viernes, diciembre 11, 2015

EL PUENTE DE LOS ESPIAS (BRIDGE OF SPIES)



 
****  y1/2

La larga y prolífica carrera de Steven Spielberg como director ha presentado varios picos de obras maestras en determinados momentos (Tiburón, E,T, La Lista de Schindler, A.I, Munich), tal vez menos de los que podía esperarse de un director de su valía y demasiado espaciados en el tiempo, pero sin duda muestra       de su profesionalidad, oficio y maestría a la hora de contar historias. Este es el caso de Bridge of Spies, que pese a que no llega a obra maestra por un pelín es un filme más que sólido que triunfa en su propósito de humanizar el relato de espionaje político en la época de la Guerra Fría reduciendo al máximo el componente de intriga internacional- que sin embargo y como es lógico ocupa el lugar central de la historia- y focalizando el devenir de la trama en las relaciones personales, el elemento psicológico y humanista y el drama de personajes. Inspirada en un hecho real y perfectamente ambientada en los EEUU y la RDA de finales de los 50 y principios de los 60, la película es un más que interesante y emotivo documento de una época en la que el enfrentamiento entre dos grandes superpotencias con el terrible trasfondo de la amenaza nuclear amenazaba no solo la estabilidad mundial sino que influyó poderosamente en el comportamiento y valores tanto de la población norteamericana como de la de la URSS y el esto de países del este adscritos al bloque comunista. Lo que se nos cuenta precisamente es la historia de cómo un hombre normal y sin cargo político ni diplomático alguno se vio inmerso en 1960 en unas negociaciones al más alto nivel en un capítulo más del enfrentamiento del bloque capitalista con el comunista. Tom Hanks, en su cuarta colaboración con Spielberg, da vida al abogado James Donovan, un prestigioso letrado especialista en seguros que en un primer momento ha de defender a un espía soviético-británico en suelo norteamericano con lo que se gana una enorme impopularidad y más tarde tendrá que intervenir a instancias del gobierno USA en un canje de prisioneros con la URSS (y con la RDA) en suelo de la antigua República Democrática Alemana en pleno levantamiento del muro de Berlín. Tal vez lo acomodadamente idealizado con que lo que se presenta a este personaje resta credibilidad a la historia en algunos aspectos, pero Hanks como de costumbre sabe otorgar al personaje de una enorme capacidad de empalizar con el espectador.

Un generoso presupuesto permite reproducir magistralmente vestuario, escenarios y atrezzo de la época en localizaciones muy variadas y que llega a su cenit en el Berlín dividido de la Guerra Fría con los primeros intentos de huída del muro -aún en construcción- por parte de los ciudadanos de Alemania Oriental con unas escenas magistralmente rodadas que cumplen excelentemente su función contextualizadota de la historia, aunque tampoco se puede obviar las escenas de los interrogatorios tanto norteamericanos como soviéticos, el trepidante vuelo y derribo de aviones americanos sobre la URSS o los tensos encuentros de Donovan con las autoridades de la RDA y soviéticas en medio de unas rocambolescas negociaciones. Todo ello además muy bien captado por la fotografía del gran Janusz Kaminski, que ya puso su cámara al servicio de Spielberg en la lista de Schindler y que se postula como un gran plasmador de imágenes de épocas pretéritas. Esta historia, hay que tenerlo claro, no es un relato tradicional de espionaje, un filme político y ni mucho menos un filme de acción, es un drama histórico que trata de contar los increíbles avatares de un momento clave en la historia como fue la política de bloques del siglo XX y sobre todo es un canto al triunfo del tesón humano frente a cualquier adversidad y frente a cualquier barrera. Personaje clave es el espía ruso Rudolf Abel (Mark Ryalance, un actor teatral británico que resulta todo un descubrimiento), un hombre también sencillo que en un momento dado hizo algo que él creía que era correcto y que poco a poco se convertirá en el alter ego de Donovan. Un nuevo acierto de Steven Spielberg que en esta ocasión ha dejado el guión en manos de Matt Charman y de los mismísimos hermanos Coen, quienes han dado su impronta en su vertiente más dramática y menos habitual pero también efectiva (Muerte entre las Flores). Un buena opción para ir al cine estos días