miércoles, julio 09, 2014

El Aparatito Lumiere OPEN WINDOWS






** y 1/2

Hay directores que se encuentran con un grave problema cuando acostumbrados a trabajar con medios modestos quieren dar un salto cualitativo en su cine y tienen accesos a presupuestos bastante más elevados que lo acostumbrado. Esto se nota sobre todo en el cine de género y en el cine fantástico en particular, en donde la nómina histórica de cineastas que cuanto menos no atinaron en su salto a una producción de envergadura está a la orden del día. Nacho Vigalondo, prometedor director cántabro formado en Euskadi que sorprendió muy gratamente con Los Cronocrímenes (2007) y no dejó ningún mal sabor de boca con la curiosa Extraterrestre (2011) se ha aventurado en esta irregular coproducción hispano-norteamericana con un thriller high-tech con ribetes de ciencia ficción que aspira a conquistar el mercado internacional y, por que no, facilitar su llegada a Hollywood (la parte norteamericana de esta producción proviene del cine independiente), pero paradójicamente el director de Cabezón de la Sal ha firmado su filme más flojo hasta el momento, un tanto perdido e impreciso en una empresa técnica y conceptualmente ambiciosa y arriesgada aunque, al Cesar lo que es del Cesar, con buenos momentos      

Open Windows es un filme que trata de insertar la esencia de la cultura de Internet y la cibercomunicación en el lenguaje cinematográfico ofreciendo como principal (y casi revolucionaria) novedad el visionar una historia desde la pantalla de un ordenador portátil en donde aparecen infinidad de ventanas de conexiones a Internet, formando diferentes capas y subtramas dentro de la historia aunque a fin de cuentas el desarrollo argumental es lineal y claramente asequible. Es este el mayor atractivo y la principal virtud de un filme honesto y esforzado técnicamente en donde el smartphone, las Webcams e Internet se convierten en su soporte visual y narrativo en un espectáculo a veces vistoso y apasionante y otras impreciso y contradictorio. El aliento hitchconiano modernizado de la historia es el principal activo de la película, aunque los torpes giros de guión en determinados momentos y diversas pinceladas pretendidamente efectistas hacen caer a la película en un facilón e incongruente  pastiche de cine comercial norteamericano de género con recursos mil veces vistos en innumerables películas. Una historia de voyeurismo cibernético, obsesiones de fans, hackers, persecuciones, chantajes, secuestros, violencia extrema y personalidades misteriosas que si bien logra encandilar en un principio con su muy bien marcado ritmo a tiempo real y sus curiosas y logradas audacias visuales basadas en el hecho de que el espectador ve la película como si estuviese viendo la pantalla de un ordenador (el del protagonista) no consigue mantener un interés constante y termina en lo reiterativo y en lo banal. Elijah Wood hace perfectamente creíble su personaje central de Nick Chambers, un joven seguidor fanático de Jill Goddard (la actriz porno Sasha Grey) -una atractiva estrella de Hollywood- que es estafado creyendo haber concertado una cita con ella vía página de internet. A partir de allí y con la irrupción de un misterioso personaje que le espía informática y visualmente la historia se va ramificando con desigual fortuna.
 

Si bien las altas pretensiones de la película desde el aspecto técnico se amortizan con creces, no se puede decir lo mismo de su también pretendidamente ambicioso discurso que llega a lastrar negativamente la credibilidad de la historia. Vigalondo nos viene a decir que en la sociedad de la informática y de la comunicación tecnológica no solo estas siendo continuamente vigilado sino que cualquiera puede convertirse en un semidios omnipotente y manipulador de voluntades dando con la tecla exacta y nunca mejor dicho, pero este mensaje se enmaraña con diferentes lecturas mal presentadas en el filme y momentos desconcertantes que llegan a su paroxismo con un final poco creíble y algo confuso. En definitiva, un ejercicio voluntarioso y loable pero insuficiente.

lunes, julio 07, 2014

THE WATERBOYS, LOS SONIDOS UNIVERSALES DE MIKE SCOTT (I)




El grupo de un chico de Edimburgo

Claro ejemplo de banda injusta e históricamente minusvalorada, el proyecto musical que desde 1982 enarbola el escocés Mike Scott ha terminado por convertirse en uno de los actos más atractivos y peculiares del rock británico en los últimos 30 años así como todo un grupo de culto. The Waterboys, fundada en 1982 como una banda de pop rock alternativo ofreció en su primera etapa hasta mediados de los 80 algunos de los primeros ejemplos del argumentario de la primera hornada de grupos indies británicos sublimados en una épica sonora y lírica adobada de poesía y misticismo que encandiló a varias audiencias, aunque siempre fuera del circuito mainstream. Ya a finales de los 80 y tras varias deserciones en sus filas, su líder, cantante, multiinstrumentista y compositor principal (y prácticamente único) Mike Scott se fue adueñando el solito del nombre y del concepto del grupo tras haber convertido a Waterboys en una eficaz y sugerente banda de folk rock céltico con todavía elementos de pop rock alternativo para a mediados de los 90 retornar al rock y después grabar con su propio nombre como solista con algunos cambios en sonido pero sin abandonar todas sus señas de identidad: patrón tanto acústico como eléctrico, letras poéticas y cultas, perfeccionismo instrumental e inspiración filosófica, mística, naturalista y espiritual, elementos que perdurarán cuando a partir de 2000 Scott recupera el nombre de The Waterboys para sus nuevas grabaciones, menos brillantes que las de los 80 y 90 pero aún con la impronta magnificente de este pequeño genio incomprendido de la música británica. Doce LPs de estudio entre los firmados como The Waterboys (diez) o como Mike Scott (dos) desde 1983 dan buena cuenta de un mundo de cantos a la naturaleza, himnos de amor, pasajes folklóricos irlandeses y escoceses, marinas y paisajes bucólicos, relatos épicos, mitología de diferentes culturas, anotaciones históricas, poesía británica, culteranismo, intimismo acústico, experimentación étnica, misticismo y religiosidad, fervor literario, alegría y canallesca rural y muchos más matices en un grupo que sin levantar mucho la voz elevó a el rock y el folk británicos a insólitas cotas de buen gusto, variedad e inspiración culta, no suficientemente reconocidas.



Mike Scott (Edimburgo, 14 de diciembre de 1958), prácticamente el sinónimo de The Waterboys, ha conducido de una manera sabia su proyecto durante más de 30 años. Músico y letrista de envergadura, autor con un universo poético propio y compositor versátil adaptable perfectamente al rock alternativo, al rock acústico, a la experimentación, el etnorock, la canción de autor o el folk rock celta, admirador tanto de los escritores  W.B Yeats y C.S Lewis (quienes han tenido una importante influencia en su obra) como de Patti Smith, The Beatles, Van Morrison y The Velvet Underground y poseedor de una peculiar y característica voz, ha legado un buen catálogo de canciones y discos degustados por un público no muy amplio pero fiel y ecléctico en gustos y ha influido decisivamente en la obra de gente tan variada como Beck, Radiohead, Wolfstone, The Decemberists, Billy Bragg, Pearl Jam o los mismísimos U2, coetáneos de la primera camada del rock alternativo británico entonces llamado college rock. Es por ello que la figura de Mike Scott debe ser reivindicada como la de uno de los más grandes músicos británicos surgidos en los últimos 30 años así como su alter ego musical Waterboys como uno de los grupos más interesantes y sugerentes nacidos en los 80. Es momento para zambullirnos en la apasionante historia de un grupo-proyecto nómada, rebelde, versátil y sobre todo emocional que ha ido fascinando durante largo tiempo tanto con el perfeccionismo sonoro de algunas de sus etapas como con el desparpajo y la improvisación folkie de otras, con su intimismo y su sentimiento a flor de piel como con su intensa y equilibrada prospección filosófica, con su inspiración literaria culta como con su vena popular. 


1979-1982. Primeros grupos y nacimiento de The Waterboys

Aunque Waterboys como grupo con varios componentes no nació con ese nombre hasta 1982, Mike Scott ya andaba desde finales de los 70 con diferentes grupos semiprofesionales (Another Pretty Face, Funhouse) con los que llegó a grabar y hacer pequeñas giras desde 1979. Scott había pasado su infancia en Edimburgo y Ayr, en el sur de Escocia. Aprendió a tocar la guitarra a los 10 años y ya siendo un preadolescente y adolescente a principios de los 70 comenzó a admirar a The Beatles, David Bowie, The Velvet Underground, Bob Dylan y al country singer Hank Williams. Hacia 1975, con 17 años formó su primer grupo, Karma y dos años mas tarde ingresó en la Universidad de Edimburgo para estudiar Literatura y Filosofía. Aunque solo estuvo un curso en la universidad, fue suficiente para que el joven Mike entrase en profundo contacto con la obra de escritores como el poeta irlandés William Butler Yeats (1865-1939), o los escritores de literatura fantástica el escocés George McDonald (1824-1905) y el irlandés C.S Lewis (1898-1963), creador de Las Crónicas de Narnia y que serán fundamentales en la concepción literaria, musical y estética de Waterboys. En 1978 atraído por la frescura de ideas musicales del movimiento punk comienza a escribir y publicar fanzines punkies al tiempo que funda una banda de punk rock junto al guitarrista Alan McConnell llamada The Bootlegs que pronto se cambiaría el nombre por Another Pretty Face. Scott ya ejerce allí como vocalista, guitarrista y compositor pero durante ese tiempo también aprende a dominar instrumentos como el bajo, los teclados y las percusiones. En un primer momento Another Pretty Face estaba influenciado por Patti Smith (por entonces uno de los ídolos musicales de Mike Scott) y el rock urbano en general pero con cierto poso punk inspirado principalmente por The Clash.

Waterboys en 1984

A principios de 1979, APF, ya un cuarteto, se aventuró (junto con un misterioso mecenas) en la creación de un sello discográfico independiente para grabar y editar sus primeras canciones, New Pleasure. Ese año APF publican su primer sencillo All the Girls Love Carrie / That´s Not enough que si bien pasa desapercibido para el público y los grandes medios obtiene el reconocimiento de la publicación New Musical Express que lo nombra single de la semana. Firman un contrato con Virgin y se van de teloneros de Stiff Litlle Fingers obteniendo éxito de crítica en sus actuaciones hasta el punto de aparecer en la portada de la revista Sounds, una de las primeras publicaciones británicas sobre punk y rock underground. En 1980, Another Pretty Face edita con Virgin otros dos singles que no reciben ningún éxito salvo la aclamación de la crítica especializada en punk y en la música que volvía locos a los universitarios británicos manufacturada por nuevas bandas como U2, Joy Division o The Cure: el college rock. APF pronto se escora a los sonidos del llamado postpunk, punk rock más elaborado instrumentalmente y tan apasionado y afectado como oscuro y gótico, aunque la banda de Mike Scott se va por unos derroteros más luminosos y exuberantes. Tras un último single publicado a principios de 1981 Soul to Soul,  APF firman un contrato con el sello independiente Ensign y se mudan a Londres cambiándose el nombre por el de Funhouse. Mike empieza a sentir que el grupo ya no suena tan bien como antes y que faltan ideas frescas y lo deja en otoño de 1981; para entonces ya había comenzado a componer nuevas canciones para grabarlas en solitario. Así, desde diciembre de 1981 y hasta la primavera de 1982 comienza a grabar algunos temas de pop rock escorado al postpunk en el Redshop Studio en Londres. El sello Ensign Records, entusiasmado con esos temas (gran parte de ellos terminarán en los dos primeros álbumes de The Waterboys) pretendía que Mike Scott grabase un LP como artista en solitario pero por entonces el escocés aún no andaba interesado en publicar ningún álbum y si en formar un nuevo grupo, algo que consiguió a principios de 1982 con The Red and the Black. En esa efímera banda, que ofreció nueve conciertos en Londres a mediados de 1982, se encontraba el excepcional saxofonista Anthony Thistlethwaite (Lutterworth, 1955) que será cofundador de The Waterboys y durante muchos años segundo de abordo musical de Scott. Thistlethwaite ya había trabajado desde 1980 como músico de sesión - con gente como Nikki Sudden, amigo de Mike- y su eclecticismo en gustos e influencias musicales pronto encontraría correlación con la amplitud de miras artísticas de Mike. The Red and the Black se disuelven en otoño de 1982 pero tanto Thistlethwaite como el batería del grupo y también futuro fundador de Waterboys Kevin Wilkinson (Stoke-On-Trent, 1958-1999) se habían unido a Scott en la grabación de las diferentes maquetas que el escocés había realizado hasta finales de 1982.                           


1983- 1984. Poeta de la Big Music

A principios de 1983 Mike toma la decisión de grabar un álbum basado en el material que ha ido componiendo y registrando en el último año pero como un grupo en lugar de en solitario. Así, la nueva banda bautizada como The Waterboys- término (los chicos del agua) aparecido en la canción The Kids del álbum Berlin de Lou Reed- incluirá a Mike Scott como voz, guitarra, bajo, piano y mandolina, Anto Thistlethwaite al saxo, mandolina y bajo y Kevin Wikinson a la batería. Al no tener bajista específico Mike y Anthony acordaron alternarse las cuatro cuerdas en el estudio aunque también contaron con la colaboración del bajista Nick Linden, que no se integró en el grupo como miembro oficial. A Girl Called Johnny, fue el primer single de Waterboys publicado en marzo de 1983, un homenaje a Patti Smith que Mike y Anto grabaron en la primavera de 1982. El nuevo trío preparaba ya su primer LP que iba a consistir en las sesiones grabadas tanto por Mike como por el grupo desde finales de 1981 a diciembre de 1982 pero la compañía de discos no estaba satisfecha con la calidad de las grabaciones y el grupo trató de regrabar los temas en Nueva York con el guitarrista de Patti Smith Lenny Kaye como productor. La grabación fue un fracaso por lo que The Waterboys, el primer álbum de la banda de Mike Scott, se publicó en julio de 1983 finalmente con las sesiones de 1982. Este primer trabajo mostraba a un grupo de rock postpunk afectado y con una enorme elaboración instrumental que incluía guitarras eléctricas y acústicas de todo tipo llenando pistas y pistas- todas ejecutadas por Mike- barrocos solos de saxo de Thistlethwaite, teclados insistentes y unas letras entre místicas, simbólicas y ácidas con cierto poso poético. Estos argumentos musicales de postpunk intenso y de cierta épica les comparó con los primeros U2 (era la época de War) pero el grupo además de ampulosidad guitarrera y sonora ofrecía sensibilidad lírica, paisajes acústicos, pianos clásicos y la sugerente y peculiar voz cabaretera de Mike Scott. David Bowie, Lou Reed, Patti Smith, Bob Dylan y Joy Division fueron las influencias más notables en este primer LP que contó con la colaboración en la producción de Rupert Hine y la participación de diferentes músicos eventuales que se unieron al trío especialmente en los temas grabados a finales de 1982. El LP fracasó en listas de ventas así como sus singles A Girl Called Johnny y December pero obtuvo muy buenas críticas en las cuales se alabó a la banda como un genuino exponente del nuevo sonido del pop rock alternativo que estaba sacudiendo al Reino Unido con nuevos grupos como The Smiths, Aztec Camera, Cocteau Twins o Big Country, trufado de ideas intelectuales y artys, instrumentación poco usual en el rock (mandolinas, bouzukis), imagen sobria y recuperación de pinceladas de olvidadas tradiciones rockistas como el folk rock o el Blue Eyed Soul. Además de los dos singles, I Will Not Follow épico postpunk de estadios y The Three Day Man fueron temas notables dentro del LP de debut.        


En febrero de 1984 Waterboys emprenden su primera gira por el RU y diversos países europeos (la comenzarán en Frankfurt). La primera encarnación de The Waterboys en directo además de Scott (voz y guitarra), Thistlethwaite (saxo y mandolina) y Wikinson (batería) incluía al virtuoso teclista galés Karl Wallinger (Prestatyn, 1957) que ya se había unido como al grupo en su primear actuación televisiva en la BBC en verano de 1983, el bajista Martyn Swain y el trompetista Roddy Lorimer, más algunos músicos ocasionales en algunos conciertos. La enorme habilidad de Wallinger en los teclados y sus aportaciones en los arreglos de los temas en directo llevaron al trío a invitarle a ser miembro oficial de The Waterboys, con lo que la banda se convertía en cuarteto. El grupo había grabado nuevos temas a lo largo de 1983 y en junio de 1984 se publica el segundo álbum de Waterboys, A Pagan Place, producido en solitario por Mike Scott (que al igual que en el álbum anterior y en el siguiente aparece él solo en la portada) y con los cuatro miembros actuales ejerciendo de multiinstrumentistas más aportaciones de Roddy Lorimer, el violinista Tim Blanthorn y varios coristas. Mike Sott compone en este disco todos los temas y toca la guitarra, el bajo (instrumento que también toca Thistlethwaite en algunos temas), el piano y un tipo de guitarra de 12 cuerdas llamado bellzouki. A Pagan Place resulta un álbum aún mejor que The Waterboys pese a que aún hoy en día buena parte de la crítica lo sitúa por debajo que el LP de debut: pop rock visceral, emotivo, ampuloso y guitarrero en donde los teclados cobran ahora mayor protagonismo, lo mismo que la sección metal servida por Thistlethwaite y Lorimer. Van Morrison, The Smiths o Bruce Springsteen son ahora referencias musicales preeminentes lo mismo que se aprecia cierto escoraje folk y experimental e incluso una temprana aproximación a la World Music. Espiritualidad, religiosidad cristiana, introspección, romanticismo y crónicas históricas son algunos de los temas de un álbum que comenzó a hacer sentir curiosidad al público por la banda al mismo tiempo que la crítica colocaba al colectivo en los puestos de cabeza del floreciente rock alternativo británico. El primer single The Big Music, una ráfaga de rock épico con reminiscencias soul y letra de himno metafísico se oyó bastante en las emisoras británicas pero no logró entrar en listas, aunque bautizó el estilo de música que Waterboys venía haciendo: “Gran Música”, pop rock emocional, melodramático y con ciertas ínfulas de épica y letras de exaltación filosófico-ditirámbica de la existencia, del mundo y de la naturaleza. Pero no todo eran himnos existenciales en A Pagan Place, temas como All the Things She Gave eran canciones de amor estándar (aunque en el caso de esta en tono rockista) y otros como Somebody Might Went Back pop rock inmediato y elaborado, un pequeño canto a la individualidad en la soledad. Había pulso arty, clasicista y de canción de autor en temas más intensos como Red Army Blues, un blues que contaba la historia de un soldado soviético deportado a un gulag en Siberia tras el fin de la II Guerra Mundial con arreglos inspirados en una melodía tradicional rusa y una conmovedora interpretación melodramática de Mike o la pieza que da nombre al disco, muro de sonido electro acústico para arropar reflexiones espirituales y religiosas sobre paganismo y cristianismo.   


1985-1986. Demasiado alto, demasiado lejos, demasiado pronto: el triunfo de This is the Sea 

1985: Thistlethwaite, Wickham y Scott

El grupo emprende una nueva gira a finales de 1984 (que incluye por primera vez EEUU) como teloneros de Pretenders y U2, grupo que comienza a admirar la orientación melodramática de Mike Scott y compañía y que influirá decisivamente en la concepción de discos de los irlandeses como The Unforgettable Fire y The Joshua Tree. Waterboys comienzan a grabar un nuevo LP pero Kevin Wilkinson deja el grupo en mitad de la grabación para unirse a China Crisis. This is the Sea, se publica en septiembre de 1985 y se convierte en el álbum mas vendido de la banda hasta el momento además de ser considerado aún por la mayor parte de la crítica como el mejor de cuantos The Waterboys haya grabado nunca.  Registrado en varios estudios con Mike Scott como productor ayudado por Karl Wallinger, Mick Glossop y John Brand, contó con la participación como músicos de estudio de varios bajistas como el viejo conocido Marty Swain, Lu Edmons y Mathew Seligman, el batería Chis Whitten (Wilkinson solo intervino en un par de temas), Roddy Lorimer y dos violinistas que imbuyeron de argamasa folk al álbum como Merek Lipski y el futuro miembro oficial del grupo y pieza fundamental en él Steve Wickham (Dublin, 1959), que ya había trabajado con una primeriza Sinéad O´Connor y con U2. This is the Sea sorprendió en un primer momento por su robusto muro de sonido conseguido por guitarras superpuestas (todas tocadas por Scott) cajas de ritmos, sintetizadores y teclados en lo que fue un ejercicio de art rock experimental en toda regla saldado con un evocador y cavernoso sonido. Karl Wallinger fue el principal artífice del catedralicio sonido del álbum -como reconocerá Mike Scott autor y letrista de todos los temas- gracias a sus aportaciones con los sintetizadores, las programaciones y los arreglos. 

This is the Sea mostró a un Mike Scott en estado de gracia como cantante, compositor, productor, multiinstrumentista (tocó guitarras, piano, sintetizador, percusión, cajas de ritmos y efectos sonoros en este LP) y sobre todo como letrista, puliendo hasta niveles excelsos el componente poético de sus letras cargándolas de simbolismo, imágenes plásticas y un aún mayor misticismo. Se introduce además el comentario sociopolítico y crítico metafórico y un tono en clave de canción de autor, mostrando que Scott llevaba un singer songwriter dentro. El tono espiritual y poético del álbum, inspirado sin duda en el Van Morrisnon de Astral Weeks es notable en la mayor parte de los temas de This is the Sea aunque cada uno posea contextos musicales y literarios diferentes unos de otros que consiguen que este sea un disco deliciosamente variado. El primer sencillo fue el tema más conocido del grupo y sin duda el mejor de toda la carrera de The Waterboys, The Whole of the Moon, un rítmico y emocionante marasmo musical e instrumental (metales y pianos prominentes) con épica estructura de himno de estadios y preciosa letra que describía un proceso de realización personal del narrador gracias a la influencia de visión del mundo y de la vida por otra persona (Yo ví la creciente  / Tú viste toda la luna). La obra y vida del escritor C.S Lewis fue una de las fuentes de inspiración de esta canción -según confesión del propio Scott- que logró llegar al número 26 en las listas británicas convirtiéndose en el primer top 40 de Waterboys. Versioneada varias veces y desde entonces pieza obligatoria en los directos de Waterboys, The Whole of the Moon es el la canción por excelencia de Mike Sott. Pero el disco encierra otras maravillas como The Pan Within, el único tema en donde Steve Wickham aporta su fiddle, rock de guitarras casi hard con poso folkie (aún a años luz de lo que emprendería el grupo a finales de los 80) y en donde Mike muestra su amor por la mitología griega y su traslación a un contexto real contemporáneo citando al dios Pan en la primera de las canciones de Scott donde esta figura mítica aparece; Don´t Bang the Drum escrita principalmente por Wallinger con la colaboración de Scott y single en algunos países europeos toca el tema de la conservación del medio ambiente, Medicine Bow es de nuevo rock de guitarras esta vez inspirado en la Velvet; Spirit, un agradable medio tiempo pianista que mostraba la cara más mística y chamanista del grupo o Old England  una denuncia a la política neoliberal de Margaret Tatcher en clave de cantautor eléctrico con citas de James Joyce y Yeats.  Mención aparte merece el tema que da título al LP, un emocionante tema acústico (aunque con el espectacular muro de sonido presente en todo el álbum elevado a un tono superlativo) de inspiración dylaniana y espectacular interpretación vocal de Scott que pone los pelos como escarpias. El álbum encantó a la crítica, que vio en él un reflejo de los magnos niveles musicales a los que podía llegar el rock alternativo británico por encima de la escena más mainstream de los 80. Artistas como Bono enseguida alabaron lo novedoso de un álbum que casaba perfectamente el lenguaje del rock más contemporáneo con la poesía. This is the Sea es uno de los mejores álbumes publicados en los 80 y una rara muestra de perfeccionismo musical e instrumental casado con un componente literario de alto nivel. Aunque con sustrato eminentemente de pop rock hay sitio para el jazz, la música clásica, músicas del mundo (pasodoble, música mediterránea, folk celta), soul pop, hard rock y rock experimental vía Velvet Underground. Un disco fundamental que sigue entusiasmando y que proyectó a Waterboys como un grupo singular a tener en cuanta. This is the Sea  llegó por primera vez al top 40 en LPs en UK, concretamente al nº 37.         
Aunque Waterboys decidieron no aparecer en ningún programa televisivo por negarse a hacer play back de sus canciones eso no impidió el cierto éxito del álbum. El grupo emprendió una gira a finales de 1985 y principios de 1986 por el Reino Unido y Nortemérica con Steve Wickham como miembro de pleno derecho más Marco Sin (bajo) y Chis Whitten (batería). Karl Wallinger decidió dejar el grupo a principios de 1986 para formar su propio grupo proyecto World Party, siendo reemplazado hasta el final de la gira por Guy Chambers. La salida de Wallinger - que en poco tiempo publicó su primer LP como World Party Private Revolution (1986) en donde ya se mostraban influencias de Waterboys- hizo temer a Mike Scott el fin próximo del grupo y en primavera de 1986 se decidió que el grupo se tomaría al menos un año sabático. Terminan así los Waterboys de la Big Music que darían paso a unos inesperados rejuvenecedores del folk rock celta.


1986-1989. Fisherman´s Blues o la dulce adopción irlandesa  


El irlandés Steve Wickham- que en directo había introducido una impronta folkie en el repertorio de Waterboys- había invitado a Scott a pasar una temporada en Irlanda en enero de 1986 y durante algunos meses y después de que la banda terminase la gira el músico escocés se enamoró de los sonidos tradicionales irlandeses que iba escuchando de músicos folk amigos de Wickham como el guitarrista, flautista y gaitero Vinnie Killduff y el acordeonista Mairtin O´Connor. En Dublín, de enero a marzo de 1986 Scott escribió y grabó un buen número de canciones con influencias celtas en compañía de Wickham, el bajista Trevor Hutchinson, Vinnie Killduff, el batería Peter McKinney y otros muchos músicos entre ellos Anthony Thistlethwaite quien se unió a Scott y Wickham en el retiro irlandés. Scott comenzó a interarse seriamente también por el folk contestarlo tradicional americano (Woody Guthrie), el country y el gospel y pronto convenció a Thistlethwaite de la conveniencia de grabar algún día un disco de folk y de música tradicional irlandesa bajo el nombre de Waterboys. Con Steve Wickham Mike escribió un tema emblemático de la banda y definitorio del nuevo sonido Fisherman´s Blues, que el grupo estrenó en marzo de 1986 en el programa de televisión The Tube recién terminada la gira y que sorprendió a los seguidores del grupo por el nuevo sonido. En los primeros compases de 1986, cuando Mike, Steve y Anto apenas había terminado la gira, estos ya habían grabado una enorme cantidad de temas entre temas propios y tradicionales irlandeses, muchos de ellos con la participación en la composición de Wickham y Thistlethwaite. El trío decide establecerse en Irlanda y comienzan a dar actuaciones y pequeñas giras en Irlanda, Reino Unido, Europa continental e Israel hasta marzo de 1987 al tiempo que paren nuevos temas sin cesar y graban nuevos temas en San Francisco a mediados de 1986. La nueva formación oficial de Waterboys como grupo de folk rock se completa ahora con Hutchinson al bajo y Peter McKinney a la batería apoyando a los tres miembros supervivientes de la etapa anterior. Actúan en pubs y locales pequeños- a veces por sorpresa- y en el festival de Glastonbury y ya no parece quedar rastro de la banda de rock épico que fueron una vez: ahora es un grupo de folk rock céltico con elementos de Fairport Convention, The Dubliners, Steeleye Span, The Albion Band, The Men They Couln´t Hang o The Pogues estos últimos como referencias más concordantes con el nuevo estilo de la banda más escorado al folk rock alternativo. Además, se aprecian influencias de Van Morrison, Dylan, Donovan, The Band, The Byrds, Pete Seeger y del Country & Western americano. Y todo sin perder la sensible, enérgica y lírica impronta de The Waterboys.

Aunque a principios de 1987 se rumoreó con la disolución de la banda (incluso dándose por cierta), Waterboys se pasaron todo 1987 investigando con la música irlandesa con el fin de realizar un álbum de folk rock lo más creíble posible y llevando a cabo un sin fin de sesiones de grabación para seleccionar entre una multitud de temas. De marzo a agosto hubo nuevas grabaciones en los míticos estudios Windmill Lane de Dublín y en 1988 se mudan a la localidad de Spiddal en el oeste de Irlanda en donde terminan de grabar lo que será Fisherman´s Blues el cuarto álbum de The Waterboys que se publica finalmente en octubre de 1988 con 13 temas (en total de grabaron más de cien). A parte del quinteto actual colaboraron otros 17 músicos) y cantantes (entre ellos los ex Waterboys Kevin Wilkinson y Roddy Lorimer) y una coral masculina. En la producción intervinieron Scott, Vinnie Killduff, Bob Johnston (productor de las sesiones de San Francisco) y John Dunford. El álbum dividió en un primer momento a los seguidores de la banda, por un lado algunos no comprendieron el viraje folk de la banda con la inclusión de violines (que en el álbum anterior solo se habían escuchado residualmente), flautas y harmónicas y otros en cambio se entusiasmaron con el nuevo sonido en una época en la que el rock celta aún no era tan popular como en lo será en los 90. Al final, la honestidad del álbum y del propio grupo terminó enamorando a gran parte del público y  Fisherman´s Blues se convirtió en el LP mas vendido de Waterboys llegando al nº 13 de las listas británicas además de ser junto a This is the Sea el mejor del grupo. De alguna manera Fisherman´s Blues ayudó a popularizar en todo el mundo el folk rock celta y Waterboys se convirtió de la noche a la mañana e inesperadamente en un nombre de referencia en el género al mismo nivel -e incluso superior en algunos aspectos- que bandas del ramo genuinas y veteranas como The Oyster Band o los exitosos The Pogues de Sahwn McGowan. Se inaugura pues la gloriosa etapa folk del grupo que dura hasta 1991 y en donde Mike tocará con profusión el bouzuki y Anto la mandolina y la harmónica. Steve Wickham se convierte en esta etapa en un miembro fundamental y termina desbancando a Anto Thistlethwaite como segundo de a bordo del grupo.

Steve Wickham, Trevor Hutchinson y Sharon Shannon (1989)

El álbum es una encantadora joya que sin duda ayudó a popularizar en todo el mundo la música irlandesa –y aunque también hay bastantes elementos de folk norteamericano- y a fusionarla con el rock como nadie lo había hecho, algo paradójico ya que el principal cerebro del álbum era un escocés y el grupo había nacido en Londres, aunque la inclusión de músicos de Eire y la radicación del grupo en Irlanda habían convertido a Waterboys en una banda irlandesa más. El tema que titula el LP, uno de los más famosos de Waterboys y todo un clásico estándar, es una autentica delicia con todas las señas de identidad de los Waterboys celtas: bello solo de violín de Wickham, armonía electro-acústica, afectada interpretación de Scott, melodía de muchos kilates y hermosa letra entre vitalista y melancólica. And a Bang on The Ear, el segundo single tras Fisherman, bebe más del country y resulta enormemente robusto, efectivo y arrebatador mientras que Strange Boat es una balada plácida y sugerente. World Party recuerda que no todo es folk al uso en este disco ya que hay momentos como este con base pop rock intensa o como Has Anybody Seen Hank, mixtura de balada country, bluegrass y gospel homenaje a Hank Williams. Breves Instrumentales como el  reel Dunford´s Fancy o el vals celta Jimmy Hickey´s Waltz  salpican un ábum en donde Anto y Steve tuvieron bastante protagonismo como compositores y en donde hay también un par de versones ajenas: This Land is Your Land, de Woody Guthrie y una estupenda Sweet Thing de Van Morrison. Mike Scott demostró su amor a Yeats musicando su poema The Stolen Child convertido en una preciosa balada cantada por el escocés y recitada por Tomas Mac Eoin. Muchas de las canciones grabadas en las interminables sesiones irlandesas de este álbum terminaron en box sets y ediciones especiales de Fisherman´s Blues pero otras aún permanecen inéditas.  

En 1989 el grupo se va de gira con una formación que se convierte en fija: Scott, Thistlethwaite, Wickham, Trevor Hutchinson (bajo), Colin Blakey (flauta, whistle y piano), Noel Bridgeman (batería) y la joven y prometedora acordeonista Sharon Shannon (1968). Mike Scott quiere seguir por la línea celta y prepara un nuevo trabajo.


CONTINUARÁ