domingo, enero 03, 2016

EL VIAJE DE ARLO (THE GOOD DINOSAUR)




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Un nuevo producto menor de Pixar mientras se espera al blockbuster de turno limitándose a cumplir el expediente. Pese a se trata de un filme de animación con un adecuado y estimulante mensaje (el valor del esfuerzo y de la ayuda a los demás así como la importancia de las amistad en el proceso de autorrealización) y algún momento inspirado, The Good Dinosaur no consigue ser en ningún momento un buen filme y se sitúa bastante pro debajo de las mejores obras de la compañía de John Lasseter. Esta claro que el concepto de partida del filme era el de ser un filme modesto  y por lo tanto tampoco se le puede exigir mucho a una película que sin embargo gustará a los más pequeños con su mezcla de aventura, humor y melodrama familiar todo ello enmarcado en una prehistoria imposible en donde - como se ha hecho muchas otras veces en diferentes obras de ficción- dinosaurios y humanos conviven, siendo los dinos unos seres racionales y parlantes que hasta construyen casas y se dedican a la agricultura y ganadería mientras que los humanos son primitivos viviendo en estado casi animal.  Hay una explicación para esa prehistoria alternativa: el meteorito que supuestamente alcanzó la tierra en la era de los dinosaurios pasó de largo.

Arlo, el personaje central del filme, es un joven brontosauro, torpe y miedoso, traumatizado por no llegar a la altura de los logros de sus padres y de sus dos hermanos en los muchas veces titánicos quehaceres de la granja. Tras perder a su padre – su principal referencia-en una inundación, Arlo deberá abandonar momentáneamente a su familia en busca de la realización de alguna hazaña a lo largo del valle, viaje en el que le acompañará inesperadamente un niño humano al que llama Spot y que se convertirá en poco menos que su mascota. La pareja se encontrará con diferentes personajes y vivirá curiosas situaciones que harán madurar a Arlo y su percepción del mundo y de si mismo, todas ellas descritas en el filme muy caótica y esquemáticamente en una unidad narrativa poco consistente. El humor tampoco está muy conseguido en un filme donde eso sí los sentimientos están muy bien descritos y perfectamente adaptados a la mentalidad infantil con algún instante emotivo interesante. Y desde el punto de vista técnico, la película aunque atesora imágenes vistosas de paisajes (la mayor parte de imagen real, no infográficos) y tiene secuencias impresionantes como las de las riadas, no se sale de lo previsible y en algunos momentos esa combinación de fondos y elementos reales y realizados por ordenador recuerda inapropiadamente a las películas de Francisco Macián y Ralph Bakshi de los 60 y 70 con aquellos efectos que en esas época podían resultar impactantes pero ahora quedan un poco estrambóticos. Pero pese a todo, este filme puede resultar un acierto a al hora de llevar a los enanos al cine.