martes, septiembre 01, 2015

El Aparatito Lumiere BERNIE/ MR. HOLMES



BERNIE

*** y 1/2


 
Se agradece mucho que se haya estrenado por fin en estos lares esta curiosa comedia negra rodada hace cuatro años obra del prolífico Richard Linklater cuyo Boyhood resultó para muchos la mejor película de 2014 y cuya filmografía solo ha sido estrenada en España de modo parcial. Una nueva muestra de la nada desdeñable faceta comediática del realizador y guionista, Bernie se basa en una rocambolesca y truculenta historia real que Linklater ha tomado con un curioso estudio de los engranajes sociales y comportamentales de la América profunda y en concreto del Oeste USA y sus habitantes, todo ello con cierto atisbo de crítica y con mucho cinismo y risotada gamberra aunque el mensaje humano que deja es claramente desolador. El caso de Berni Tiede, un peculiar, polifacético y supuestamente carismático enterrador y predicador vocacional que en 1996 asesinó a su “prometida” la anciana viuda Marjorie Nugent en un pueblecito de Texas llamado Carthage, tenía elementos esperpénticos y tragicómicos por un tubo y así lo entendió el director, que ha hecho de este oscuro pero estrafalario relato una comedia original y muy degustable que fluctúa  magistralmente entre la ficción y el documental vez para mostrar como la realidad resulta a veces devastadoramente ridícula y más propia de la fabulación.

El otras veces excesivo Jack Black en su papel de Bernie se muestra muy convincente en su papel de un hipócrita caradura convertido en una especie de ídolo de provincias en un pueblo de rednecks tejanos poco proclives al escándalo y al alboroto que al final terminaron rendidos ante el encanto de un hombre con demasiados secretos en sus intenciones y acostumbrado a aparentar lo que no es: se nota que Black preparó el personaje con el verdadero Tiede, en la actualidad en prisión, ya que se nota enormemente el mimetismo con el personaje. Por su parte, un mito viviente como Shirley McLaine encarna a las mil maravillas a la vieja gruñona Marjorie, una mujer entregada pese a todo a los beneficios de una relación con un hombre más de 40 años mas joven que ella. Aunque la película pierde fuelle en los últimos 20 minutos hasta entonces se disfruta  con un curioso formato cinematográfico en el que con muy pocos actores profesionales la historia dramatizada transcurre hilarante y muy bien narrada alternándose con testimonios reales de habitantes de Carthage que conocieron a Bernie y a Marge y que nos dan su punto de vista sobre todos los aspectos del caso, además de las intervenciones (en falsa entrevista esta vez) de algunos actores y actrices interpretando a otros lugareños que cumplieron un papel relevante en la historia y que aparecen ligeramente caricaturizados: aquí nos encontramos con Matthew McConaughey en el papel del fiscal el distrito, interpretado demasiado a la manera de otros personajes suyos en otros filmes. Entre el rigor del documental y la caricatura esperpéntica y con influencias estéticas que van desde los hermanos Coen a los comics de Robert Crumb, Bernie es una película inusual y deliciosa que una vez más muestra la enorme versatilidad de Richard Linklater.

 
MR. HOLMES




 ***

Han pasado 138 años desde su creación por parte de Arthur Conan Doyle pero aún sigue inspirando la imaginación popular y dando origen a nuevas obras de ficción como es el caso de este filme, enésima aproximación cinematográfica a la figura de Sherlock Holmes, uno de los personajes de ficción más conocidos de la historia. En esta ocasión nos encontramos ante un filme que como otros muchos sobre el personaje no toma como punto de partida ningún relato o novela de Doyle sino una historia apócrifa: en este caso la novela de Mitch Cullin en donde se fantasea con la vejez del detective de ficción más famoso de todos los tiempos. No es frecuente- al menos en el cine- la caracterización de un Sherlock Holmes anciano y retirado y por ello este filme parte con un plus de innegable atractivo sobre todo para los seguidores de Holmes. Bill Condon, un director de carrera intermitente con algún título reseñable (Dioses y Monstruos, 1998) y otros eminentemente comerciales (los primeros filmes de la saga Crepúsculo) dirige con tino un filme más que interesante y con varios niveles de lectura que logra humanizar al inmortal detective sin llegar a la desmitificación en un curioso y logrado pastiche what if del universo holmesiano tan sugerente y seguro  a veces como falto de gancho en otras. Ian McKellen, que ya trabajó con Condon en Dioses y Monstruos  da vida a un Holmes de 93 años (McKellen tiene 76) que en 1947 ya jubilado de sus quehaceres detectivescos vive en una granja de sussex al cuidado de su ama de llaves la Señora Munro (Laura Linney) y del hijo de esta, el preadolescente Roger (Milo Parker). Una muy buena interpretación la de McKellen que logra transmitir ternura y respeto por este nonagenario Sherlock que lucha contra la perdida de facultades físicas y mentales (pérdida de memoria, principalmente) y que se esfuerza en todo momento por recuperar las habilidades y la grandeza que una vez tuvo en un entorno para él cada vez más limitado por su decrepitud. Una inesperada situación le hará de nuevo reencontrarse con un antiguo caso que marcó el devenir de sus últimos años.

Sherlock Holmes se nos presenta aquí como un personaje real que inspiró todas las obras que conocemos sobre el investigador – y sus adaptaciones a diferentes medios- aunque escritas en esta adaptación no por Conan Doyle sino por su fiel ayudante y narrador de la mayor parte de sus aventuras el Doctor John H. Watson. El retiro de Holmes y la estrecha relación con el joven Roger con quien establece una vinculación de maestro-discípulo con rasgos también paternofiliales, le llevarán a  recordar un caso también novelado por Watson (inventado en esta historia) cuya feliz resolución literaria no se correspondía con su desgraciado final real. Atormentado por un inmenso sentimiento de culpa y una sensación de fracaso, Holmes tiene una oportunidad de descubrir la verdad sobre dicho caso mientras convive con sus recuerdos y sus miedos de vejez. Una curiosa parábola sobre el paso del tiempo y la redención que trata con suma delicadeza y merecido tributo a su protagonista y su universo y que deja el siempre necesario mensaje de la validez de la experiencia y del triunfo de la razón y el amor sobre cualquier mal. Buena ambientación situada en dos épocas de postguerra (1919 y 1947) y una historia dinámica que combina sabiamente ficción detectivesca y melodrama que sin embargo puede resultar irregular y fallida en algunas ocasiones. Algún curioso guiño (El protagonista visiona una película con un Sherlock Holmes cinematográfico interpretado por Nicholas Rowe, el joven Sherlock de El Secreto de la Pirámide (1986)) y bastantes referencias a los personajes creados por Arthur Conan Doyle refuerzan el carácter de homenaje de este filme, que pese a no ser nada del otro jueves sabe como ganarse al espectador.