lunes, abril 06, 2015

El Aparatito Lumiere PURO VICIO (INHERENT VICE)




****  y 1/2

Es una lástima que uno de los mejores filmes que hay en la actualidad en cartelera esté pasando con más pena que gloria por las salas y además con no demasiadas copias en exhibición. El nuevo filme de Paul Thomas Anderson (Boggie Nights, Magnolia, Pozos de Ambición), uno de los mejores directores que hay actualmente en EEUU, merece sin duda un mejor trato por parte de su distribuidora española ya que estamos de nuevo ante otro nuevo excepcional acierto del director que sin llegar a las cotas de obra maestra de Pozos de Ambición se marca un filme de bandera donde de nuevo la historia americana se utiliza como clave para narrar un relato lleno de significaciones. Una fábula sobre el lado mas turbio del sueño americano y sobre el fracaso de los ideales, ilustrado por la California de principios de los 70 con el Flower Power, la contracultura beat y el movimiento Hippie en plena decadencia debido a las contradicciones de muchos de sus protagonistas y la presencia constante de las drogas que terminaron por ser el fin en si mismo último para muchos hippies pasados de vueltas. En resumidas cuentas, se muestra el desengaño tras la década de los 60 representado por la presión de la administración Nixon y el refuerzo del conservadurismo estadounidense que desembocaría en poco tiempo en el neoliberalismo de la era Reagan y todo ello desde una perspectiva no solo desmitificadora de la época sino con un tono que lindando entre la comedia más gamberra y el drama más crudo utiliza intencionadamente de manera desaliñada los clichés del thriller y del cine negro para ofrecer un relato tan atroz como fascinante  con una atmósfera y tono narrativo que al igual que su protagonista podíamos definir de alucinógenos…y porreros.    

Si en Pozos de Ambición, Anderson adaptaba magistralmente a Upton Sinclair, en esta ocasión el cineasta californiano recurre a las páginas del genial y enigmático Thomas Pynchon, autor de la novela Inherent Vices en la que se basa este filme y un autor bastante difícil de trasladar su obra en imágenes, pero el director ha sabido confeccionar un guión potente y con un tono más narrativo que la novela original dando al impagable personaje central de la  historia, el detective y psiquiatra hippy y porreta Doc Sportello un carácter de antihéroe desastrado y despistado quijote cuyas dudosas perspectivas, acciones y puntos de vista condicionan el esquivo e imprevisible desarrollo de la historia. Joaquin Phoenix, cada vez más encasillado en papeles propensos al desaliño personal, borda el papel de este sabueso de pacotilla envuelto en la nube del cannabis que consume y perdido en una California costera delirante y de circo en donde el sueño indudablemente se estaba acabando. Spotello, metido en la investigación de la desaparición un magnate amante de su antigua novia Shasta (Catherine Waterston) verá como la policía le pondrá una traba tras otra por medio de su amigo-enemigo el teniente “Bigfoot” Bjorgsen (Josh Brolin) al tiempo que dudará cada vez más de la honorabilidad de los métodos de los protectores de la ley, se verá envuelto en confusas tramas de asesinatos, tráfico de drogas, asociaciones de malhechores, trata de blancas y corrupción, y se meterá inesperadamente de bruces en delirantes situaciones repletas de personajes estrafalarios que le pondrán literalmente al límite. Solo el recuerdo de su relación con Shasta parece añadirle algo de cordura pero siempre con la sospecha de que la joven se traiga algo entre manos.


La película fluctúa entre los hermanos Coen más iconoclastas, los comics underground setenteros de Robert Crumb y Gilbert Shelton (en especial los Fabulous Furry Freak Brothers de este último), la novela detectivesca de Mickey Spillaine, Raymond Chandler o Dashiell Hammet, las ocurrencias hippie-fumetas de Cheech y Chong y algún resabio tarantiniano en los diálogos, pero va mas allá al ofrecer una película con personalidad propia y perfectamente coherente con sus pretensiones de desmitificación y de crónica de un desencanto tomando como principal recurso la exageración y la caricatura. Dotada de un ritmo extraño, una narración confusa, unos diálogos  a veces enigmáticos y una fotografía difusa y casi flou con un indudable poso manierista setentero, se concluye pronto que lo que se trata de hacer es presentar las cosas tal y como las ve su protagonista, es decir, confusas, inconexas y desconcertantes fruto del consumo de ciertas sustancias: un hallazgo sencillamente genial.  Con un reparto coral que a parte de los citados incluye a Benicio del Toro, Owen Wilson, Reese Witherspoon, Martin Short, Eric Roberts, la cantante Joanna Newsom o la porn star Belladonna y una estupendísima dirección de actores además de todas las cualidades antes mencionadas, Puro Vicio cumple todas als expectativas de un buen cinéfilo acostumbrado a historias tragicómicas e inusuales pero con mensaje de calado. Otro nuevo peliculón de Paul Thomas Anderson