viernes, mayo 15, 2015

El Aparatito Lumiere VENGADORES: LA ERA DE ULTRON (AVENGERS: AGE OF ULTRON)



 
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A estas alturas esperar una sorpresa en una nueva adaptación cinematográfica de un personaje superheróico de Marvel Comics es una total quimera: prácticamente todas (las ya numerosas) películas coproducidas por Marvel Studios- salvo excepciones como parte de las sagas Iron Man, X Men y Spider-Man-  siguen el mismo esquema de acción aparatosa, efectos especiales visualmente salidos de madre y guiones predecibles. Esta segunda entrega sobre el grupo de primeros espadas supedotados de la casa cuyas viñetas crearon el guionista y editor Stan Lee (que como siempre realiza el cameo de rigor como el resto de filmes producidos por/adaptados de Marvel) y el dibujante Jack Kirby a principios de los 60 tal vez resulte mejor que la primera entrega estrenada en 2012 y también dirigida por Joss Whedon, pero al fin y al cabo poco o nada aporta.  Iron Man (Robert Downey Jr., quien encarna por quinta vez al héroe de la armadura voladora contando esta saga y la del propio personaje), Hulk (Mark Ruffallo alterado infográficamente cuando Bruce Banner se torna en la masa verde), Viuda Negra (Scarlett Johannson), Capitán América (Chris Evans), Ojo de Halcón (Jeremy Renner) y Thor (Chrish Hemsworth) vuelven a involucrarse en un aparatoso tinglado esta vez relacionado con la desaparición de una poderosa y destructiva fuente de energía robada al parecer por una inteligencia artificial llamada Ultron (con los movimientos y la voz en la versión original de James Spader) que termina utilizando un cuerpo robótico para llevar a cabo su propósito, que no es otro de hacer evolucionar a la humanidad de una manera tan peculiar como provocando su extinción.

A la plantilla de los Vengadores se unen esta vez los mellizos Bruja Escarlata  (Ellisabeth Olsen, hermana menor de las denterosas gemelas Olsen) y Quicksilver (Aaron Taylor-Johnson)  y todo un clásico del universo Marvel como es La Visión (Paul Bettany). El reparto de completa con viejos conocidos de las diferentes adaptaciones de los cómics de la mítica editorial norteamericana más nuevas incorporaciones: Stellan Skarsgard, Don Cheadle, Idris Elba, Anthonie Mackie o Andy Serkis. Destrucciones a tutiplén, catástrofes varias, golpes, rayos, vuelos y explosiones por un tubo en un conjunte que pese a tener cierto sentido épico y algún momento vibrante del que la anterior entrega carecía termina cayendo en lo obvio y vacuo. Cine fast food de escaso alcance.

lunes, mayo 11, 2015

El Aparatito Lumiere REGRESO A ÍTACA (RETHOUR Á ITHAQUE)




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Hubo un tiempo, allá por los 90, en los que el cine cubano se puso de moda en los países de habla hispana y en Europa…o más bien una película, Fresa y Chocolate (1993) del veterano Tomás Gutiérrez Alea junto con Rafael Tabío, excelente filme que parecía mostrar un engañoso aperturismo en la sociedad y la política cubana y que además coincidió con una especie de cubamanía que se vivió en España a mediados de los 90 y que iba entre la admiración estética de la cultura cubana a la simplista idealización de su situación sociopolítica (difícil eso sí por el injusto embargo de EEUU) y del régimen castrista, moda a la que se apuntaron hasta gente de derechas y algún oportunista que viajaba a Cuba con execrables intenciones. Pero desde el plano estrictamente cinematográfico, al final no hubo ningún resurgir del cine cubano (muy sujeto siempre a los condicionamientos del castrismo) y aquellos tabúes que parecía romper Fresa y Chocolate (relativa comprensión con quienes cuestionaban mínimamente los preceptos revolucionarios y deseaban salir de la isla) fueron un pequeño pufo. En más de 20 años las películas cubanas que han logrado alguna distribución internacional comercial o en festivales están contadas con el dedo de una mano mientras el país trata de evolucionar como puede con algunos pequeños avances y cambios. Y es que se echaba un falta desde hace años una película que reflejase la situación actual en el país caribeño y en ese sentido Regreso a Ítaca, una producción francesa rodada en la isla con reparto cubano, viene a cubrir muy, muy dignamente ese hueco gracias a un esforzado trabajo del cineasta francés Laurent Cantet (Recursos Humanos, La Clase, Foxfire) quien ha rodado en castellano en La Habana este pequeño gran filme a partir de una obra del escritor cubano Leonardo Padura (quien ah colaborado en la adaptación) con ciertas reminiscencias teatrales y en donde los diálogos y el discurso de los personajes son lo esencial en una película que carece de estructura planteamiento-nudo-desenlace. Rethour á Ithaque nunca podría haber sido una producción cubana incluso en al época actual si tenemos en cuenta que su propósito es el de realizar un retrato desencantado de una generación (los nacidos en los 50, la época de la Revolución) que ha visto como todo aquello en lo que había creído y que había sido parte de su vida, o mejor dicho, su vida misma y todo su ser, ha terminado por destruirles y hacer de ellos seres inseguros, temerosos y desdichados.     

Es esta en la realidad la segunda aproximación a Cuba de Cantet tras el filme colectivo 7 días en La Habana (2012) y en esta ocasión haciendo una magistral combinación entre la denuncia, el testimonio del fracaso y la disección de las relaciones personales y de la amistad establece un relato amargo y cruel pero veraz y honesto que llega a conmover en bastantes momentos. Cinco amigos entrañales cincuentones y pre-sesentones se reúnen en la azotea del domicilio habano de uno de ellos con motivo del regreso de Amadeo (Néstor Jiménez), un antiguo aspirante a escritor que emigró a España en los 90 y que regresa a su país. Una noche y una mañana en la azotea son testigos de las inesperadas reacciones personales que ha provocado el inesperado anuncio del amigo retornado: quiere quedarse en Cuba. A partir de allí todo un exorcismo de los demonios interiores (personales y políticosociales) de los cinco amigos, todos ellos afectados de uno u otro modo incluso en su vertiente más personal y humana por las contradicciones y las deficiencias del gobierno castrista: Gloria (Isabel Santos) una médico que fue gran amiga de Amadeo y su mujer fallecida, Rafa (Fernando Hechavarría), un frustrado pintor, Aldo (Pedro Julio Díaz Ferrán), un mecánico cuyo hijo veinteañero quiere irse de Cuba, y Eddy (Jorge Perugorría, el protagonista precisamente de Fresa y Chocolate y el más conocido por estos lares) un enriquecido pequeño empresario reflejo de la tímida nueva situación de la Cuba actual, son los otros cuatro personajes principales en un filme prácticamente circunscrito a los citados intérpretes, quienes están soberbios los cinco. Al final, cierto regusto amargo y descarnado para una película valiente y sincera que muestra como el ser humano es algo muy complejo y sus sueños a veces pueden convertirse en sus pesadillas.