miércoles, marzo 01, 2017

JACKIE (JACKIE)




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Con un no excesivo presupuesto y si mucha honestidad, oficio y ganas de mostrar buen cine en su vertiente de retrato histórico que además trata de incluir pinceladas de los avatares y circunstancias de una época significativa (la década de 1960), se presenta este logrado film que se focaliza en una figura que ha levantado amplio interés y pasiones entre periodistas, historiadores, cronistas de lo rosa y público en general: Jacqueline Bouvier, conocida posteriormente como Jacqueline “Jackie” Kennedy, tal vez la primera dama de EEUU más célebre de cuantas ha habido y todo un icono de la segunda mitad del siglo XX (posteriormente se casó con Aristóteles Onassis) , cuya viudedad del asesinado presidente John F. Kennedy aumentó aún más su aureola mítica. La película, que sigue una estructura narrativa de flashbacks con una Jackie Kennedy (Natalie Portman) que va desgranando sus recuerdos ante un escéptico manipulador periodista (Billy Cudrup) algunos meses después de la muerte de su marido, se centra en la semana inmediatamente posterior al crimen y como lo vivió- o se supone que lo vivió- la joven y bella primera dama. Es precisamente la disección de el estado de shock y las primeras reacciones en el duelo tras la muerte de alguien querido lo que trata de mostrar este filme presentando a una Jacqueline que de ser una primera dama no muy convencida de su papel y que no acababa de estar cómoda en su rol público pese a sus esfuerzos y el amor y la lealtad a su marido pasa a ser una mujer desencantada y confusa que siente como todo su tesón no ha servido de nada lo mismo que los ideales de su marido se han desvanecido con su muerte. Momentos de contradicción, nerviosismo y  ansiedad propios de una situación de este calibre son representados por Natalie Portman con una absoluta credibilidad y naturalidad consiguiendo una de sus mejores interpretaciones hasta la fecha.


Sin seguir ningún pedante estilo documental y sin tampoco tratar de hacer ningún intrincado ejercicio de estilo el realizador chileno Pablo Larraín (El Club, Neruda) en su debut en EEUU consigue una película que si bien irregular resulta fascinante y en  cierto modo diferente gracias a que la interpretación de Portman tiene tantas aristas que parece que estamos ante un monólogo tipo Cinco horas con Mario en donde una viuda  desgrana toda su vida y las circunstancias que hicieron todo lo que es a partir del recuerdo de su marido, cuando en realidad el filme es casi coral con una puesta en escena austera pero totalmente verista con su época y además con momentos recreacionistas de alto nivel (el momento del atentado de Dallas, los duelos en la Casa Blanca y sobre todo la recreación del especial televisivo en donde Jackie mostró la White House a todos los norteamericanos, en un soberbio montaje con blanco y negro). Temas tangenciales como la bipolar relación de la ex primera dama con su cuñado Robert Kennedy (Peter Sarsgaard) que se antoja como una clave oculta en el personaje de Jackie, la manera en la que trató de comunicar a sus hijos la ausencia de su padre o los un tanto tumultuosos preparativos del funeral de su esposo son momentos que tiene en realidad mayor importancia de la que aparentan. Es un pena no obstante no poder haber visto esta película en VO ya que el trabajo de Portman imitando a la Bouvier se antoja fascinante y por mucho que el excelente doblaje se esmere en captar el esfuerzo interpretativo de la actriz. Por cierto, también interviene el fallecido no hace mucho John Hurt en uno de sus últimas actuaciones en el papel de un sacerdote, una presencia como siempre cautivadora

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