martes, junio 06, 2017

DÉJAME SALIR (GET OUT)




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Ha sido un taquillazo en EEUU el debut como director del cómico afroamericano Jordan Peele- bastante célebre en su país- que en lugar de hacer una comedia como todo el mundo esperaba ha escrito y dirigido (y no aparece como actor) una curiosa cinta de terror psicológico con un punto de crítica histórico-social bastante irónico que de alguna manera supone un tirón de orejas a ciertos tópicos sobre la población afroamericana que aunque parezca mentira aún existen entre la sociedad estadounidense. El problema es que el público lamentablemente se quedará con el elemento terrorífico y de suspense- excelentemente trazado, dicho sea de paso- y a penas dará la importancia merecida a un retorcido y simbólico análisis de las relaciones  a lo largo de la historia (o en el momento actual, que prácticamente viene a ser lo mismo) entre los blancos y los negros norteamericanos y todo ese elemento de amor-odio que siempre ha subyacido. Una historia tan mordaz y crítica como turbadora y asombrosa que el director, un valor a tener en cuenta, sabe presentar como una autentica pesadilla siempre focalizándose en el personaje del protagonista, encarnado por Daniel Kaluuya, y dejando que el espectador se  meta en los zapatos del personaje viviendo su angustia, su incertidumbre  y finalmente su sentimiento cercano a la locura ante una situación verdaderamente inesperada y alucinante. Hitchcock, David Lynch o el Roman Polanski de La Semilla del Diablo son las referencias en las que se mueve esta película que pese a querer ser un filme de terror psicológico más autoral que comercial en no pocas ocasiones cae en tópicos del género de los últimos años -como los sustos fáciles- lo que de alguna manera termina lastrando las pretensiones de una película que podía llegar a ser una obra maestra del género si no fuese por esos innecesarios insertos palomiteros.

Chris (Daniel Kaluuya), fotógrafo de profesión y en alza, se dispone a pasar unos días en la mansión de la rica familia de su novia blanca, Rose (Allison Williams). Sus futuros suegros no parecen tener prejuicios raciales y parecen un matrimonio encantador, pero haya algunos detalles que a Chris le parecen inquietantes, como el hecho de que el servicio doméstico de su familia política esté formado por un hombre y una mujer negros con un comportamiento desconcertante y unos modales y aspecto  bastante anticuados y que casi todos los vecinos de la rica urbanización sean Wasps demasiado atentos con él. La hipnosis a la que le somete su futura suegra para aparentemente dejar de fumar parece tener otro propósito y pronto el joven se dará cuenta del extraño mundo en el que se ha metido. Con algunas secuencias sobrecogedoras y momentos de verdadera tensión la película cumple con creces su propósito de ofrecer terror psicológico trabajado e inteligente, más echando mano de algunas creencias del inconsciente popular (americano) que del psicoanálisis de su protagonista pero al fin y al cabo con un resultado convincente. Aunque lo mejor es que  más que ser una película para “pasar miedo” es una película para reflexionar sobre algunos aspectos de la realidad de un país.    

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