto que la historia de una de las mayores leyendas del rock español marcada por su descenso personal a las drogas y su peculiar personalidad influida por sus curiosos intereses técnico-intelectuales (astronomía, física, mecánica) y su carácter retraído pero tierno e ingenioso dibujan el retrato de un artista irrepetible y genial más allá de los detalles trágicos y morbosos de su intensa vida, bien reflejados (a veces en exceso)  en este documental.  Autor de algunas de las más maravillosas canciones del pop y el rock en castellano, el creador de Cada uno su razón, Una décima de segundo, Atrás, Tesoros, Lucha de gigantes o Chica de ayer merecía un filme documental biográfico que le hiciese justicia y la realizadora Paloma Concejero, proveniente de la televisión, sin grandes alardes lo ha conseguido pese a algún error.


Hay que señalar que a la familia de Antonio Vega, participante activa en este proyecto, esta película no le ha gustado nada en su resultado final ya que según ellos se recrea demasiado en el lado oscuro del músico haciendo hincapié en exceso en sus problemas con las drogas (constantes en Antonio) y en las excentricidades negativas de su carácter especialmente en los últimos años de vida cuando su deterioro físico y psíquico era imparable. Tal vez tengan su parte de razón, pero también son críticas injustas ya que la dimensión del Antonio Vega músico y creador singular es la que vertebra el espíritu del filme sí bien sus adicciones están demasiado presentes hasta tal punto que su constante reseña a veces corta de mala manera la progresión explicativa del filme y todo lo referente al lado humano de Antonio Vega, que da la impresión de que no está lo suficientemente desarrollado. Con todo, Tu voz entre otras mil,  es una película muy trabajada y degustable que hará las delicias de los fans de Antonio Vega y de su no menos mítico grupo Nacha Pop, de los seguidores del rock español de los 80  y de los amantes de documentos biográficos audiovisuales de primera magnitud. Hecha con un pulso entre contemporáneo y nostálgico y trufada de animaciones en diferentes técnicas (oportunas e ingeniosas, nada de pegote), escenas de El Gabinete del Dr. Caligari, Metrópolis o Arrebato, montajes que crean nuevos videoclips a través de diferentes imágenes “de biblioteca”  y multitud de material de archivo sobre Vega, Nacha Pop y la Movida Madrileña de los 80, tal vez peque de poco honesta en algunos momentos pero cumple su función con creces: mostrar la esencia vital, filosófica y creativa de Antonio Vega (algo que por otro lado no es nada sencillo). Además de diferentes declaraciones y entrevistas a Antonio Vega (en su inmensa mayoría material solo de audio poco antes de su muerte) se entrevista a su madre Marilúz Talles -una señora con un aplomo admirable- a tres de sus hermanos/as, a sus compañeros de Nacha Pop, productores, músicos de su etapa y solitario y a su ex esposa Teresa Lloret. Resulta toda una sorpresa cinéfila y periodística de primer orden la intervención de una enigmática leyenda del cine español como Will More (Joaquín Alonso Colmenares Navascués) el mítico Pedro del filme Arrebato  y de su hermana la no menos legendaria musa extraviada de la movida Carmen, a quien se le ha atribuido el meter a Antonio en el mundo de la droga: un momento histórico y kafkiano. Y al final de la película, la sensación de haber asistido a la semblanza de alguien tan irrepetible como su música