martes, febrero 20, 2018

LA FORMA DEL AGUA (THE SHAPE OF WATER)




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Benicio del Toro ha demostrado lo que muchos negaban: que se puede hacer una obra maestra adscrita al género fantástico y siendo susceptible además de gustar y fascinar a un público no seguidor del estilo y todo combinando un componente autoral con elementos mainstream consiguiendo en definitiva un filme más que delicioso. Un emotivo y extraño cuento de hadas que bebe de diversas fuentes e influencias para ofrecer un mensaje de reivindicación de lo raro y lo diferente repleto de poesía y con un meticuloso y bien aprovechado uso de las imágenes consiguiendo un acabado plástico de curiosa belleza. Y es que Benicio del Toro no solo ha hecho su mejor película sino que ha conseguido un filme que está destinado a ser un clásico dentro del género fantástico que aunque es cierto que no se sustenta en una premisa original y que es más bien un inteligente pastiche-homenaje a diversos filmes y relatos de fantasía no es menos cierto que precisamente por su habilísima y trabajada hilbanación de referentes consigue ser un suntuoso homenaje a la imaginación. Con ropas de melodrama y de historia de amor casi imposible y ciertos elementos de thriller, resulta muy difícil no caerse rendido ante una película que sabe jugar con la sugestión y las reglas tradicionales de los cuentos para conseguir una historia con varios niveles de lectura capaz de convencer a públicos bien diferentes.     

Ambientada a principios de los años 50 en unos EEUU idílicos en apariencia pero con el (absurdamente) inquietante fantasma de la guerra fría de fondo, asistimos a la historia de amistad y amor entre Elisa (Sally Hawkins) una joven muda por extrañas circunstancias que se ha criado como huérfana y que trabaja como limpiadora en unos laboratorios del gobierno americano en Baltimore y una criatura marina capturada por el gobierno (Doug Jones, actor fetiche de del Toro abonado casi exclusivamente a las caracterizaciones monstruosas), que las instituciones mantienen en secreto sin saber que Elisa conoce su existencia. La mujer, una criatura inusual y peculiar a causa de su defecto pero sensible al mismo tiempo que decidida, parece no encajar en el mundo ni con la mayor parte de la gente, pero su amistad con el ser, que desembocará en otra cosa, la llevará a un cambio en la percepción de ella misma y de su capacidad de relación que llevará a alucinantes acontecimientos al mismo tiempo que la monstruosa criatura no tardará en mostrar una humanidad que sin llegar a ser completa (es incapaz de contener ciertos instintos) será la suficiente para conseguir lo que Elisa no había experimentado nunca: la felicidad. Giles (Richard Jenkis) un maduro vecino gay  que trabaja como ilustrador publicitario y Zelda (Octavia Spencer) compañera de trabajo afroamericana de Elisa sin pelos en la lengua serán los aliados de la joven en su protección de la criatura de las maquinaciones de Strickland (Richard Jenkis) un militar amoral pese a parecer un perfecto padre y esposo, al tiempo que el científico coordinador del proyecto de la criatura, el  Dr. Hosstletter (Michael Stuhlbarg) parece tener un secreto que terminará afectando al devenir de la historia.

El formalismo manierista, irreal e idealizado, propio de un cuento fantasioso, está conseguido con elementos temáticos y estéticos de los clásicos fantásticos de serie b de los 50, el Spielberg de E.T, el refinamiento conceptual europeo caricaturesco de Jeunet y Caro, el frikismo chic de Terry Gillian, la extravagancia romántica-fantástica de Tim Burton y un claro homenaje al espíritu idealizado del sueño americano buscado en el melodrama de Frank Capra y las ilustraciones de Norman Rockwell, aspectos estos últimos que sirven para hacer una sátira-denuncia a la hipocresía de los EEUU en los 60 presentando una imaginería americana superficial y de pega y en donde la intolerancia y los prejuicios (sociales, raciales, sexuales) eran pan de cada día en un país en realidad multicultural y multisocial. Emotividad y poesía (bello final) para rematarlo todo en una experiencia narrativa y cinematográfica de muchos kilates.