sábado, diciembre 26, 2015

STAR WARS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA (STAR WARS: THE FORCE AWAKENS)





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El estreno del año llegó. El inesperado regreso a la pantalla grande de la franquicia cinematográfica más célebre y exitosa de la historia ocasionó desde su anuncio hace ya algunos años, como era de esperar, una inmensa expectación alimentada especialmente por la incertidumbre ante la nueva e insólita situación de la marca Star Wars y de la productora Lucasfilm, adquiridas por Disney en una operación que  suponía que casi 40 años después George Lucas ya no tendría ningún control ni propiedad sobre la franquicia (ni tampoco sobre otras creaciones suyas como la saga Indiana Jones). J.J Abrams, hombre de moda en el show bussiness estadounidense forjado principalmente en la televisión y que ya hizo sus pinitos en el reboot del otro gran universo ci-fi cinematográfico (Star Treck) será el encargado de comandar la nueva trilogía cuyo principal cometido es - tanto para la crítica como para los fans de Star Wars- superar la mediocridad de la trilogía precuela de 1999-2005 y claramente a tenor de lo visto en este filme acercarse a las entrañables y sugerentes coordenadas de las tres primeras películas, todo un estándar universal del entretenimiento y del imaginario colectivo de la humanidad, por muy rimbombante que suene. Lo cierto es que esta The Force Awakens, que dirige y coescribe (junto con Lawrence Kasdan, que participó en el guión de El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi) el propio Abrams además de superar las entregas I-III (algo no muy difícil) resulta un estimulante aunque bastante premeditado y maquiavélico retorno a las esencias de aquellos primeros filmes con naves sucias y desgastadas y mundos interplanetarios más bien terrenales en contraposición con la impoluta imaginería infográfica de las precuelas; pero eso no es todo: un guión pleno de la acción, el sentido del humor y  la impronta de aventura de los cuales los tres anteriores filmes carecían (se nota la mano maestra de Kasdan) colma las exigencias del seguidor de la franquicia, algo que era principalmente lo que se le exigía a esta cinta. Y aunque se suceden en la historia no pocos remedos y casi autoplagios de la primera trilogía tanto en personajes, trama, trasfondo del argumento e incluso situaciones concretas (especialmente de la película de 1977), El Despertar de la Fuerza hará disfrutar y mucho a seguidores de La Guerra de las Galaxias y a amantes del cine fantástico y de aventuras aunque se nos ofrezca al fin y al cabo más de lo mismo, esta vez envuelto en un oportuno y convincente tamiz contemporáneo destinado a conectar con una nueva generación de espectadores, algo en lo que esta saga sigue triunfando año tras año y ya llevamos casi cuarenta.

Con una mezcla de decorados naturales y efectos especiales mecánicos y otros efectos y escenarios generados por ordenador, The Force Awakens descansa como hemos dicho sobre una historia que suena a deja vú pero que sabe como resultar interesante, emocional y sobre todo muy Star Wars. El hecho de la existencia de una nueva trilogía cinematográfica que iba a obviar los múltiples productos en forma de novelas, cómics y videojuegos que continuaban la historia de los míticos Luke Skywalker, Princesa Leia Organa y Han Solo después de El Retorno del Jedi (conocida como Universo Expandido y que abarca una magnitud de material increíble) ya dejó un tanto desconcertados a los seguidores de la serie creada por George Lucas y se nota por ello que este filme trata de resultar respetuoso con todo el legado de su creador aunque ha puesto el protagonismo de estas entregas en nuevos personajes, tanto héroes como villanos, que llevaran el peso específico de la historia de las mismas y aunque aquí nos encontremos 32 años después con Leia (Carrie Fisher) despojada de su realeza y convertida en una autoridad militar en el planeta Takodana, a Han Solo (Harrison Ford) que ha vuelto a sus quehaceres de contrabandista espacial después de una ruptura con Leia a causa de una desgracia…y al maestro jedi Luke Skywalker (Mark Hamil) cuya desaparición ha propiciado una búsqueda por parte de sus amigos. Rey (Daisy Ridley), una joven chatarrera huérfana que vive en el desértico planeta Jakku se convierte en la nueva protagonista cuando se decide unir a la Resistencia, una célula de lucha surgida en la nueva república galáctica que trata de hacer frente a la Primera Orden, un movimiento totalitario nostálgico del imperio liderado por el monstruoso Líder Supremo Snoke (Andy Serkis) y que tiene como principal apoyo al General Hux (Domhnall Gleeson) y al misterioso Kylo Ren (Adam Driver) un enmascarado caballero de la nueva Orden de Ren cuya principal inspiración es el lado oscuro de la Fuerza …y Darth Vader. A Rey se une Finn (John Boyega) un Stormtrooper de nuevo cuño desertor ante las atrocidades de la Primera Orden, Poe Dameron (Oscar Isaac), el mejor piloto de la Resistencia, y el androide BB8,  un curioso robot esférico que tiene un mapa que puede dar con el paradero de Luke. Chewbacca (Peter Mayhew), C3PO (Anthony Daniels) y R2D2 vuelven a aparecer todos dispuestos a colaborar con la Resistencia y hacer frente a la base Starkiller, una nueva Estrella de la Muerte construida por la Primer Orden mucho más grande y destructiva que aquella.

Hay muy buenos momentos de acción y una trama trepidante y bien construida aunque, insistimos, con cosas básicamente ya vistas, y unos convincentes efectos visuales en que afortunadamente no logran colapsar el elemento épico más rudimentario (y degustable) del filme. Algún instante emotivo, luchas a sable de luz tan vistosas como siempre y los combates galácticos de turno (demasiado reminiscentes a Star Wars: A New Hope) pintan un fresco totalmente disfrutable para los amantes de la saga que verán redimido el sabor agridulce de las tres anteriores entregas y aunque la historia sea aún demasiado enigmática y no tengamos datos sobre todos los personajes. El reparto cumple, con unos Ridley y Boyega que, vaya, no lo hacen nada mal resultan totalmente creíbles como los héroes de la nueva generación de la saga o un Harrison Ford que devuelve a aquel personaje tan irrepetible que fue aquel granuja intergaláctico de chaleco negro que al final se ligo a la princesa. También nos encontramos con personajes generados por ordenador y animados por los movimientos de sus intérpretes como el mismo Snoke o la pirata Maz Kanata (Lupita Nyon’go), que tiene trazas de convertirse en la nueva Yoda de esta recién inaugurada trilogía. De acuerdo, sobra algún homenaje pueril, la historia puede resultar algo poco clara y el autoplagio a veces es cantoso hasta decir basta, pero nos hemos reencontrado de nuevo con el cine-espectáculo  de los 70 y 80, y eso es una auténtica gozada

martes, diciembre 15, 2015

PAULINA (LA PATOTA)






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No desentona en absoluto con la problemática social actual este remake de un clásico del cine argentino como fue La Patota (1960) de Daniel Tinayre, película con claras influencias neorrealistas con un tema bastante atrevido y controvertido para su tiempo. Santiago Mitre, un joven director que está llamado a hacer cosas más que interesantes en la cinematografía argentina, ha convertido en aquella historia tremebunda pero con intrincado mensaje sociopolítico en un más que esforzado drama entre lo psicológico, lo humano y lo social con alguna dosis de intriga y sobre todo mucha capacidad de hacer pensar al espectador en las razones motivacionales de su protagonista, Paulina (Dolores Fonzi, vista en Truman, excepcional), un personaje complejo y contradictorio en pleno conflicto ideológico y de conciencia interno, algo que apenas se verbaliza en la película pero que se capta en todo momento mediante situaciones, diálogos, gestos y silencios. Es inevitable posicionarse a favor o en contra de la decisión final de la protagonista, un personaje que come toda la película pese a que como dijimos, apenas expresa su ideario –clave para el devenir y la resolución de la historia- salvo en los impagables momentos iniciales en donde asistimos a una acalorada discusión dialéctica con su padre (Oscar Martínez) que además ejemplariza el conflicto entre el idealismo de justicia social del siglo XXI, cargado a veces de buenismo naïf y el izquierdismo socialista revolucionario de la vieja escuela ya demasiado repetitivo y en algunos casos con ideales vendidos: esta escena es clave para entender el resto de la película.


La patota a la que hace referencia el título original de la película y de su fuente original de la que es remake – burdamente cambiada en la versión española con el nombre de la protagonista tal vez por lo abrupto que suena esta palabra en España y el temor a que de lugar a malentendidos- es como se  denomina en dialecto popular argentino a una pandilla de gamberretes que en esta película son un grupo de adolescentes del medio rural argentino residentes en una aldea a la que llega Paulina (hay que advertir por otra parte que muchas veces es imposible comprender el argot argentino rural con el que hablan muchos de los personajes) una joven abogada de prometedora carera, para ejercer de maestra de escuela rural con el fin de ayudar a los colectivos más desfavorecidos. Pronto Paulina se dará cuenta de lo difícil que es su impresa y todo dará un terrible vuelco cuando es violada por el grupo de chavales, algunos de ellos alumnos suyos. A partir de ese momento Paulina se verá en un tour de force emocional que se hará cada vez más intrincado. No es este un filme ideológico ni tampoco un drama desgarrado ni explícito, pero si un evidente comentario social sobre las contradicciones del pensamiento humano y su influencia en el entorno y en la vida y sobre todo en la situación de los más vulnerables, a menudo paganos de la estupidez de los más favorecidos. Muchas aristas temáticas en una película muy bien conseguida como drama y que en algunos momentos puede resultar sobrecogedora por su veracidad y su honestidad.

viernes, diciembre 11, 2015

EL PUENTE DE LOS ESPIAS (BRIDGE OF SPIES)



 
****  y1/2

La larga y prolífica carrera de Steven Spielberg como director ha presentado varios picos de obras maestras en determinados momentos (Tiburón, E,T, La Lista de Schindler, A.I, Munich), tal vez menos de los que podía esperarse de un director de su valía y demasiado espaciados en el tiempo, pero sin duda muestra       de su profesionalidad, oficio y maestría a la hora de contar historias. Este es el caso de Bridge of Spies, que pese a que no llega a obra maestra por un pelín es un filme más que sólido que triunfa en su propósito de humanizar el relato de espionaje político en la época de la Guerra Fría reduciendo al máximo el componente de intriga internacional- que sin embargo y como es lógico ocupa el lugar central de la historia- y focalizando el devenir de la trama en las relaciones personales, el elemento psicológico y humanista y el drama de personajes. Inspirada en un hecho real y perfectamente ambientada en los EEUU y la RDA de finales de los 50 y principios de los 60, la película es un más que interesante y emotivo documento de una época en la que el enfrentamiento entre dos grandes superpotencias con el terrible trasfondo de la amenaza nuclear amenazaba no solo la estabilidad mundial sino que influyó poderosamente en el comportamiento y valores tanto de la población norteamericana como de la de la URSS y el esto de países del este adscritos al bloque comunista. Lo que se nos cuenta precisamente es la historia de cómo un hombre normal y sin cargo político ni diplomático alguno se vio inmerso en 1960 en unas negociaciones al más alto nivel en un capítulo más del enfrentamiento del bloque capitalista con el comunista. Tom Hanks, en su cuarta colaboración con Spielberg, da vida al abogado James Donovan, un prestigioso letrado especialista en seguros que en un primer momento ha de defender a un espía soviético-británico en suelo norteamericano con lo que se gana una enorme impopularidad y más tarde tendrá que intervenir a instancias del gobierno USA en un canje de prisioneros con la URSS (y con la RDA) en suelo de la antigua República Democrática Alemana en pleno levantamiento del muro de Berlín. Tal vez lo acomodadamente idealizado con que lo que se presenta a este personaje resta credibilidad a la historia en algunos aspectos, pero Hanks como de costumbre sabe otorgar al personaje de una enorme capacidad de empalizar con el espectador.

Un generoso presupuesto permite reproducir magistralmente vestuario, escenarios y atrezzo de la época en localizaciones muy variadas y que llega a su cenit en el Berlín dividido de la Guerra Fría con los primeros intentos de huída del muro -aún en construcción- por parte de los ciudadanos de Alemania Oriental con unas escenas magistralmente rodadas que cumplen excelentemente su función contextualizadota de la historia, aunque tampoco se puede obviar las escenas de los interrogatorios tanto norteamericanos como soviéticos, el trepidante vuelo y derribo de aviones americanos sobre la URSS o los tensos encuentros de Donovan con las autoridades de la RDA y soviéticas en medio de unas rocambolescas negociaciones. Todo ello además muy bien captado por la fotografía del gran Janusz Kaminski, que ya puso su cámara al servicio de Spielberg en la lista de Schindler y que se postula como un gran plasmador de imágenes de épocas pretéritas. Esta historia, hay que tenerlo claro, no es un relato tradicional de espionaje, un filme político y ni mucho menos un filme de acción, es un drama histórico que trata de contar los increíbles avatares de un momento clave en la historia como fue la política de bloques del siglo XX y sobre todo es un canto al triunfo del tesón humano frente a cualquier adversidad y frente a cualquier barrera. Personaje clave es el espía ruso Rudolf Abel (Mark Ryalance, un actor teatral británico que resulta todo un descubrimiento), un hombre también sencillo que en un momento dado hizo algo que él creía que era correcto y que poco a poco se convertirá en el alter ego de Donovan. Un nuevo acierto de Steven Spielberg que en esta ocasión ha dejado el guión en manos de Matt Charman y de los mismísimos hermanos Coen, quienes han dado su impronta en su vertiente más dramática y menos habitual pero también efectiva (Muerte entre las Flores). Un buena opción para ir al cine estos días     

miércoles, diciembre 02, 2015

UNA PASTELERÍA EN TOKIO (AN)





*** y 1/2

¿Cine asiático europeizado? ¿Un drama japonés de gusto totalmente occidental? (aunque en absoluto nada comercial)? Puede, pero ese más que notable estilismo de drama europeo (francés o alemán, concretamente) no resta un ápice de la presencia y el peso específico en la película de la peculiar idiosincrasia artística y narrativa oriental así como de su filosofía vital, además de cumplir también un papel fundamental la cultura nipona, en este caso la culinaria, en un original melodrama intimista que con hechuras poéticas trata de aunar un ajuste de cuentas hacia injusticias del pasado de la historia social japonesa con un canto a la vida a través de el retrato intergeneracional de tres personajes cuyos destinos se funden por una meta y objetivo común. Muy bien dirigida por Naomi Kawase, esta coproducción entre Japón, Alemania y Francia como ya dijimos bebe del cine europeo más intimista y gustará al público amante de los dramas humanos con su poso filosófico-poético bien templado aunque a veces algo excesivo y forzado.


La pastelería de Tokio a la que hace referencia el título es un pequeño establecimiento de venta rápida (el concepto de pastelería es diferente al occidental) propiedad de Sentaro (Masatoshi Nagase), un hombre taciturno del que a la largo de la mayor parte de la película apenas sabemos nada y que tras algunas reticencias accede a contratar a una afable anciana llamada Tokue (Kirin Kiki) como fabricante de dorayakis (pasteles de judía dulce) algo en lo que es una consumada maestra. Los excelentes dorayakis de Tokue pronto cogen fama y la clientela crece, al tiempo que el carácter de Sentaro se va haciendo más aperturista por el influjo de la viejecita, una mujer que ama ante todo las cosas bellas de la vida llegando a contagiar a su jefe y a la adolescente Wanaka (Kyara Uchida) una muchacha cliente habitual que termina trabajando para la pastelería en parte gracias al encanto de Tokue, plasmado en  la suculencia de sus pasteles elaborados con sumo mimo y cuidado. Los tres personajes establecen una curiosa e invisible alianza sin saber que comparten situaciones más bien angustiosas, pero la revelación sobre el verdadero estado de salud de Tokue y la posibilidad de que esto influya en sus dorayakis puede hacer que todo se vaya al garete. A base de imágenes sugerentes y utilizando la mayor parte de las veces la metáfora de la “transformación” de judías en pasteles la película nos dice que la vida pese a todo merece la pena vivirla. Un canto a la esperanza que puede que algunas veces no esté muy atinado y que se pierda en medio de los abundantes soliloquios del personaje de Tokue que salpican toda la película, pero el buen acabado del filme y su compromiso con presentar una historia coherente además de cautivadora y con mensaje de reproche a ciertas injusticias y prejuicios sociales, terminan por hacer a esta Una Pastelería en Tokio un filme más que interesante.

domingo, noviembre 29, 2015

TRUMAN




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Es complicado hacer un drama centrado en una temática tan tremenda como de la muerte y la vivencia de alguien que sabe que su fin está cerca, pero películas como esta esforzada y sublime Truman demuestran que este es material para historias de altísimo y muy profundo nivel tanto humano como psicológico y que cuidadosamente manejadas por narradores tan excepcionales como Cesc Gay, el resultado no puede ser otro que el de casi una obra maestra. Con los personajes justos y una total credibilidad en todo lo que se cuenta reforzado por una naturalidad costumbrista en diálogos, caracterización de los personajes y planteamiento de las situaciones que huye del sensacionalismo y del sentimentalismo barato e impostado, Truman es una historia con mayúsculas, un sincero y emotivo canto a la vida, la esperanza y la amistad que lejos de buscar la lágrima fácil busca la implicación del espectador para validar emocionalmente un relato sin un planteamiento de historia propiamente dicho y en donde el trato sin cortapisas de las tribulaciones, vivencias y reflexiones de un enfermo de cáncer terminal que sabe que en poco tiempo va a morir y que trata de dejarlo todo atado con la ayuda de su mejor amigo resulta una epopeya vivencial fascinante y con muchos matices.

Ricardo Darín interpreta a Julián, un actor argentino residente en Madrid que decide dejar su tratamiento de quimioterapia para poder finalizar su agonía en menos tiempo de lo previsto. Su amigo Tomás (Javier Cámara) un profesor de matemáticas que reside en Canadá, viaja a Madrid con la intención de apoyar emocionalmente a su amigo- aunque no está del todo de acuerdo con su decisión- y, posiblemente, despedirse de él. La reunión  no resulta del todo fácil en parte por algún inoportuno reencuentro con el pasado pro parte de Tomás pero sobre todo por las un tanto desconcertantes decisiones de Julián en los últimos compases de su vida (la principal obsesión de Julián es buscar un nuevo dueño para su perro boxer, Truman). Ricardo Darín da un auténtico recital interpretativo como un hombre completamente entero ante su muerte y extremadamente preocupado ante el destino posterior de sus seres queridos aunque literalmente ya no le quede casi nada después de una vida de deudas económicas e infidelidades. Sólo un actor como Darín podía dar vida con tal convicción a un personaje tan difícil y contradictorio y ante un situación de tal magnitud, mientras que Javier Cámara no se queda atrás como un fiel y racional testigo de comportamientos inesperados ante una situación al límite, tratando de aportar una sensatez algo impostada en un caos de sensaciones, sentimientos y vivencias que también le afectan a él y de manera poderosa. Diferentes personajes se cruzan con el dúo de manera casi fugaz a lo largo de la historia, aportando cada uno la representación de su lugar y rol en todo el asunto: el médico, el veterinario del perro, la exmujer, el hijo de Erasmus, el examigo engañado, el jefe y mentor, el empleado de la funeraria…actores como Eduard Fernández, Alex Brendemühl, Javier Gutiérrez, Natalie Poza, Elvira Mínguez, Silvia Abascál o el veterano José Luís Gómez realizan cuasi cameos cada uno con su sugerente significación...pero es el perro Truman el que con su relación especial de fidelidad con Julián cataliza el sentido último de la historia. Gestos, miradas, palabras, matizan las sensaciones de los personajes en una película que sale triunfante de su difícil propósito de resultar contenida, inteligente, sensible y emotiva.    

sábado, noviembre 21, 2015

SPECTRE




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Decididamente, el filón de James Bond 007 ya no da para mucho más. No sirve de nada tratar de relanzar la eterna saga con un producto moldeado a base de un elevado presupuesto y un guión inteligentemente efectista como ya se hizo con Skyfall (2012) si después se vuelve a lo de siempre con una absoluta flan de imaginación algo que por otra parte la serie venía adoleciendo desde principios de los 80 aunque las relativamente buenas taquillas de los filmes 007 han logrado no interrumpir definitivamente la franquicia. Spectre, al igual que Skyfall dirigida por Sam Mendes, vuelve a reincidir en la “humanidad” del agente 007 tal y como esta siguiendo la imagen canónica del personaje desde que Daniel Craig comenzó a encarnarlo, pero además de no dar el pego en ningún momento desde la vertiente dramática- otra vez refiriéndose al pasado del superagente- se echa en falta una historia más elaborada y apasionada y no una sucesión de clichés sobre el personaje y de todo lo que se espera de sus películas, algo de lo que adolece la serie desde tiempo inmemorial. Pero parece que el público no se cansa de recibir siempre lo mismo al menos hasta el momento (aunque la serie ya tuvo su momento crítico a finales de los 80) y no nos engañemos, no cabe esperarse mucho más de un filme de James Bond.

Spectre vuelve a jugar con la mitología de un personaje de ficción del que ya se ha dicho y hecho de todo y tras superar algunos impedimentos legales los responsables actuales de la franquicia vuelven a introducir Spectre (Spectra, como siempre se ha conocido en castellano), la peligrosa organización criminal internacional con ansias de dominar el mundo creada por junto con el personaje de Bond prácticamente desde sus comienzos como personaje literario de la mano de Ian Fleming, y con ella retorna su cabeza visible, el carismático supervillano Ernst Stavro Blofeld encarnado con convicción pero sujeto a lo más o menos esperable por ese gran actor que es el austriaco Christoph Watz. Y tal y como cabía esperarse, pese a reinventarse dicho personaje para la ocasión con una sugerente conexión con Bond, el homenaje fácil y el pastiche hacen su acto de aparición relativizando bastante el buen trabajo de Waltz en el papel: una pena. Mexico DF, Roma y Túnez son algunos de los escenarios en donde se desarrolla la historia trufada de acción trepidante, explosiones, persecuciones imposibles motorizadas, luchas cuerpo a cuerpo y bases secretas de alta tecnología con villanos muy malotes. Una cierta crítica a la corrupción de las élites gobernantes intenta abrirse paso en un espectáculo predecible y malamente grandilocuente donde los efectos visuales son los claros protagonistas. Sam Mendes, eso si, trata de poner su impronta de gran director pero la premisa es mas endeble que en Skyfall y poco puede hacerse. Y es que ya todo lo relativo a 007 es reiterativo y aburrido.       

viernes, noviembre 20, 2015

3 CORAZONES (3 COEURS)




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Últimamente se echaban falta en las pantallas dramas verosímiles y creíbles, y burla burlando ha llegado este estupendo filme francés que con un minimalismo narrativo y escénico bastante notable, una historia sugerente y a su manera tremenda sobre todo y grandes dosis de introspección psicológica y humana tanto desde su vertiente más pesimista como esperanzadora, ha logrado una película sugerente y extrañamente conmovedora que demuestra que detrás de los pirineos se encuentran grandes orfebres del drama como el director Benôit Jacquot, un veterano que domina la narración en imágenes como nadie incluso metiéndose en extraños vericuetos estilísticos. 

Apoyada por un reparto eficaz, la película se sustenta en sus personajes para contar una extraña relación a dos bandas que se sucede durante varios años, surgida por azar y con un final que se antoja incierto. El belga Benôit Poelvoorde, uno de los más solicitados actores de lengua francesa de los últimos años, encarna con una total solvencia a un personaje dubitativo e incierto que se mueve entre lo patético y lo sublime: Marc, un inspector de hacienda con problemas del corazón que tras ver esfumarse accidentalmente lo que podía ser la cita de su vida con Sylvie (Charlotte Gainsbourg) una joven lastrada por sus problemas emocionales y de matrimonio, emprende poco después una relación con Sophie (Chiara Mastroiani) una mujer también casada que termina dejando a su marido y que es la hermana de Sylvie sin que Marc -durante bastante tiempo aún con el recuerdo de ella- lo sepa. Una historia sobre casualidades, fatalidades, oportunidades perdidas e intercambio de roles (el destino de las hermanas termina siendo intercambiado) todo bajo el poderoso influjo de los sentimientos y el corazón, que en el caso de Marc se encuentra enfermo en el sentido literal de la palabra. Gainsbourg y Mastroiani demuestran ser bastante más que dos “hijas de” (curiosamente la mítica Catherine Deneuve, madre de Chiara -junto con Marcello Mastroiani- interpreta a la madre de las chicas) y componen magistralmente sus papeles de dos hermanas a las que la fortuna les ha deparado una suerte dispar por causa indirecta del mismo hombre, viviéndolo de manera extrema y descarnada. Con algún apunte de comedia, momentos de puesta en escena un tanto simbólica y utilización de recursos casi descontextualizados (la voz en off que narra algunos pasajes de la historia en los momentos más tensos) 3 Coeurs se postula como una película que pese a su amargura formal, se deja ver y mucho.

viernes, noviembre 06, 2015

MI GRAN NOCHE




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No conviene ir a ver ciertas películas con una predisposición demasiado crítica cuando la premisa que se nos ofrece es la que es: diversión, aunque como en este caso se encuentren añadidas buenas dosis de crítica, sátira social y el no siempre plato para todos los gustos humor negro. Alex de la Iglesia, un director que a lo largo de su carrera ha sabido rentabilizar la comedia esperpéntica y a veces salida de madre como un arte mayúsculo la mayoría de las veces hibridada con otros géneros (drama, acción, fantástico, terror) vuelve a ofrecer su versión más iconoclasta -aunque este cineasta también tiene otros recursos y géneros como ya demostró en Perdita Durango y Los Crímenes de Oxford) – en un filme de comedia excesiva y astracanada contemporánea ayudado por un reparto coral muy bien dirigido con el resultado final de una película tan inteligentemente divertida y llena de corrosiva mal uva (algo habitual en las comedias del cineasta bilbaino)como excesiva y a ratos irregular y vacua. El punto de partida del proyecto puede sonar discutible y en cierto modo populachero y cutre: un homenaje al cantante Raphael con la intervención estelar del veterano y mítico cantante andaluz encarnado a un trasunto de si mismo (un mítico cantante melódico llamado Alphonso) con su consabido display de histrionismo y egolatría caricaturesca. Llevaría mucho tiempo hacer un análisis del fenómeno Raphael como persona-personaje-producto-caricatura y su devenir a lo largo de su largo carrera y sobre todo su manierístico estatus de artista atemporal en el mundo del espectáculo español en la actualidad, pero Alex de la Iglesia consigue sintetizar la significación al personaje de Raphael en este filme de un manera tan brillante como esperable en su resultado echando mano de metahomenajes de diverso talante en medio de una historia absurda y caótica pero con encanto y gancho. No obstante, el cantante no es el protagonista absoluto de una película donde no hay ningún personaje principal (aunque tal vez el que encarna Pepón Nieto sea el que catalice las diferentes subtramas y el poseedor del McGuffin de la función)  y si varias historias todas ellas con un punto en común: la lucha contra la falsedad y lo impostado en un sociedad donde se mira más a la forma que el fondo en medio de una sociedad enfrerma.

Con prácticamente solo un espacio -el plató de televisión donde se graba un programa especial de nochevieja- Mi Gran Noche nos remite a un mundo en donde todo es alegría por obligación en un rodaje de una falsa nochevieja en octubre donde los figurantes del público llevan semanas grabando sus intervenciones hastiados, molestos por estar controlados constantemente por los responsables del programa y con ganas de irse  para casa mientras que los presentadores de la gala, un matrimonio fuera de las cámaras (Hugo Silva y Carolina Bang) se tiran los trastos a la cabeza mientras fingen felicidad, la realizadora del programa (Carmen Machi) pasa de todo y un serio conflicto de egos se cierne entre las dos actuaciones musicales estelares del programa: el veterano, egocéntrico y déspota Alphonso y el ídolo del momento, el cantante de música latina Adanne (Mario Casas) cuyo admiración por Alphonso no es en absoluto correspondida ni agradecida por este y su condición de estrella no deja de meterle en absurdos embrollos propios de la más cochambrosa crónica rosa que estallarán durante esa noche. José (Pepón Nieto), un paradigma de muchos españoles en la actualidad, un parado capaz de hacer cualquier cosa para ganar un dinerillo, acepta el empleo de extra en el programa por medio de una ETT sin esperar que esa noche se esta convirtiendo en una auténtico y salvaje caos y en la que él se convertirá en un involuntario protagonista. Fans admiradores enfermos y psicópatas, managers artísticos sin escrúpulos, ancianas dementes pero increíblemente lúcidas, chonis dispuestas a conseguir la fama de la manera más cutre, mafiosos del Este de Europa, chantajistas, pobres diablos desposeídos, manifestantes en contra de las políticas de despidos de las empresas, productores televisivos dispuestos a todo con tal de alcanzar la máxima audiencia o mujeres jóvenes con “poderes gafes” se dan cita en un gran giñol provisto de muy buenos momentos pero tal vez algo irregular y excesivo en su afán caricaturesco, algo a lo que no ayuda una resolución final no excesivamente trabajada. Además de los citados se encuentra en el reparto Carlos Areces, Terele Pavez, Ana Polvorosa, Enrique Villén, Blanca Suarez, Jaime Ordoñez, Tomás Pozzi, Toni Acosta, Dani Guzmán, Santiago Segura, Luis Callejo o Carmen Ruiz, todos ellos más que correctos en el filme y dispuestos a despojarse del encasillamiento al que la filiación televisiva de la mayoría les ha impuesto de cara al público. Una película simpática y excelentemente realizada que puede no convencer a todos los espectadores.            

jueves, octubre 29, 2015

MARTE (THE MARTIAN)



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Es una lástima que un filme que según parece retrata de una manera muy fiable la realidad de los viajes especiales y de la profesión de astronauta no sea una película redonda a pesar de su perfección técnica y de una historia sugerente y con gran interés. Ahora que se ha puesto tan de moda el cine de astronautas más o menos realista y con pocas dosis de ficción científica (véase Interestellar o Gravity) esta adaptación de la novela de Andy Weir, filmada por un Ridley Scott que últimamente dirige con más frecuencia que Woody Allen, prometía ser una película más o menos definitiva en ese campo (confiando sobre todo el oficio de Mr. Scott aunque el hombre ya no da para mucho) pero se queda a medio camino de casi todo.  Muy bien filmada, con excelentes efectos especiales y diseño de producción y con una suntuosa  fotografía de Darius Wolski The Martian  plantea una interesante premisa al situar a un astronauta “náugrago” en Marte tras una fallida misión científica en plena lucha por la supervivencia en un planeta desértico y con los recursos limitados en el tiempo que contiene su nave espacial averiada. Así mientras sus cuatro compañeros emprenden el largo viaje de regreso a la tierra convencidos - al igual que todo el mundo en el planeta azul- de que está muerto como consecuencia de una tormenta de arena marciana que le hizo “desaparecer”, el valiente Mark Watney (Matt Damon) no escatimará recursos en cultivar vegetales y producir agua en pleno planeta rojo mientras trata de comunicarse con la tierra para advertir su situación. En resumidas cuentas, una sugerente historia de supervivencia ci-fi que sin embargo no sabe aprovecharse muy bien a si misma.


Pese a que el trabajo del largo reparto es  más que correcto- destacando la bella gran actriz en alza Jessica Chastain como la comandante de la misión a Marte-, el trabajo de documentación y asesoramiento para reproducir con fidelidad el mundillo de la NASA y de los viajes espaciales es encomiable y la recreación digital de un hermoso Marte es espectacular, el argumento no se encuentra a si mismo, el ritmo de la historia no parece el adecuado y toda la subtrama de los despachos de la NASA huele a telefilme y a tópicos del cine comercial. Hay buenos momentos sin embargo - especialmente en los últimos compases del filme- y recursos dramáticos muy bien llevados, elementos que hacen que la película pueda mantener el interés del espectador en todo momento, pero no hay ni emoción ni  aristas que hagan salirse a al película de un filme que simplemente se limita a cumplir el expediente. Ridley Scout, que ya revolucionó la space opera con su legendario Alien (1979) ya ni se ve cómodo en la ficción científica pese a que filmes como Prometheus (2012) resultasen más que interesantes. Por cierto, Scott va a volver de nuevo al universo Alien como en aquella película, pero al verdad es que conviene no hacerse muchas ilusiones

viernes, octubre 16, 2015

REGRESION (REGRESSION) / EL DESCONOCIDO



REGRESION (REGRESSION)




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Lo de Amenabar empieza a ser verdaderamente extraño: solo seis películas en casi 20 años en donde solo las dos primeras podrían ser consideradas grandes películas, una total decepción en el devenir de lo que prometía a mediados de los 90 una carera plagada de excelentes filmes, una ausencia total de estilo propio más allá de los elaborados thriller y fantástico respectivamente de Tesis y Abre los ojos, un fracaso sin paliativos en lo que muchos prometían una conquista de Hollywood- que jamás se hizo- y todavía sigue siendo un nombre atractivo para el público (incluso para aquel que no suele consumir cine español) además de dar el pego a algún sector de la crítica. Independientemente de la taquilla que haga este su nuevo filme Regresión nada le salva de la mediocridad e incluso aquellos que piensen que van a ver algo similar a la interesante pero fácilmente efectista Los Otros se sentirán decepcionados. Y es que Alejandro Amenazar -que en esta ocasión ha rodado en régimen de coproducción España-Canadá con un elenco técnico y artístico mayormente anglosajón y por supuesto en  inglés- sigue empeñado en que sus filmes rodados en la lengua de Shakespeare parezcan productos 100% Hollywood, pero lo peor de todo esto es que en el caso de Regresión no es más con un thriller norteamericano con elementos terroríficos vulgar, sin relieve y rutinario. Con cierto elemento crítico de ciertos aspectos del psicoanálisis, de los comportamientos irracionales colectivos y de la religión – que ya de por si podría ser un elemento interesante- la película naufraga con un guión previsible y nada estimulante cuyo planteamiento puede despistar a algún espectador que espere ver otra cosa. Y es que mezclar en una misma película abusos sexuales a menores y ritos satánicos puede resultar a priori muy atractivo.

La película, al parecer basada en un hecho real, nos traslado a comienzos de los 90 en una época en que en EEUU se registraron bastantes casos de sectas y rituales satánicos. Ethan Hawke interpreta al detective de la policía de un pequeño pueblo de Minnesota  Bruce Kenner, quien investiga los posibles abusos de un vecino a su hija de 17 años, Angela (Emma Watson). La intervención en la investigación de un profesor de psicología (David Thewlis) dará paso a la técnica hipnótica de la regresión mediante la cual se averigua la posible conexión de la disfuncional familia de Angela con unos truculentos ritos satánicos. Un guión desmañado y plano y una ausencia total de cómo presentar elementos de terror psicológico y de suspense de una manera digna (algo que Amenabar ya demostró hacerlo excelentemente a finales de los 90) dan al traste una película que pese a todo formalmente está bien resuelta y que atesora interesantes interpretaciones actorales. Pero falta credibilidad, mayor profundidad en el terror psicológico- Amenabar solo parece apostar por manidos y pueriles recursos hollywoodienses del género- y por que no más originalidad ya que da la impresión de que mucho de lo que cuenta esta película lo hemos visto cientos de veces. Algún día Alejandro Amenazar tendrá que dejar de dar gato por liebre y de quitarse ese impostado disfraz de mezcla imposible de Shyalaman, Julio Medem, Spielberg y un Hitchcock de rebajas con ciertos elementos de moralina y ética filosófica barata y mostrarse el cineasta sólido y original que prometió en sus comienzos. Esto es la consecuencia de sobrevalorar demasiado a un creador.


 
EL DESCONOCIDO
 

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Con una premisa realmente brillante y un esfuerzo técnico descomunal el debutante Dani de la Torre ha conseguido la que puede ser la mejor película española de 2015. Un thriller tenso, extraño y desasosegante que con trasfondo de crítica social de la más rabiosa actualidad enseña unas credenciales de excelente filme. Su cierto tono hollywoodiense y su estética de filme de acción contemporáneo en donde se esperan persecuciones, explosiones, choques y demás - y aunque si que hay algo de eso, tampoco es mucho- puede llevar al prejuicio o sencillamente a esperar otra cosa, pero El Desconocido es mucho más que eso, es una película inteligente más que efectiva con un excelente guión de Alberto Marini que sin apenas concesiones a los tópicos comerciales del thriller-acción juega con la cabeza y el corazón del espectador en un carrusel de emociones en medio de una situación límite delirante donde el personaje central se pone a prueba a si mismo desde todos sus aspectos (su integridad moral, su vida familiar, su creencia ciega en el éxito profesional) mientras su conciencia parece no dejar de atormentarle pese a ser él mismo no más que una víctima en manos de un agresor desconocido que amenaza con quitarle la vida. Luis Tosar en un nuevo recital interpretativo es prácticamente la película en sí dando vida a Carlos,  un directivo bancario gallego que poco después de que recibir una llamada de sus superiores comunicándole que los chanchullos de su banco vana a salir a luz de un momento a otro, recibe mientras lleva a sus dos hijos al colegio una nueva llamada, la de un hombre que el comunica que bajo los asientos de su coche hay una bomba que estallará si no accede satisfacer sus peticiones, las cuales deben ser llevadas a cabo en pocas horas y sin que Carlos ni sus hijos se levanten del automóvil ya que de lo contrario estallará.     

El filme se aprovecha tanto de convencionalismos de la road movie como de elementos del thriller sobre terrorismo pero en su afán de mostrar todo un estudio psicológico del estado mental de su atormentado protagonista y de las circunstancias que le rodean en ese momento – entre kafkianas y de un hondo dramatismo- se eleva a una película en donde literalmente no se da tregua a las emociones del espectador echando mano al drama descarnado (servido por la situación de los dos hijos del protagonista) pero con la circunstancia añadida de que no es sencillo empatizar con un personaje potencialmente antipático como Carlos, más un villano que un héroe y que Luis Tosar, insistimos, borda.  Muy bien rodada con cámaras desde todos los ángulos posibles- desde dentro del coche, en la carretera, en vista aérea- y con escenas vertiginosas en donde las carreteras urbanas de A Coruña se convierten en escenario de lo que en ciertos momentos es una infernal cabalgata, El Desconocido muestra que en lo tocante al cine de género el cine español ya no tiene que envidiar mucho al realizado en otras latitudes. El mensaje final del filme, además, resulta enormemente significativo en una película muy recomendable. 

domingo, octubre 11, 2015

IRRATIONAL MAN






**  y 1/2

No le resulta fácil al ya casi octogenario Woody Allen en los últimos tiempos mantener aquel altísimo nivel en sus películas que ha mostrado casi siempre. Una nueva muestra es esta poco convincente nueva comedia dramática que con característicos elementos de reflexión filosófica allenianos no termina de resultar convincente al espectador, ni tan siquiera parece que será del gusto de los más acérrimos seguidores del cineasta neoyorquino. Una historia de crímenes - algo ya habitual dentro de la filmografía de Allen- sirve como pretexto para una rutinaria reflexión sobre el sentido de la existencia de y la vida y la muerte  en la persona de un reputado pero excéntrico  y misterioso joven profesor universitario, Abe (Joaquin Phoenix), que tras liarse con un bella alumna, Hill (Emma Stone) que además es la principal admiradora de su persona y obra, decide dar un vuelca a su existencia decidiendo asesinar a un juez corrupto y odiado por todo el mundo al que solo conoce de oídas. Con menos personajes que en otros filmes de Woody Allen y una poco efectiva concreción y parquedad de los escenarios, la película no logra superar lo anecdótico de una premisa simple, algo que en otras películas Allen era un consumado maestro. Y es que el tiempo pasa para todos.     

Sería injusto obviar ciertas virtudes al filme, como sus robustos diálogos y ciertos momentos inspirados entre la tragicomedia y lo sórdido especialmente al final, pero la sensación final que deja este Irracional Man es insuficiente y tampoco queda en muy buen lugar desde la pretensión de consecución de su principal propósito, que es la de hacer una reflexión sobre las motivaciones vitales del ser humano y su razón última, algo que aparece expuesto de manera muy obvia. Un pasatiempo tan inteligente como poco trascendente.     

domingo, octubre 04, 2015

EVEREST




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Pocas veces (ninguna prácticamente) se había llevado a la pantalla el mundo de las expediciones a la cima del mundo, el  Everest. Huelga decir que resultaba imposible rodar allí  y que el reproducir las laderas, grietas, picos y nieves perpetuas de la montaña nepalí de 8.848 metros suponía un esfuerzo  técnico que hace  unos años era impensable. Pero esta producción británica dirigida por el islandés (ya con bagaje en Hollywood) Baltasar Kormákur  ha asumido el reto de plasmar una trágica historia real acaecida en el Everest, la de la desgraciada expedición de la empresa inglesa de aventura y escalada a altas cumbres Adventure Consultants que en la primavera de 1996 costó la vida a varios alpinistas de diferentes países con escasa experiencia en ochomiles. En resumidas cuentas, un drama trágico puro y duro es lo que nos presenta esta película bajo los ropajes de aventura de supervivencia. Los míticos estudios británicos de Pinewood han servido de escenario de rodaje de gran parte de esta película con una meritoria reproducción del Everest y muchos de sus parajes, incluida su cima, además de otras escenas rodadas en los Dolomitas italianos y en Nepal, concretamente en las escenas de Katmandú y Namche Bazaar.  La sensación de realismo de las escenas en la montaña es total y allí reside uno de los méritos de un filme  que nos traslada a la helada cumbre del Everest con una veracidad increíble tanto en la presentación de paisajes como en el desarrollo de la actividad alpinista (todo cuidado hasta el último detalle), las situaciones extremas (momentos auténticamente espeluznantes) y en definitiva todo el fascinante mundo de las expediciones al techo de la tierra. Pero pese a todo, Everest no deja de ser un filme mínimamente correcto y con bastante poco margen para un retrato realmente verídico de lo que ocurrió realmente por culpa de innecesarios recursos melodramáticos, aunque no falta en este filme la emoción, el suspense, la épica contenida sobre y un descomunal éxito a la hora de transmitir al espectador un drama extremo humano que se llega a sentir en las propias carnes.

El nutrido reparto internacional de esta película funciona de manera coral y sin protagonistas casi con una combinación de estrellas consagradas (Jake Gyllenhall, Emily Watson, Josh Brolin, Keira Knightley, Robin Wright, Sam Worthington), otras emergentes (Jason Clarke, el John Connor de Terminador:Genesis) e intérpretes menos conocidos (John Hawkes, Michael Kelly, Thomas Wright, Naoko Mori). Sin tomar partido por ninguna de las versiones sobre los culpables de la tragedia- motivo de controversia incluso hoy día- Everest cumple lo que promete: ofrece espectáculo visual, conmueve y mantiene el interés del espectador, pero no llega a entusiasmar. No obstante, es una buena noticia que se rueden filmes como este.  

miércoles, septiembre 23, 2015

ANACLETO: AGENTE SECRETO




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El cine español le está cogiendo gustillo a las adaptaciones de cómics patrios ahora que las pantallas están invadidas (y desde hace ya varios años) de superhéroes norteamericanos nacidos de las viñetas echándose en falta en todo este panorama más  adaptaciones de cómics europeos (francobelgas especialmente), cómic de culto, novelas gráficas o historietas humorísticas. Las sugerencias serían interminables, y en lo que al caso concreto del cómic español se refiere el catálogo de tebeos adaptables es también sumamente rico. Zeta Cinema, división cinematográfica del todopoderoso holding editorial  y de prensa Grupo Zeta, tras llevar a la pantalla a los clásicos de la mítica editorial Bruguera  Mortadelo y Filemón y Zape y Zape (el Grupo Z es propietario de Ediciones B, heredera de la desparecida Bruguera) acomete ahora una de las creaciones más significativas del inclasificable Manolo Vázquez (quien recordemos ya tuvo su propio biopic hace algunos años), la de Anacleto, un agente secreto que nació en los 60 como una parodia de James Bond y que inspiró sin duda al cambio producido en las aventuras de los Mortadela y Filemón de Ibáñez a finales de los 60. Sus historietas autoconclusivas trufadas de surrealismo y humor absurdo marca de la casa brugueriana difícilmente podían dar origen a una película minimamente interesante, por lo que el director Javier Ruiz Caldera (Spanish Movie, Tres bodas de más) ha optado por una esperable y lógica adaptación libre de aquel filiforme personaje de smoking, pajarita y tupé. El resultado es una comedia de acción a ratos entretenida, en otras sumamente previsible y en general bastante poco convincente a causa de un guión mínimo y una trama inexistente. Si Ruiz Caldera demostró en su anterior Tres bodas de más  (2013) ser un director de comedias a tener en cuenta en el futuro superando el lastre de la influencia-pastiche del humor anglosajón fácil en sus primeros filmes, en esta nueva cinta da un paso atrás ofreciendo una serie de dejavus temáticos y homenajes torpes, impostados y a veces poco claros a diversas fuentes especialmente del cine de acción (cine de artes marciales, el universo Misión: Imposible, la referencia tarantiniana de rigor, y por supuesto la franquicia 007) y de la comedia española (Berlanga, Almodóvar y Trueba cogidos por los pelos)


Imanol Arias encarna a una revisión del personaje de Vázquez, un Anacleto de casi 60 años que se mete en un complicado embrollo cuando su archienemigo se fuga de la cárcel y amenaza con cargarse a su hijo Adolfo (Quim Gutiérrez) un treintañero que trabaja incompetentemente de segurata y que está superado por los problemas sentimentales con su novia Katia (Alexandra Jiménez). Una sucesión de situaciones y viñetas (nunca mejor dicho) malamente alambicadas y satinadas con los efectos especiales de rigor se suceden sin que aparezca una historia verdaderamente estimulante por ninguna parte. Es cierto que hay momentos francamente divertidos y que la química entre Arias y Gutiérrez funciona a las mil maravillas como cargadores del peso del filme con su interacción a lo buddy movie, pero en si la película no despega en ningún momento. Berto Romero y Rossy de Palma como secundarios hacen unas interpretaciones que no son ni más ni menos lo que exactamente se espera de ellos mismos mientras que el omnipresente Carlos Areces eso si encarna con buen hacer al villano cómico-patético de la función, que no es otro que un trasunto del propio creador de Anacleto, Vázquez (no hay que olvidar que el propio Areces es también dibujante). Veremos si Ruiz Caldera con su próxima adaptación de cómic, Súperlópez, tiene más suerte